En el paisaje rural de Carnac
(Bretaña, al noroeste de Francia), podemos encontrar una de las mayores
concentraciones de megalitos de toda la
Europa Atlántica en forma de largas hileras de piedras verticales o menhires
–denominadas alineamientos– que han sido objeto de estudio durante
décadas sin que a día de hoy sepamos aún con certeza para qué se realizaron.
Téngase en cuenta que no estamos hablando de unas pocas piedras de gran tamaño
agrupadas en fila, sino de miles de ellas, que se extienden a lo largo de
terrenos que superan el kilómetro de longitud. Lógicamente, surge la pregunta:
¿Qué sentido tiene tanto trabajo y esfuerzo, posiblemente llevado a cabo
durante varias generaciones? ¿Qué
finalidad perseguía la colocación de esas grandes piedras siguiendo unas
ciertas líneas o direcciones y con ciertas disposiciones regulares? Una vez
más, el fenómeno megalítico se muestra aquí desconcertante y esquivo a los
investigadores, incapaces de dar con las motivaciones últimas de tamaña empresa
colectiva, aparte de recurrir a las meras especulaciones y a los consabidos “cajones
de sastre”.
El malogrado autor belga Phillip
Coppens, del cual ya he publicado algunos notables materiales en este blog, fue
un apasionado del megalitismo y lo estudió a lo largo y ancho de varios países
atlánticos y mediterráneos, tratando siempre de superar los clásicos clichés
impuestos por la arqueología convencional. Coppens también estuvo en Carnac, se
fijó en ciertos detalles y ofreció una hipótesis ciertamente aventurada, pero que
podría tener cierto sentido en un marco antropológico que nos lleva nada menos
que a las antiguas creencias de los aborígenes australianos, en el otro extremo
del planeta. En este sentido, considero que –llegados al terreno del análisis y
la interpretación– a veces es preciso tomar riesgos y echar mano de la imaginación
y del pensamiento lateral para abrir puertas a interpretaciones audaces que,
sin traicionar la visión científica, tal vez vayan en la dirección correcta. Les
dejo con Coppens en este fascinante paseo por Carnac y su gran enigma en piedra.
Carnac: un paseo de almas
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Hilera de menhires (de los más altos) en Carnac |
La región de Carnac es famosa por su superficie de granito. El milagro más grande de las hileras de piedra no es, pues, que existan. Se sabe que las piedras más grandes pesan más de veinte toneladas. Las reconstrucciones modernas, utilizando herramientas y técnicas conocidas por nuestros antepasados neolíticos, han demostrado que un grupo de aproximadamente unas veinte personas era capaz de crear un bloque de tal tamaño. Pero, como se ha mencionado, este no es el enigma. El enigma es que las piedras todavía están de pie. El nivel de la Edad Neolítica está apenas a veinte centímetros por debajo de la superficie actual, y la capa de granito se encuentra a cuarenta centímetros por debajo del nivel actual. Esto significa que las piedras se colocaron a una profundidad máxima de veinte centímetros. Así, en este agujero tan poco profundo, tuvieron que crear todo el equilibrio necesario y disponible para mantener la piedra en posición vertical. Y contra toda probabilidad, lograron tener éxito en esto, como lo demuestran las miles de piedras. Y lo que es aún más notable es que todavía estén erguidas...
Mientras que muchos restos megalíticos han sido gravemente dañados y han sido objeto de vandalismo deliberado (como en el yacimiento inglés de Avebury, donde su hilera de piedras fue antaño mucho más larga y majestuosa), la clave para la supervivencia de los megalitos de Carnac podría deberse a que fueron en gran medida invisibles hasta el siglo XVII. Los documentos no se refieren a ellos y lo más probable es que estuvieran ocultos por arbustos intensos y otros follajes que los enmascaraban de los transeúntes. En el siglo XVII hubo una necesidad de más tierras agrícolas, que implicó una búsqueda de nuevos campos, lo cual llevó al descubrimiento de los megalitos. Debido a esta necesidad de obtener nuevos terrenos, algunas hileras de piedra fueron demolidas, pero al final, resultaron ser simplemente demasiadas y el esfuerzo de limpiarlas superó a los beneficios.
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Vista de los menhires de Carnac diseminados a pie de campo |
Aunque se conocían desde el siglo XVII, el mayor interés arqueológico en las
hileras de piedra se dio solamente en la segunda mitad del siglo XX, lo que
podría explicar por qué hoy todavía sabemos muy poco sobre su verdadero
propósito. Originalmente, los arqueólogos creían que en lugar de una serie de
hileras de piedra, había en origen sólo una hilera principal de piedras, que
cubre una distancia de más de ocho kilómetros. Otros descubrimientos revelaron
que esta teoría de “una sola hilera de piedras” no se sostenía; parecía que
había cinco hileras de piedra, cuatro de las cuales contenían aproximadamente
unas 1.000 piedras. Sin embargo, Howard Crowhurst[1]
ha argumentado que las hileras de piedra de Le Menec, Kermario y Kerlescan
están en realidad vinculadas entre sí y forman un todo, una conclusión que ha
sido capaz de dibujar, mostrando las matemáticas que se emplearon en la
creación de las diversas hileras.
Se puede encontrar una concentración de hileras de piedra cerca de Erdeven, mientras que las otras concentraciones se sitúan de espaldas al norte de Carnac. La más occidental es la de Le Menec, donde hay 1.099 piedras en once hileras. Entre ellas hay una piedra que se eleva por encima de todas los demás –llamada en consecuencia “el gigante”– que mide unos enormes 3,7 metros. Sin embargo, la mayoría de las piedras aquí son relativamente pequeñas, en comparación con la hilera de piedras de Kermario, al este de la hilera de Le Menec.
Alineamientos de Kermario |
La hilera de piedras de Le Menec es un extremo de la serie
de hileras de piedra. En una distancia de aproximadamente dos kilómetros no
hallamos piedras, excepto algunos dólmenes dispersos que, si bien resultan
menos impresionantes que las hileras de piedra, están a su nivel en cuanto
logro tecnológico. Así, el dolmen de Crucuno se apoya contra la pared de una
granja y su piedra de cubierta pesa unas impresionantes cuarenta toneladas. Los
arqueólogos lo han datado como contemporáneo de las hileras de piedra, es
decir, hacia el 4000 a. C.
Dos dólmenes muestran la dirección de la hilera de piedras de San Barbe. Era un alineamiento orientado de sur a norte compuesto de cincuenta piedras, colocadas en cuatro hileras. Sólo las piedras más altas, en el norte, se mantienen en pie. Una vez más, encontramos que las más altas están en pie en el terreno más alto. Catorce piedras todavía se encuentran bajo la arena, pero el resto de las piedras han sucumbido a las demandas agrícolas.
A tres kilómetros al norte de Saint Barbe se halla la hilera de piedras más septentrional: Kerzerho. Cuenta con 1.130 piedras en diez hileras, con una impresionante longitud de 2.150 metros. Algunas de estas piedras, situadas cerca del terreno de acampada de Kerzerho, miden no menos de seis metros de altura. Son las piedras más altas de toda la región. La hilera está alineada de sureste a noroeste. Una vez más, las piedras más altas se colocan en el suelo más alto.
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Dolmen próximo a los alineamientos (Kermario) |
Aparte de las enormes hileras de piedra, se pueden encontrar en la zona otros impresionantes monumentos de piedra. Esto incluye un menhir que tenía unos veinte metros de alto y un peso de 340 toneladas y que fue movido a lo largo de seis kilómetros. No debería sorprender que esta piedra ya no esté en pie[2]. Pero esta piedra subraya el conocimiento y la tecnología de una cultura que pudo realizar tales hazañas, que son mucho más impresionantes que Stonehenge y Avebury juntos, que apenas pueden resistir la comparación con la magnitud constructiva que se pudo ver en Carnac, mucha de la cual tuvo lugar bastante antes de la construcción de Stonehenge.
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El gigantesco menhir partido de Er Grah (Locmariaquer), cercano a los alineamientos de Carnac |
Pero, ¿qué son las hileras? Los arqueólogos han excluido
la posibilidad de que fueran tumbas. Tampoco sirvieron para un propósito
militar, pese a que durante la Segunda Guerra Mundial los soldados
estadounidenses confundieron las hileras de piedra con una línea de defensa
alemana. Según la leyenda, un soldado francés que era consciente de la
situación tuvo que intervenir, ya que de otro modo las hileras de piedra se
habrían convertido en el blanco de bombardeos intensivos.
Excluyendo pues los fines funerarios y militares, los arqueólogos concluyen que el único propósito pudo haber sido religioso. Los arqueólogos modernos piensan que es probable que las piedras fueran empleadas para marcar una procesión. Esto se aplicaría específicamente a las hileras individuales de piedra, pero no parece improbable que toda la serie de hileras de piedra formara parte de un recorrido procesional más grande.
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Pintura aborigen australiana |
Otra característica común entre algunas de las piedras más grandes es que presentan imágenes subliminales trabajadas, específicamente caras, en su mayoría humanas, pero a veces de animales o de perfiles más imaginativos o contorsionados[4]. Uno de los ejemplos más fácilmente visibles de caras en las piedras de Carnac lo tenemos en Erdeven, donde al otro lado de la carretera, junto al pequeño aparcamiento, hay una serie de piedras independientes que parecen “mirar hacia abajo” a las otras piedras.
Es evidente que las personas que erigieron estas piedras eran plenamente conscientes de estas imágenes subliminales; de hecho, las piedras específicas fueron elegidas probablemente porque mostraban estas imágenes parecidas a caras. La pregunta entonces es: ¿a quién pertenecían dichas caras? La respuesta es que presumiblemente sean los antepasados –los que habían venido antes– tal vez los que habían vivido en el equivalente megalítico del Tiempo de los Sueños.
Las piedras no eran marcadores funerarios, pero la conclusión más lógica apunta a una conexión con el culto a los antepasados. Estas fueron las piedras de los antepasados –el equivalente megalítico de los santos cristianos– y lo que aquí ocurrió fue probablemente una peregrinación, en que cada piedra representaba a un antepasado. Las caras de las piedras eran un recordatorio visible de que dentro de estas piedras había un espíritu, un alma. Se podría decir que las hileras de piedra eran pues un paseo (o avenida) de almas.
© Phillip Coppens 2006
Fuente original:
http://philipcoppens.com/carnac.html
Fuente imágenes: Wikimedia Commons
[vídeo: vista aérea de los alineamientos de Carnac]
[1] Investigador
independiente galés que lleva más de 20 años viviendo en Bretaña y que ha
centrado sus estudios en el fenómeno megalítico en todo el mundo.
[2] Coppens se
refiere al gigantesco menhir partido de Er Grah, cerca de la localidad de
Locmariaquer. Se trata del menhir más grande del mundo conocido hasta la fecha.
[3] Concepto
acuñado por Alfred Watkins en 1925. Se refería a una amplia red de antiguas
rutas o sendas de carácter sagrado, tal vez conectadas a líneas de energía
telúrica. Dichas rutas estaban asociadas a topónimos que contenían el antiguo
sufijo -ley, -ly o -leigh, que significa “terreno despejado”, de ahí el nombre.
[4] Cabe recordar que en Filitosa (Córcega) existe una serie de pequeños menhires antropomórficos con caras esquemáticas esculpidas sobre la piedra, a modo de bastos “moais”.
[4] Cabe recordar que en Filitosa (Córcega) existe una serie de pequeños menhires antropomórficos con caras esquemáticas esculpidas sobre la piedra, a modo de bastos “moais”.
2 comentarios:
Si mal no recuerdo alguno de estos alineamientos de megalitos llega hasta el mar y continúa bajo el agua. Esto probarìa que fueron construidos antes del final de la Edad del hielo. Para algunos la edad del hielo terminó hace unos 10,000 años pero para mi sucedió hacia el 1500 a Jc. Las ruinas megaliticas sumergidas están por todo el planeta. Saludos Xavier
Gracias por el comentario Galileo
No tenía noticia de la continuidad de los alineamientos bajo el agua, pero sí por ejemplo de la continuidad de los surcos de carro de Malta bajo la superficie del mar. Y bueno, Graham Hancock dedicó un extenso libro a esos posibles restos arquitectónicos sumergidos en todos los mares del planeta, que podrían restos de una civilización antediluviana. Yo no estoy seguro de qué son esas estructuras, muchas podrían ser naturales aunque otras sí podrían ser artificiales, pero habría que estudiarlas y sobre todo tratar de datarlas de manera fiable, cosa que no se ha hecho hasta ahora.
Saludos,
X.
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