jueves, 20 de agosto de 2015

El fenómeno de los “surcos de carro”


Los llamados “surcos de carro” constituyen una de esas rarezas del ámbito arqueológico que apenas es conocida por el gran público, tal vez porque no es espectacular ni especialmente misteriosa y porque se ha mantenido relativamente alejada de las muy populares teorías sobre la presencia de seres extraterrestres en nuestro planeta. Con todo, es un fenómeno que –pese a estar bien descrito y estudiado a lo largo de muchos años de investigación– sigue desafiando tanto a los académicos como a los investigadores independientes, puesto que nadie ha sido capaz de dar una explicación sólida y coherente sobre su origen y función.

Antes que nada, es preciso realizar una breve introducción o definición de estos “surcos de carro” (internacionalmente más conocidos por su denominación en inglés: cart ruts o cart tracks). Básicamente, se trata de unas pequeñas zanjas, canales o hendiduras excavadas sobre el terreno, que forman líneas rectas o curvas de diversa longitud y que aparecen por pares, lo que les da un aspecto de camino. Presentan una sección en “V” o “U”, con una profundidad que oscila entre unos 10-15 centímetros hasta 50-60 centímetros. No obstante, en algunos casos, los surcos apenas destacan sobre la superficie o bien son muy profundos, alcanzando incluso hasta un metro. Dada su trayectoria paralela y su separación media regular, alrededor de 1,40 metros, se empleó la expresión “surcos de carro” para definirlos, a falta de mejores explicaciones.

Surcos de Clapham Junction (Malta)
Estos surcos han sido localizados en diversos lugares del planeta, desde México a Azerbaiyán, pero sobre todo están muy presentes en el área mediterránea (Sicilia, Cerdeña, Italia, sur de Francia, España[1], Grecia, Turquía...). Pero de entre toda la casuística, destacan con mucho los 150 yacimientos de surcos hallados en las islas de Malta y Gozo, excavados sobre una dura superficie de piedra caliza coralina. Es de reseñar cierta zona del sudoeste de Malta llamada Misrah Ghar il-Kbir o Clapham Junction[2], que concentra una amplia red de surcos, que toman diversas direcciones y que a veces convergen o se entrecruzan. Asimismo, se han identificado allí unas extrañas crestas esculpidas en el mismo terreno rocoso, con la apariencia de cajas o cuadrados y de triángulos isósceles y equiláteros, sin que nadie sepa qué son y cómo se relacionan con los surcos.

También se ha podido apreciar que varios de los surcos acaban en los acantilados y parecen tener continuación más allá de la línea de la costa; de hecho, algunas prospecciones submarinas han permitido identificar restos de estos surcos en las aguas circundantes. En este sentido, varios investigadores apuntan al hecho de que la continuidad de surcos entre Malta y la adyacente isla de Filfla[3] demostraría que toda la zona estaba por encima de las aguas en tiempos muy remotos y que luego el nivel del mar subió en gran medida –quizá por efecto de una gran catástrofe natural– hasta separar las dos porciones de tierra.

Sobre su datación, no hay manera de obtener fechas absolutas, pero se aprecia que las tumbas púnicas se construyeron por encima de estos surcos, lo cual los remontaría a una antigüedad mínima del siglo VII a. C., con un horizonte aproximado entre la Edad del Hierro y la Edad del Bronce. Sin embargo, algunos investigadores creen que son bastante más antiguos y de hecho se ha formulado la hipótesis de que podrían coincidir con la época de construcción de los grandes templos del Neolítico (entre el 4000 y el 2500 a. C.) y que podrían estar relacionados con la extracción y traslado de piedra de las canteras a los enclaves megalíticos. De todas formas, si damos por buenos los surcos subacuáticos, la fecha podría retrasarse varios miles de años más, hasta el final de la última Edad de Hielo, cuando se produjo un gran deshielo global que hizo subir considerablemente el nivel de las aguas.

Lo cierto es que, a pesar de muchas décadas de estudios in situ, nadie sabe exactamente qué son los surcos, ni quién los hizo, ni cuándo ni con qué fin. De hecho, no existen referencias escritas, ni mitos ni tradiciones orales, ni imágenes de ningún tipo sobre los surcos. Por sus características se puede descartar que tales marcas sean fruto de procesos geológicos, pero tampoco parece que sean huellas de antiguos carros, dado que no tenemos una tercera marca central, la que habría hecho el animal o animales de tiro. Se ha especulado sobre otras opciones, como –por ejemplo– raíles sobre los que desplazar un trineo u objeto semejante, huellas de algún vehículo no identificado, canales de irrigación o incluso alineaciones con finalidades rituales o astronómicas (al “estilo Nazca”)  pero no hay pruebas mínimamente sólidas al respecto. En el caso de Malta, empero, la opinión mayoritaria de los arqueólogos es la mencionada teoría del transporte de piedra para los templos megalíticos.

Lo que es muy destacable es que este mismo año ha salido a la luz una noticia relacionada con este fenómeno con cierto toque sensacionalista, pero que merece ser tenida en cuenta a la espera de investigaciones posteriores. Así, el geólogo ruso Alexander Koltypin, de la Universidad Internacional Independiente de Ecología y Politología de Moscú, ha vertido afirmaciones muy llamativas sobre unos surcos paralelos ubicados un terreno petrificado del Valle Frigio[4], en la Anatolia Central (Turquía).

Surcos con estrías laterales sobre la roca (Turquía)
Según Koltypin, la formación rocosa en que se hallan estas marcas es particularmente antigua: se trata de una deposición solidificada de ceniza volcánica que se ha datado entre 12 y 14 millones de años, lo que descarta obviamente que hubiesen sido hechas por carros del Mundo Antiguo; además, algunos surcos son excepcionalmente profundos, hasta un metro en algunos puntos. Al parecer, las huellas se habrían originado sobre terreno blando y su notable profundidad es síntoma del peso del vehículo. En su opinión, más bien tienen el aspecto de huellas de vehículos modernos todo-terreno dado el ancho entre de los surcos, parecido al de los coches o camiones. Y por si fuera poco, por encima de los surcos se observan unas estrías laterales en la roca que  podrían haber sido hechas por los ejes de los supuestos vehículos.

El geólogo ruso no duda en aseverar que “estamos viendo los signos de una civilización que existió antes de la clásica creación de este mundo. Puede que las criaturas de esta pre-civilización no fueran como los humanos modernos.” Por otro lado, la perfección de los trazos le impulsa a rechazar la hipótesis de que sean productos de procesos naturales sin ninguna intervención humana. Así pues, Koltypin propone que hace unos 12-14 millones de años debió existir una antiquísima civilización pre-humana que manejaba enormes vehículos en lo que hoy es la actual Turquía[5].

En definitiva, más allá de mencionar gratuitamente la existencia de esos vehículos en una era muy remota, este hallazgo podría suponer un salto cualitativo en el estudio de los cart ruts, por la longitud y profundidad de las marcas, por la presencia de hendiduras laterales sobre la roca y por la datación geológica, que parece ser de bastante fiabilidad. No obstante, como es obvio, antes de lanzar las campanas al vuelo, se deberá comprobar con seguridad que tales trazos sobre el terreno no pudieron ser el resultado de algún proceso natural (¿glaciares?) o de alguna intervención humana relativamente reciente. Pero si se confirma la antigüedad y artificialidad de estos surcos, habrá que volver a plantear más de una hipótesis sobre su significado.

© Xavier Bartlett 2015


[1] En la localidad de Solana de la Pedrera (Murcia).
[2] Nombre dado por el arqueólogo David Trump, a partir de la semejanza de este lugar con un complejo nudo de vías ferroviarias en Gran Bretaña.
[3] También allí se ha reconocido el mismo tipo de surcos.
[4] Frigia es una región de Turquía con una rica historia antigua, así como una notable mitología que incluye al rey Gordias o al rey Midas.
[5] Hay que incidir en el hecho que este geólogo es más bien un científico heterodoxo que ha abrazado muchas herejías y teorías alternativas relativamente radicales y que por ello sus afirmaciones deben tomarse como mínimo con una moderada prudencia.

2 comentarios:

Piedra dijo...

Muy interesante, creo que nunca había oído hablar de esto. Me resulta especialmente curioso que haya muchos en Malta, que últimamente despierta gran interés en mi.
No es (en apariencia) muy espectacular como para que el gran público se interese por esto, pero como dices, si alguna vez se llegase a tener una explicación demostrada que implique a existencia de una civilización avanzada anterior a la nuestra, tendríamos que reescribir la historia del planeta (que ya va siendo hora).

Saludos.

PD: Hace tiempo leí lo poco que pude encontrar sobre algo también muy curioso que no se si conoces, los fuertes vitrificados (de Escocia), ¿tienes algo publicado sobre esto o sabes si lo hay?
Gracias de antemano.

Xavier Bartlett dijo...

Hola Piedra,

En efecto, Malta concentra casi todo el fenómeno de estos surcos, pero es una isla que de por sí encierra grandes enigmas arqueológicos y que ha sido bastante estudiada por varios autores alternativos, muy especialmente por Graham Hancock (en su libro "Underworld" dedica muchas páginas a sus pesquisas en Malta).

Sobre la datación, yo creo que los surcos son muy antiguos, pero no sabría ponerles fecha ni relacionarlos con una civilización desaparecida, aunque es posible. Lo de Turquía deberá confirmarse con el tiempo, pero hay que ser prudentes con ciertas declaraciones altisonantes (aunque desde luego este tipo de marcas me parecen bastante extrañas de explicar en términos naturales o arqueológicos).

Sobre los fuertes vitrificados, en mi libro comento brevemente este asunto, así como en el reciente artículo sobre los Gamarra. No sólo vemos vitrificación en Escocia sino en otras partes del mundo Irlanda, Inglaterra, Noruega, Mesopotamia, Brasil, India...). Parece que era una forma habitual de tratar la piedra en una era muy remota, anterior a las técnicas constructivas de las "primeras civilizaciones". De Jong ha estudiado bastante este tema y tiene materiales en español, por si te interesa; también creo que hay cosas de David H. Childress y de Brad Steiger, pero me parece que están en inglés.

Saludos,
X.