jueves, 24 de diciembre de 2015

Virginia Steen-McIntyre: la lucha de una científica disidente



Cuando tuve conocimiento del triste episodio de Hueyatlaco (Valsequillo, México), en el cual los prejuicios y el dogma pasaron por encima de las pruebas científicas, me propuse estudiarlo más a fondo y escribir un extenso artículo que expusiera todos los pormenores de este caso, aunque de hecho ya lo había mencionado en mi libro La historia imperfecta. De este modo, en 2014 recopilé diversa información y mantuve correspondencia electrónica con la veterana geóloga Virginia Steen-McIntyre, una científica que vivió (y padeció) las consecuencias de lo ocurrido en el yacimiento mexicano de forma muy personal, por querer mantener sus principios y ética profesional antes que mirar para otra parte.

Lo cierto es que esta mujer me causó una gran impresión por su serenidad, entereza y afán, pese a haber atravesado muchos años de desgracia y ostracismo a causa de su posición. Con todo, y pese a su edad avanzada, pudo retomar sus investigaciones en Hueyatlaco a principios de la década de 2000, y ha seguido al pie del cañón en la investigación, defensa y difusión de las posturas heterodoxas en prehistoria a través de la Pleistocene Coalition, un grupo de profesionales de diversas disciplinas que no comulgan con los dogmas del paradigma imperante.  

En su día hallé una entrevista en Internet a VSM (en inglés) y decidí traducirla y difundirla en este blog para que los lectores pudieran hacerse una idea más clara de su recorrido profesional y su pensamiento científico. Ahora me es grato presentar una entrevista totalmente inédita que le hice a distancia el pasado año 2014 y que no había publicado hasta la fecha. En esta entrevista, planteada a modo de homenaje, me centré bastante en desvelar todo el asunto de Hueyatlaco y sus implicaciones, así como otros temas relacionados con el dogmatismo y la intolerancia en la ciencia. Ojalá algún día el nombre de Virginia Steen-McIntyre sea justamente reconocido y reivindicado como el de otros tantos científicos disidentes que pagaron un alto precio por defender sus postulados contra viento y marea.


Entrevista a Virginia Steen-McIntyre



Xavier Bartlett: En primer lugar, muchas gracias por su amable atención. En esta primera parte de la entrevista vamos a hablar de la llamada Saga de Valsequillo(en sus propias palabras), un episodio que tuvo un impacto muy negativo en su carrera. A modo de introducción, ¿puede explicarnos brevemente cuál fue su formación académica y cómo se involucró en las excavaciones de Valsequillo? ¿Cuál fue su papel principal allí?

Virginia Steen-McIntyre: Soy geóloga de profesión, concretamente tefrocronóloga (el especialista que estudia las capas de ceniza y piedra pómez volcánica). Obtuve mi licenciatura en el Augustana College en Rock Island, Illinois (1959). Después de unos años de trabajo en la industria del petróleo y el gas, me inscribí en la escuela de posgrado en la Universidad Estatal de Washington, Pullman. Fue allí donde me introduje en la arqueología, los volcanes, y las capas de ceniza volcánica, ¡una combinación fascinante!
 

En una excavación a la que asistí se identificaban frecuentemente dos amplias capas de cenizas volcánicas en los estratos visibles en las paredes de las catas de los arqueólogos, una de unos 7.000 años y la otra alrededor de 12.000 años. Cualquier artefacto hallado en los estratos intercalados entre estas dos capas tenía que ser más antiguo de 7.000 años y más reciente de 12.000 años. Esta era pues una manera práctica y económica de fechar aproximadamente los artefactos, siempre y cuando se conociera la antigüedad de las capas de tefras (cenizas volcánicas) con las que se estaba tratando. Empecé a estudiar estas dos capas de cenizas con el microscopio, y aproveché los resultados para obtener mi grado en geología, en la especialización de pedología[1] (1965).

Embalse de Valsequillo, al sur de Puebla (México) en 1962
En 1966, mi mentor, Roald Fryxell, me habló de un apasionante proyecto de arqueología en México, en la zona de Valsequillo, al sur de la Ciudad de Puebla, a unos 100 kilómetros al sureste de la Ciudad de México. Las pruebas indirectas indicaban que los cuatro yacimientos de Valsequillo se situaban en unos 22.000 años de antigüedad, más del doble de antiguo que el “yacimiento más antiguoaceptable en las Américas en aquel momento[2]. Sin embargo los arqueólogos estaban teniendo problemas para datar los restos: prácticamente no había carbono en los huesos que hallaban, que estaban mineralizados (parcialmente convertidos en piedra), lo cual no permitía efectuar las habituales dataciones mediante Carbono-14. Afortunadamente, en el yacimiento más alto y más reciente, Hueyatlaco, había varias capas de ceniza volcánica y piedra pómez por encima (o sea, más modernas) de los estratos que contenían artefactos. También se disponía de las dataciones de unas capas de tefra halladas en las barrancas empinadas de los flancos de las inmediaciones del volcán La Malinche, con un intervalo de antigüedad de entre 8.000 y 24.000 años. Lo que el proyecto necesitaba era a alguien que usara el microscopio petrográfico y hallase una coincidencia entre las capas de tefra expuestas en las excavaciones Hueyatlaco y una o más de las capas fechadas de La Malinche. Se sugirió que yo asumiese la tarea: sería mi tesis de doctorado en la Universidad de Idaho en Moscow, Idaho. [Después de tres proyectos de tesis y once años más tarde (1977) obtuve finalmente mi doctorado en geología por la Universidad de Idaho. ¡Una larga y dolorosa historia!]

XB: Hueyatlaco era otra excavación normal de un yacimiento prehistórico hasta que algunas dataciones de la Barranca Caulapán arrojaron unas cifras inesperadas (alrededor de 22.000 BP) de los objetos hechos por el hombre relacionadas con los huesos. ¿Qué pasó entonces?

VSM: El yacimiento de Caulapán era realmente pequeño: apenas se encontró in situ una lasca de piedra modificada por el hombre (eso sí, dentro de una capa de sedimentos, no sobre la superficie) asociada con una vértebra de proboscidio y unas caracolas. Las caracolas fueron datadas por el método del C-14 y el hueso por series de uranio, una técnica que se estaba usando entonces en África para los yacimientos de los primeros humanos. Las fechas de C-14 y  de series de uranio “coincidieron bastante bien”, alrededor de 22.000 años.

El estamento académico de ninguna manera iba aceptar la escasa evidencia de una lasca piedra para aprobar estas fechas tan antiguas. La Barranca Caulapán desembocaba en la orilla norte del embalse de Valsequillo, y en unos pocos kilómetros de distancia a lo largo de la costa se hallaban los otros cuatro yacimientos sin datación, incluyendo Hueyatlaco, que estaba cubierto por una capa sedimentaria gruesa y más moderna (incluyendo los estratos de tefras). Estos yacimientos serían aceptables, ¡siempre y cuando pudieran ser fechados!

XB: De todos modos, en 1968, nuevas y asombrosas dataciones obtenidas a través del método de series de uranio a partir de muestras de Hueyatlaco y El Horno demostraron que el yacimiento podría tener 250.000 años de antigüedad. ¿Cuál fue la reacción de Cynthia Irwin-Williams? ¿Y qué ocurrió con el resto de la comunidad académica?  

V. Steen-McIntyre en Valsequillo en los años 60
VSM: Barney Szabo, el mismo colega que había datado el artefacto de Caulapan, también dató los yacimientos de Hueyatlaco y El Horno, en Valsequillo, ¡pero resultaron ser más de diez veces más antiguos! La reacción de Cynthia fue de asombro e incredulidad. De hecho, así es como se sintió el resto de los miembros del equipo. Pensamos que los métodos de series de uranio de Barney Szabo no funcionaban con las muestras del embalse de Valsequillo, pero no podíamos recurrir a la excusa de que los viejos huesos de alguna manera habían sido redepositados en los yacimientos. La muestra de Hueyatlaco, tomada de capas sedimentarias que contenían herramientas bifaciales, era parte de un camello descuartizado, y la muestra de El Horno, de una capa sedimentaria inferior (más antigua), era un fragmento de diente de un mastodonte descuartizado. Cynthia dio a conocer a sus compañeros de profesión que tales fechas eran “imposibles”.

XB: Por otra parte, algo muy desagradable ocurrió allí en aquellos momentos. El Sr. Lorenzo (director del INAH de México) acusó a los arqueólogos de enterrar deliberadamente los artefactos que se encontraron en los estratos de grava, e incluso envió policías para obtener confesiones de los trabajadores. ¿Cuál fue, en su opinión, la razón última de esta actitud?

VSM: Recuerde que yo sólo era un estudiante graduada en aquel momento, así que no estuve al tanto de las conversaciones originales. De lo que me enteré de segunda mano, es que se trataba de envidia. Al Profesor Lorenzo no le gustaban los yankees o los capitalistas, ni tenía un gran respeto por las mujeres arqueólogas. Y el hecho de que el profesor Juan Armenta Camacho, colega de Cynthia y descubridor original de estos antiguos yacimientos de la zona Valsequillo, fuera sólo un arqueólogo aficionado ya era más de lo que su ego podía aceptar.

XB: ¿Por qué Cynthia Irwin Williams nunca publicó todo su material sobre Hueyatlaco? ¿Por qué tenemos ahora muy poca información sobre las excavaciones y ningún artefacto?  

VSM: Es doloroso admitirlo, pero Cynthia se negó a publicar su material sobre Hueyatlaco y los otros yacimientos hasta que los geólogos que habíamos datado los sedimentos en Hueyatlaco nos desdijésemos de nuestras dataciones, cosa que no podíamos hacer en conciencia. Décadas después de su muerte y después de una larga lucha, sí conseguimos publicar en línea nuestro artículo sobre el debate estratigráfico en Hueyatlaco[3].  
 
Tanto Malde como VanLandingham están ahora muertos. Y existe un interesante vídeo sobre el problema: “Suppressed: New Evidence of Early Man” disponible en:      http://www.youtube.com/watch?v=koYWznEIV50. Hasta ahora este video ha tenido cerca de un millón de visitas.


Tenemos los moldes de los artefactos que hizo la madre de Cynthia, Kay Irwin. Están almacenados en el Museo Smithsoniano, en Washington DC. Tenemos fotos y dibujos. En cuanto a los propios artefactos originales, ¡véase el final del vídeo para conocer su paradero! Fueron amontonados atropelladamente en cajas junto a miles de otros artefactos y depositados en un almacén sin señalización después de que el edificio en el que se habían guardado originalmente resultase destruido por un terremoto

S. Van Landingham, V. Steen-McIntyre y C. Hardaker (Valsequillo, 2001)

XB: ¿Qué pasó con su carrera después de 1973? ¿Cree que su reputación profesional fue destruida a causa de su posición personal sobre las dataciones?

VSM: ¡Yo era tan inocente! ¡Pensaba que si uno presentaba la verdad, no había más que hacer! Los datos se examinaban y se contrastaban en detalle, y si se sostenían, se aceptaban finalmente.¡Ja! Los geólogos Hal Malde y Roald Fryxell presentaron las pruebas de nuestras dataciones del yacimiento de Hueyatlaco en una reunión nacional de la Sociedad Geológica de América en Dallas, mientras que yo estaba de camino para dar una charla en Nueva Zelanda (1973). Los resultados habían llegado a las agencias de noticias mientras yo estaba en el avión, y causaron un gran revuelo. Tanto es así que di una charla adicional sobre el yacimiento en las reuniones de Nueva Zelanda con el auditorio lleno. Pero eso fue el punto culminante de mi carrera. Esperaba tener noticias de varios colegas en forma de preguntas acerca de nuestro trabajo, pero sucedió todo lo contrario. Mi correspondencia cayó en picado. Mis cartas de investigación no fueron contestadas. Perdí mi trabajo en el USGS (por nepotismo, como descubrí de repente.) Pasaron varios años después de la muerte de Roald Fryxell en un accidente de coche hasta que Hal Malde y yo conseguimos finalmente que la información sobre Hueyatlaco llegara a la imprenta (en la revista Quaternary Research, 1981). No hubo debate. No me dijeron nada a la cara. Súbitamente me convertí en una "no-persona".  

XB: ¿Cómo se explica que la datación oficial de Hueyatlaco (unos 20.000 años AP) pudiera fijarse según un artículo publicado en National Geographic, mientras que las fechas obtenidas por el USGS eran completamente ignoradas?

VSM: Es simple: nunca se pusieron en contacto con nosotros. Aparentemente, Cynthia les concedió una entrevista y recurrió a la datación con la que se sentía cómoda.

XB: Los diversos métodos de datación absoluta aplicados en Hueyatlaco han dado resultados muy por encima de los 20.000 años de antigüedad, lo que invalida las teorías convencionales sobre la población humana de las Américas. Sin embargo, existe una gran diferencia entre las dataciones más moderadas y las más radicales, de cientos de miles de años. ¿Cómo explicaría estas diferencias y qué fiabilidad concede usted a los métodos de datación radiométricos?

VSM: Si usted lee nuestro artículo de 1981 en Quaternary Research (Steen-McIntyre, Malde, Fryxell, v.16, pp. 1-17) verá todas las pruebas que utilizamos, tanto en métodos de datación absoluta como otros métodos para alcanzar nuestras conclusiones. Ninguna de las pruebas que hallamos apuntaría a fechas recientes para el yacimiento. El factor decisivo llegó mucho más tarde, después del año 2000, cuando el desaparecido diatomista Sam VanLandingham encontró diatomeas en los sedimentos de Hueyatlaco y de sus alrededores, muchas identificadas como del periodo pre-glacial de Wisconsin o incluso anteriores; en ningún caso se dieron identificaciones de tiempos post-glaciales.  

XB: El equipo dirigido por el investigador independiente Marshall Payn no pudo obtener los permisos de excavación entre 2005 y 2010 y luego, en 2011, se encontró que el yacimiento había sido fuertemente alterado por la construcción de una gran casa rodeada de muros, así que no había prácticamente nada que excavar. ¿Qué piensa usted acerca de estos hechos?

VSM: Algo huele a podrido en el reino de Dinamarca.” Y el funcionario mexicano que podría haber aclarado el misterio fue encontrado muerto de un ataque al corazón cuando el arqueólogo Neil Steede estaba volando a la ciudad de México para entrevistarlo.  

XB: Después de todos estos años, ¿considera que tales dataciones extremas no sólo cuestionaron la teoría ortodoxa de la población del Nuevo Mundo, sino toda la teoría sobre la evolución humana? ¿Fue este tema específico la causa de todos los problemas experimentados por algunas de las personas involucradas en Hueyatlaco?  

Publicación de la Pleistocene Coalition
VSM: Sí. Ponen en riesgo la evolución darwiniana. Se supone que ninguna criatura humanoide era lo suficientemente inteligente como para llegar al Nuevo Mundo hace un cuarto de millón de años, ni para elaborar herramientas bifaciales, ni para realizar hermosas obras de arte. Pero eso es lo que las pruebas demuestraban en Hueyatlaco, al menos antes de que todo desapareciera” y que el yacimiento fuese arrasado. Una de las razones por las que me convertí en miembro fundador de la Pleistocene Coalition y editora del boletín Pleistocene Coalition News es porque hay un montón de otros enclaves antiguos del Nuevo Mundo, así como investigadores descontentos que no pueden ofrecer sus datos a la opinión pública, ya que ponen en duda el dogma establecido. El boletín intenta rectificar esta situación.

XB: A la vista de todo lo que sucedió en Hueyatlaco, ¿cree que este caso fue un episodio de manipulación, de supresión o de ocultamiento deliberado? ¿Cree que el INAH fue la única parte responsable de todo el asunto? ¿Utilizaría la palabra conspiración en el entorno científico?

VSM: Probablemente los tres factores. Los principales actores están casi todos muertos, y “yo era sólo una estudiante de postgrado”, por lo que no puedo hablar con autoridad. He oído rumores de que altos funcionarios del gobierno de ambos lados de nuestra frontera sur estaban involucrados, y que Hueyatlaco es sólo la punta del iceberg.

XB: En la segunda parte de la entrevista vamos a abordar diversos temas sobre arqueología, geología y ciencia en general. Aparte de Hueyatlaco, hay otros yacimientos arqueológicos no muy conocidos que pueden indicar que los asentamientos humanos en las Américas son muy antiguos. ¿Qué nos puede decir acerca de estos hallazgos?

VSM: Hay muchos. Aquí se debe reconocer la labor de Michael Cremo y del fallecido Richard Thompson, quienes buscaron entre polvorientos registros de bibliotecas y archivos para desenterrar un gran número de ellos. Sus hallazgos fueron publicados en su libro de 1993 Forbidden Archaeology (“Arqueología Prohibida”). También en el boletín Pleistocene Coalition News, que acaba de celebrar cinco años de entregas, se mencionan varios más de estos yacimientos.

XB: A pesar de que hay muchas pistas y pruebas que pueden demostrar que varias gentes de diferentes partes del mundo llegaron a América antes que Colón en el siglo XV, el mundo académico se niega a admitir estos contactos transoceánicos. ¿Por qué?

VSM: ¡Buena pregunta! Yo misma me lo he preguntado en varias ocasiones, pero no encuentro respuesta. ¿Conoce usted el libro World Trade and Biological Exchanges Before 1492? (“Comercio mundial e intercambios biológicos antes de 1492”), de Sorenson y Johannessen, 2009? La portada muestra la estatua de una diosa de un templo hindú que sostiene una mazorca de maíz (¡una planta de Nuevo Mundo!)
 
XB: A pesar de que gran parte de la práctica arqueológica descansa sobre bases geológicas, la geología –que supuestamente es una ciencia durase ignora cuando no ofrece los resultados esperados. ¿Conoce usted la controversia sobre la datación geológica de Gran Esfinge a cargo de Robert Schoch? Los arqueólogos rechazaron tales fechas, simplemente porque era imposible”, ya que no se había identificado ninguna civilización” en esa época remota. ¿Qué piensa usted de todo esto?  


La Esfinge de Guiza fue objeto de polémica por su datación
VSM: , conozco el trabajo del Dr. Schoch. Parece ser que la Gran Esfinge fue modificada a causa de la erosión por agua. ¡Muy interesante! Yo trato de usar un concepto llamado “Múltiples Hipótesis de Trabajo(MHT) al abordar estos asuntos. Es lo que los geólogos utilizan (¡o deberían utilizar!) cuando se enfrentan a problemas que no pueden resolverse en el laboratorio.

Podemos utilizar el origen de la vida a partir de la no-vida a modo de ejemplo. Con el enfoque MHT intentamos considerar tantos caminos como sean posibles para llegar del punto A al punto B: en este caso, a partir de la no-vida a la vida. Este es el momento en que dejamos que la imaginación se dispare, sin tabúes. La macroevolución darwinista, el soplo de una estrella, el barro animado, lo que sea, todo será considerado con igual posibilidad. Entonces sacas adelante todas estas hipótesis y las pones a prueba contra los nuevos hechos que van apareciendo. Algunas concordarán con los hechos, otras no. Dejas a un lado las que no cumplen (si bien no las excluyes completamente) y añades nuevas hipótesis tal como vienen a la mente, y sigues probando. Todo ello teniendo siempre en cuenta que es probable que no obtengas la respuesta correctao incluso la respuesta que más se acerca a la respuesta correcta– en tu lista de hipótesis conformes. [Con este método] no puedo garantizar que se pueda hallar la respuesta correcta, pero es una forma de pensar que libera la mente de las limitaciones habituales. De este modo se permite, e incluso se alienta, a pensar de manera abierta.

XB: Nos ha comentado que usted pertenece a una entidad denominada Pleistocene Coalition (“Coalición del Pleistoceno”), que no comparte los puntos de vista ortodoxos sobre los orígenes del hombre y la evolución. Por favor, cuéntenos algo acerca de los trabajos y los objetivos de esta iniciativa.

VSM: La Pleistocene Coalition fue fundada hace cinco años por un grupo de científicos, ingenieros e investigadores descontentos que no podían ofrecer sus datos a la opinión pública a través de los canales habituales, ya que cuestionan algunos dogmas establecidos; por ejemplo: Los seres humanos modernos son inteligentes, los hombres de las cavernas eran tontos.” Así que creamos un boletín on-line, el Pleistocene Coalition News, para sacar a la luz los hechos científicos. Es gratuito, y todos somos voluntarios. ¡En esta publicación encontrará artículos que sin duda no va a ver en su periódico de la mañana!

XB: ¿Cree usted que la teoría de la evolución se ha convertido en un dogma religioso que no puede ser discutido o criticado a pesar de que tiene que hacer frente a la falta de pruebas o a pruebas contrarias?

VSM: Creo que eso es obvio.

XB: ¿Cree usted que la confrontación entre evolucionistas y creacionistas fundamentalistas (religiosos) es una falsa polémica? En otras palabras, ¿podría ser una manera de dejar a un lado las teorías científicas como el diseño inteligente?  

VSM: Sí. ¿Con qué frecuencia se oye hablar de los evolucionistas cuestionar sus propias suposiciones? ¿Dónde está su prueba de que lo que creen que es cierto?  

XB: El investigador alternativo Michael Cremo cree que la evolución está totalmente equivocada y que el origen del hombre, tal como se describe en las escrituras védicas, debe remontarse a muchos millones de años. ¿Qué piensa acerca de este enfoque mitológico?  

VSM: Mis propias creencias son las de una cristiana carismática[4]. Mis visiones del mundo y las de Michael están muy separadas. Pero hemos colaborado durante años y somos buenos amigos. Como científica, este es otro caso en el que me gustaría utilizar las múltiples hipótesis de trabajo (MHT) al pensar en este tipo de cosas.
 
XB: Algunos destacados científicos actuales consideran que la ciencia actual es de hecho una mala ciencia porque está pervertida por prejuicios ideológicos e intereses de todo tipo (los económicos, en particular). ¿Comparte usted esta visión?

VSM: Ciertamente, he tenido una experiencia personal con este sesgo, al igual que muchos miembros de la Coalición del Pleistoceno. Estoy contenta de que seamos capaces de transmitir un poco de nuestra información a la opinión pública. ¡Somos más bien como un montón de Davides enfrentados a Goliat!

XB: En estos días, muchas personas de todo el mundo ya no confían en la política, las finanzas o las religiones, pero tiene una fe ciega en la ciencia empírica como algo "objetivo" y "bueno", debido a su formación y a la influencia de los medios de comunicación. Además, la gente suele pensar que existe un amplio consenso entre los científicos en los temas principales, pero esto no es cierto, como podemos ver claramente, por ejemplo, en el polémico debate sobre el calentamiento global antropogénico. ¿Qué le diría a la gente después de su experiencia en este punto?  

VSM: Hablo ahora desde un trasfondo cristiano: Los seres humanos somos todos criaturas caídas, imperfectas. Trata a los demás con respeto y amor, pero cuestiónate y sigue cuestionándote las ideas, de cualquier fuente que procedan”.

XB: En su opinión, ¿por qué la ciencia actual, dominada por la ideología materialista-reduccionista, rechaza toda visión relacionada con la conciencia? ¿Sabía usted que el arqueólogo británico Tom Lethbridge fue duramente criticado y ridiculizado por la investigación en el campo de lo paranormal?

VSM: A los materialistas-reduccionistas les asusta lo paranormal. Es algo que no pueden controlar.

XB: Muchas gracias por su tiempo y dedicación a esta entrevista. ¿Algún comentario final que quiera expresar a los lectores?

VSM: ¡Creo que he dicho más que suficiente!

(c) Xavier Bartlett 2014





[1] Ciencia que estudia los suelos.

[2] Se refiere al yacimiento de Clovis, en New Mexico (EE UU)

[3] Véase: Malde, Harold E., Steen-McIntyre, Virginia, Naeser, Charles W. y VanLandingham, Sam L. 2011. El debate estratigráfica en Hueyatlaco, Valsequillo, México Palaeontologia Electronica Vol 14, Issue 3, 44A:.. 26P; paleo-electronica.org/2011_3/27_malde/index.html.


[4] Este movimiento cristiano enfatiza la experiencia religiosa desde un punto de vista personal. No obstante, cabe aclarar que Steen-McIntyre nunca ha mezclado sus creencias con su actividad propiamente científica.

viernes, 11 de diciembre de 2015

El poblamiento de América: una historia llena de grietas

Las teorías sobre la aparición del hombre en el continente americano se han movido en rígidos patrones desde hace más de un siglo, dando por hecho que los primeros americanos fueron gentes de origen asiático que cruzaron el estrecho de Bering a finales de la última era glacial. No obstante, y en paralelo a la versión ortodoxa, se han ido acumulando diversas pruebas contrarias a tales patrones. Y como era de esperar, dichas pruebas han sido mayoritariamente rechazadas o menospreciadas por el consenso científico, cuando no enviadas al baúl del olvido. El motivo de esta marginación es que algunos de estos hallazgos anómalos apuntaban a un poblamiento diverso o extraordinariamente antiguo de estas tierras, incluso hasta llegar a poner en duda los esquemas evolucionistas más consolidados. A este respecto, existen casos paradigmáticos como el famoso yacimiento de Hueyatlaco (Valsequillo, México), que apenas es la punta de lanza de una realidad científica más bien sombría. Por otra parte, han ido apareciendo otros restos que apuntan a la presencia de varias civilizaciones antiguas en las Américas mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón a aguas caribeñas a finales del siglo XV.

Graham Hancock
Este panorama alternativo de la historia americana ha sido abordado por numerosos autores, pero ahora quisiera destacar la interesante aportación del investigador escocés Graham Hancock, que –en un artículo aparecido en versión española en la revista digital Dogmacero– presentó varias pruebas e indicios que cuestionan seriamente la versión oficial en este tema. En efecto, Hancock argumentaba que ya en tiempos remotos parecía haber en tierras americanas unos “misteriosos extranjeros” de diversa procedencia geográfica, étnica y cultural, cuyas huellas arqueológicas han sido pasadas por alto por la ciencia. Cabe decir, empero, que hay muchos cabos sueltos y conjeturas en la exposición de Hancock pero al menos se plantea un campo abierto de investigación y debate, en el cual los profesionales del mundo académico parecen poco propensos a entrar, salvo contadísimas excepciones. Una vez más, léase sin prejuicios. 


Misteriosos extranjeros: Nuevos hallazgos sobre los primeros americanos



El best-seller de Graham Hancock
Los lectores de mis libros Fingerprints of the Gods (“Las huellas de los Dioses”, publicado en abril de 1995) y Heaven’s Mirror (“Espejo del Cielo”, publicado en septiembre de 1998) sabrán que yo he sostenido siempre que las Américas fueron habitadas en tiempos prehistóricos por diversos grupos étnicos: negroides, caucasoides y mongoloides. Tales ideas han ofendido profundamente a algunos indios americanos, quienes durante mucho tiempo han afirmado ser los únicos nativos americanos. Asimismo, estas ideas contradicen las enseñanzas académicas que aseguran que el Nuevo Mundo no estuvo habitado por el hombre hasta el final de la última Edad de Hielo, hace unos 12.000 años, cuando fue poblado exclusivamente por nómadas mongoloides de Asia que cruzaron el Estrecho de Bering (entonces existía un puente de tierra entre Siberia y Alaska). Desde allí se expandieron por toda América del Norte y del Sur, alcanzando esta última hace sólo unos 9.000 años. Naturalmente, esta doctrina también sostiene que ni caucásicos ni negroides estuvieron presentes en todo el continente americano antes de la llegada de Colón y la conquista europea en los siglos XV y XVI.
 

Uno de los misterios históricos que me llevó a escribir Fingerprints fue el elocuente testimonio mítico y escultórico, relativo a una época muy lejana en el tiempo, en la que pueblos que indiscutiblemente no eran indios americanos habitaron el continente americano. Tanto el dios Viracocha, en América del Sur, como el dios Quetzalcóatl, en México, se han descrito como altos, de piel blanca y barba rubia, y a veces con ojos azules.
 

Figura precolombina de aspecto caucásico
En Monte Albán, cerca de Oaxaca, y en La Venta, en el Golfo de México (un yacimiento asociado a la misteriosa cultura olmeca, supuestamente la más antigua civilización de Mesoamérica), se han encontrado antiguas figuras talladas que parecen representar a tales individuos. En el caso de Monte Albán estas figuras caucasoides se remontan al año 600 a. C. y en el caso de La Venta a aproximadamente 1200 a. C., casi 3.000 años antes de la conquista europea.

Más intrigante aún, en La Venta también se encontraron otras esculturas, la mayoría en forma de cabezas megalíticas, en los mismos estratos arqueológicos que las figuras caucasoides. Una vez más, estas esculturas, llamadas cabezas olmecas, no presentan las características típicas de los indios nativos americanos. Su aspecto es de apariencia inequívocamente negroide, pues representan individuos que se asemejan bastante a los modernos africanos, melanesios o aborígenes australianos.

En Fingerprints of the Gods y Heaven’s Mirror escribí extensamente sobre estas esculturas anómalas y sobre los mitos que las acompañan. Así, argumenté que el modelo para ambos tipos debió haber sido gente real y que por tanto esto se debe tomar en serio como testimonio histórico de la presencia de caucasoides y negroides en el Nuevo Mundo hace más de 3.000 años. Este punto de vista no fue aceptado ni por un solo erudito ortodoxo en 1995, cuando se publicó por primera vez Fingerprints. Desde entonces han salido a la luz nuevas pruebas que han obligado a los expertos a reconsiderar su posición y dar un paso atrás desde el dogma del poblamiento exclusivamente mongoloide de las Américas. Los primeros avances se produjeron en 1996 y 1997:
“Los esqueletos desenterrados en varios estados del oeste, y tan al este como Minnesota, están desafiando las concepciones tradicionales que veían a los primeros estadounidenses en todo semejantes a los asiáticos de hoy. Los cráneos de los esqueletos tienen características similares a las de los europeos, lo que sugiere que entre los primeros seres humanos que emigraron al Nuevo Mundo hace más de 9.000 años se hallarían gentes caucásicas. Los antropólogos ya tenían conocimiento de tales huesos hace años, pero no eran plenamente conscientes de su importancia hasta que se han vuelto a evaluar en los últimos meses. Los nuevos análisis estuvieron motivados por el descubrimiento el pasado verano de la última incorporación al cuerpo de pruebas:  el esqueleto inusualmente completo de un hombre aparentemente caucasoide que murió hace unos 9.300 años cerca de lo que hoy es Kennewick, Washington [...] La cabeza del hombre y los hombros estaban momificados, y conservaban gran parte de la piel en esa zona [...] Los que examinaron los huesos creyeron al principio que se trataba de los restos de un colono europeo [hasta que el radiocarbono reveló su gran edad]. ‘Es un momento emocionante, y creo que vamos a ver algunos cambios reales en la historia del poblamiento de América del Norte’, dijo Dennis Stanford, una autoridad del Museo Nacional del Instituto Smithsoniano de Historia Natural.”[1]

No todos los estudiosos están de acuerdo que el Hombre de Kennewick fuera un caucasoide[2]. Pero por lo menos el descubrimiento ha planteado serias dudas sobre el modelo establecido del poblamiento de las Américas. Otros descubrimientos han planteado nuevas dudas.

 

Similitudes con aborígenes de hoy en día o con africanos


Cabeza olmeca del yacimiento de Tres Zapotes
En Fingerprints of the Gods describí una de las colosales cabezas olmecas de La Venta:

“Era la cabeza de un anciano con una nariz ancha y plana y labios gruesos. Los labios estaban ligeramente abiertos, dejando al descubierto unos dientes fuertes y cuadrados. La expresión en el rostro sugería una sabiduría antigua, paciente, y los ojos parecían mirar sin miedo a la eternidad... Sería imposible para un escultor, pensé, inventar todas las diferentes características combinadas de un tipo racial auténtico. La representación de una auténtica combinación de características raciales por tanto implicaba que seguramente se había utilizado un modelo humano.”

“Caminé alrededor de la gran cabeza un par de veces. Tenía 22 pies (unos 6,6 metros) de circunferencia, pesaba 19,8 toneladas, se alzaba hasta casi 8 metros de altura, había sido esculpida en sólido basalto, y mostraba claramente una genuina combinación de características raciales. En efecto, al igual que otras piezas que había visto, sin lugar a dudas y sin ambigüedades representaba un tipo negro... Mi propia opinión es que las cabezas olmecas nos presentan imágenes fisiológicamente exactas de personas reales de procedencia negroide...”

Volví a este misterio en mi libro de 1998 Heaven’s Mirror:

“Los historiadores ortodoxos no aceptan la presencia de africanos en el Nuevo Mundo antes de la llegada de Colón y han tratado de eludir las consecuencias de las características obviamente africanas de las 16 cabezas olmecas de 3.000 años de antigüedad que han sido halladas hasta la fecha. ¡Al menos esto puede tomarse como señal de que no hay racismo en la arqueología, dado que se supone también que tampoco hubo caucásicos en el Nuevo Mundo antes de Colón! Los estudiosos han planteado pues objeciones predecibles sobre el mito de Quetzalcóatl del hombre alto con barba blanca y han tratado de desechar cualquier sugerencia que pudiera derivarse de los numerosos relieves de caras caucásicas que se han excavado en algunos de los yacimientos arqueológicos más antiguos de México. En el área olmeca se hallaron varias de estas caras en los mismos estratos que las cabezas africanas y algunas veces al lado mismo de éstas, pero también tenemos  imágenes de caucásicos en lugares tan distantes como Monte Albán, en el sur-oeste, un yacimiento datado entre 1000 y 600 antes de Cristo.”

“En 1996 y 1997, el descubrimiento de huesos de raza blanca con más de 9.000 años en las Américas parece, de repente, que ha validado el mito de Quetzalcóatl. Por tanto, es legítimo preguntarse ahora cuánto tiempo pasará hasta que la afortunada paleta del arqueólogo descubra los huesos de las personas que podrían haber servido de prototipos para las grandes cabezas olmecas.”
 

Esa afortunada paleta del arqueólogo no se hizo esperar. El 22 de agosto de 1999, el London Sunday Times (y unos días más tarde, un documental de la televisión BBC2) informó del descubrimiento en Brasil y Colombia de más de 50 esqueletos y cráneos negroides de un pueblo que había vivido en América del Sur hace unos 12.000 años, aproximadamente 3.000 años antes de la primera penetración conocida de los pueblos mongoloides en esta región[3].

Concretamente, se ha descrito un ejemplar particularmente bien conservado, los restos de una joven a quien los científicos han apodado “Luzia”, como el esqueleto humano más antiguo encontrado en el continente americano. Ha sido estudiado por Walter Neves, profesor de Antropología Biológica de la Universidad de Sao Paolo, quien afirma:

“Cuando empezamos a ver los resultados fue increíble porque nos dimos cuenta de que los datos no mostraban que estas personas fuesen mongoloides; mostraban que eran cualquier cosa salvo mongoloide [...] Son similares a los aborígenes de hoy en día o a los africanos y no muestran similitudes en absoluto con los mongoloides de Asia oriental ni con los indios de hoy en día.”

El Sunday Times también cita a Richard Neave, un artista forense de la Universidad de Manchester, que ha realizado una reconstrucción del rostro de Luzia. “Esa cara –comenta Neave– es negroide. Las proporciones de la cara no apuntan en absoluto a que sea mongoloide.”
 

Hasta ahora, por lo que yo sé, ningún estudioso ha señalado que los descubrimientos en Brasil y Colombia puedan ofrecer alguna explicación acerca de los rasgos negroides de las cabezas olmecas. Es cierto que las esculturas olmecas fueron halladas en estratos de entre 3.000 y 4.000 años de antigüedad mientras que los esqueletos brasileños y colombianos son mucho más antiguos. Pero esto no excluye una posible conexión. Por lo menos, es sin duda una coincidencia interesante (a) que hayan llegado hasta nosotros piezas de escultura monumental que representan individuos negroides de la antigüedad prehistórica de las Américas, y (b) que se haya probado científicamente que un pueblo negroide, no identificado previamente e inesperado por los historiadores, habitó el continente americano hace unos 12.000 años. ¿Podría ser que las cabezas olmecas no hubieran sido realizadas de ningún modo por los olmecas, sino que las hubieran heredado como reliquias de familia, legadas de una época anterior?

¿Una influencia china?


Antigua escritura china
Como nota al pie de esta historia, y signo de la galopante caída del consenso entre los estudiosos ortodoxos sobre el poblamiento de las Américas, tenemos la disputa que comenzó a agitarse en los círculos académicos a finales de los 90 concerniente a los posibles vínculos entre culturas americanas y chinas de la Antigüedad, específicamente entre la cultura olmeca y la Shang. Los principales defensores de este punto de vista son el profesor Mike Xu, profesor del departamento de lenguas extranjeras de la Universidad Central de Oklahoma, EE UU, y Chen Hanping , del Instituto de Investigaciones Históricas de China.

Según un artículo publicado en US News y en World Report, e informaciones en Internet, Xu cree que “la primera cultura compleja de Mesoamérica pudo haberse originado con la ayuda de un grupo de chinos refugiados que huyeron a través de los mares a finales de la dinastía Shang. La civilización olmeca surgió alrededor del año 1200 antes de Cristo, lo que coincide con el momento en que el rey Wu de Zhou atacó y derrotó al rey Zhou, el último gobernante Shang, poniendo fin a su dinastía.”[4]

Xu también afirma disponer de pruebas “explosivas” en forma de escritos arcaicos:

“En los últimos tres años [Xu] ha encontrado unos 150 glifos en fotografías de piezas auténticas de cerámica olmeca, artefactos de jade y esculturas. Aparte de revisar él mismo diccionarios de chino antiguo, también ha mostrado dibujos de estas marcas a expertos del continente chino en escritura antigua para que las examinaran, y la mayoría han coincidido en que se parecen mucho a los caracteres usados ​​en los escritos adivinatorios chinos sobre hueso y en las inscripciones sobre bronce. ‘Al principio todos estos expertos trataron de echarme, diciendo que no podían emitir una opinión de artefactos extranjeros’, recuerda Mike Xu. Pero después de insistir en sus ruegos, les echaron un vistazo a regañadientes. Nada más ver esos dibujos, todos le preguntaron: ‘¿En qué parte de China se encontraron estas inscripciones?’ Cuando se enteraron de que procedían de América, se quedaron atónitos. ‘Si estas inscripciones se hubieran hallado en excavaciones en China’, dice Chen Hanping, investigador asociado en el Instituto continental de Investigación Histórica, ‘sin duda se habrían considerado símbolos de la época anterior a la dinastía Quin’.”

La reacción de otros estudiosos ha sido generalmente hostil. Este texto de C. Cook, profesor asociado de chino en la Universidad de Leigh, resume varias objeciones clave:

“Algunos me pidieron que publicara mis observaciones en respuesta al escrito sobre los signos olmecas identificados como chinos  por Chen Hanping en US News y en World Report Nov 4, pp 46-8. Finalmente he visto el artículo con la reproducción de los gráficos olmecas y el conjunto que Chen consideraba similar a la escritura adivinatoria en hueso de los Shang.
1. Las grafías seleccionadas por Chen no son chinas. Tienen cierta similitud gráfica con algunas grafías chinas arcaicas o con parte de las grafías, pero como grafías individuales  no coinciden ni se corresponden a los equivalentes que les ha asignado. Es falso.
2. Obviamente, las grafías/glifos aludidos por Chen deberían considerarse en el contexto de toda la inscripción. Esto es imposible ya que el resto de las marcas apenas presentan algunas semejanzas aisladas. De hecho, el texto olmeca puede que no represente un lenguaje en absoluto, sino que –al igual que el Naxi y otras escrituras ur– sería más bien un código para contar historias que una transcripción real de la lengua. Por otro lado, la grafía adivinatoria china Shang es muy avanzada y se da por hecho sin duda que pertenece a un sistema de escritura.
3. Por último, la inscripción debe considerarse en el contexto de las esculturas. En el arte del período Shang se muestra poco más que unas esporádicas caras en las representaciones humanas (tenemos algunas figuras talladas en jade, pero están arrodilladas, a menudo incisas, y cubiertas con una decoración de animales, tatuajes, ropa, etc.). Un famoso bronce presenta una figura como un chamán en la boca de un animal, pero no tiene ninguna similitud con las representaciones olmecas.
4. Una simple corrección: el US News y el artículo de WR afirman que Chen es la autoridad más destacada  de entre sólo unos 12 expertos en todo el mundo formados en esta escritura antigua. En primer lugar, Chen es un erudito muy secundario. En segundo lugar, sólo en los EE UU hay más de 12 eruditos que pueden leer escritura Shang, y muchos más en China y en otros lugares.”[5]
 

Ojos saltones y una gran nariz respingona


Yo no tengo la menor idea de si el profesor Cook y los otros críticos están en lo cierto o si Xu y Chen han dado con algo con su conexión Shang-Olmeca. Se precisa una investigación de mente abierta para resolver el problema, pero mientras tanto me gustaría llamar la atención sobre un pequeña prueba que Santha [esposa de Graham Hancock] y yo descubrimos por primera vez cuando asistimos a la exposición Los misterios de la antigua China en el Museo Británico a principios de enero de 1997 y, más recientemente, cuando vistamos el Museo de Historia de Beijing en marzo de 1999. Estábamos intrigados por unos objetos procedentes de las fosas de sacrificio de Sanxingdui, en la provincia de Sichuan. Estos artefactos, que incluyen bronces en forma de cabezas humanas, fragmentos de oro, muchos jades y un gran número de colmillos de elefante, fueron descubiertos en 1986 y son obra de una gran civilización no identificada previamente que floreció en Sichuan hacia el 1200 a. C. - 1000 a. C.

Máscara "chac" de Uxmal (Mesoamérica)
De particular interés era una pieza descrita como “máscara con la frente ornamentada y pupilas prominentes”. Es uno de las tres grandes máscaras que se encontraron en el pozo 2 en Sanxingdui. Según el comentario del Museo Británico (Misterios de la antigua China, página 69): “Las características más sorprendentes son las pupilas de los ojos, que se proyectan como tallos [...] Otra característica notable es la larga proyección que asciende desde la nariz de la máscara. Esta proyección tiene forma de rollo, con una espiral de sección vertical en la parte superior y con un lazo doble en la parte inferior [...] La combinación de las orejas grandes, los ojos saltones y la elevada pluma hace de este rostro algo completamente fantástico.”
¿Es una coincidencia que casi exactamente las mismas fantásticas y sorprendentes características –ojos saltones y una larga y curvada proyección de la nariz– las encontremos en las máscaras Chac de los antiguos mayas de Centroamérica, herederos de los olmecas? Las máscaras Chac también fueron incorporadas como elementos arquitectónicos en los templos mayas.

Extranjeros llamativos


Tal vez estas similitudes sean sólo coincidencias, aunque personalmente más bien lo dudo. Dejando a un lado todas las demás cuestiones y anomalías (y hay muchas; por ejemplo, véanse las imágenes adjuntas), sostengo, no obstante, que los antiguos esqueletos caucasoides y negroides que se han encontrado en el Nuevo Mundo dan a entender que ya no puede haber lugar para nociones preconcebidas. Es probable que la verdadera historia del poblamiento de las Américas resulte ser extraordinariamente compleja y difusa, involucrando a diferentes grupos étnicos y culturas en varias épocas. No me sorprende en absoluto que los chinos pudieran haber estado aquí  hace 3.000 años, o los fenicios en la misma época –como han sugerido otros– o la notable cultura Jomon de Japón, o los egipcios, o –mucho después– los vikingos. Creo que es muy probable, de hecho poco menos que una certeza, que todos estos pueblos, así como otros diversos, también descubrieron independientemente las Américas, en casos aislados, una y otra vez, desde los tiempos más remotos.
 

¿Pero cuán remotos? Si seguimos impulsando esta indagación hacia el pasado –de nuevo más allá de las más antiguas civilizaciones históricas conocidas– ¿a dónde vamos a parar finalmente?

La posible influencia Shang en la escritura y el arte olmeca nos retrotrae a 3.000 años atrás, dentro de los límites de la historia. Pero el hombre de Kennewick y Luzia nos llevan a hace 9.300 y 12.000 años respectivamente, siendo esta última fecha unos 7.000 años anterior a Sumer y Egipto, las primeras civilizaciones históricas conocidas, y justo en medio del final de la última Edad de Hielo, cuando la Tierra pasaba por un gigantesco cataclismo y las inundaciones causadas por la fusión de las capas de hielo asolaban el mundo.
 

Algunos estudiosos han expresado la opinión de que el pueblo de Luzia podría haber llegado a América del Sur desde el Pacífico y lo ha relacionado con los aborígenes australianos. Ciertamente hay evidencia de que en la antigüedad los aborígenes poseían sofisticadas habilidades marineras y de navegación. Hasta ahora, sin embargo, no existe una teoría histórica que pueda explicar la presencia en el Nuevo Mundo, y en fechas tan tempranas, no sólo de aborígenes negroides, sino también de caucasoides, y mucho menos el hecho de que la memoria de estos llamativos extranjeros se haya podido preservar en los mitos y las esculturas de lugares tan distantes como Bolivia y México.

Así pues, además de constituir un intrigante misterio humano y arqueológico, lo que ahora sabemos sobre los primeros americanos representa un sólido y radical desafío a la ortodoxia académica. Sospecho que esta historia va a seguir dando que hablar.

© 2000 Graham Hancock



Fuente texto: Dogmacero n.º 2 (2013)

Fuente imágenes: Wikimedia Commons





[1] Washington Post, Edición Final, martes 15 de abril de 1997
[2] Véase http://www.cr.nps.gov/aad/kennewick/
[3] Véanse http://www.crystalinks.com/abor.html y http://www.crystalinks.com/archaeology3.html
[4] Véase http://sinorama.com.tw/en/8605/605006e1.html
[5] Véase http://copan.bioz.unibas.ch/meso/shang.txt/