La historia imperfecta. Ediciones Obelisco |
¿Es el origen del hombre y de la civilización tal como nos
la cuentan en la escuela o en la universidad? ¿Qué grado de certeza tenemos
respecto de algunas concepciones ya consolidadas? Frente a la investigación
académica, numerosos autores han explotado un género literario, conocido como historia
o arqueología alternativa, que reta el conocimiento aceptado según
el consenso científico. Este fenómeno, que pretende “rescribir la historia”, ha
sido sin duda un éxito de ventas durante mucho tiempo, pero... ¿hasta qué punto
sus postulados son creíbles? ¿Es posible que algunas de las propuestas
alternativas apunten a nuevas líneas de investigación o bien son meras
especulaciones basadas en la atracción por el misterio? ¿Pueden aportar
algo al debate científico o son simples productos culturales de consumo?
Todas estas cuestiones me llamaron la atención hace ya algunos
años y se plasmaron en un proyecto de documentación e investigación que a su
vez se tradujo finalmente en el libro “La historia imperfecta”, que salió al mercado en mayo de 2015.
Lógicamente, no soy ni la primera ni la segunda persona que
escribe sobre estos temas, pero sí considero que he venido a ocupar un enorme
vacío en cuanto he intentado proveer a los lectores de una información completa
y desde todos los ángulos, huyendo de las típicas condenas y refutaciones que se
hacen unos a otros, que en mi opinión no llevan a ningún sitio y cierran todas
las puertas a un debate constructivo y riguroso.
Por de pronto, no tardé en darme cuenta de que estas
visiones alternativas habían sido ignoradas, rechazadas o ridiculizadas por
parte del estamento académico. De hecho, la ciencia se ha mostrado casi siempre
indiferente, cuando no hostil, ante este tipo de obras que sacaban a la
palestra a atlantes y extraterrestres en los escenarios históricos bien
conocidos por los expertos. La reacción más habitual ha sido desdeñar este tipo
de obras por considerarlas pseudocientíficas, faltas de rigor y fantasiosas.
Muchos reputados científicos han calificado directamente este tipo de
propuestas de “sandeces”, mientras que unos cuantos se han centrado en una
contundente refutación y otros, los menos, han dado algún valor a estas
teorías. Pero en general la historia alternativa es considerada un atentado a
la ciencia, por cuanto –según afirman los expertos– trata de engañar y
confundir a la gente, con el inconfesado deseo de obtener un beneficio
económico.
No obstante, en cuanto uno se adentra en estas propuestas
con la mente abierta y sin ningún prejuicio, puede comprobar que no todo es
puro humo o espectáculo sino que hay muchas teorías, pruebas y líneas de investigación
que merecen ser escuchadas. En ese sentido, la referencia despectiva a creyentes
en antiguos astronautas ya es poco menos que un tópico desacreditado,
pues muchos autores alternativos son científicos disidentes o
investigadores que han elaborado propuestas y argumentaciones que muy poco o nada
tienen que ver con fantasías y fáciles elucubraciones.
E incluso, en un análisis
más profundo, uno empieza a ver que algunas de esas investigaciones heterodoxas
cuestionan de modo firme muchos pilares de la ortodoxia académica, que ya no se
muestra como un paradigma sólido, sino como un edificio de ampulosa fachada
pero lleno de grietas. Ello no implica, desde luego, que los alternativos hayan
dado con la solución para tapar esas grietas, pero por lo menos han dejado
claro que la sacrosanta ciencia moderna no es, ni puede ser, un
sustitutivo de la religión o de cualquier otro dogma. Y por supuesto, si lo que
procede es demoler todo el edificio y hacer uno nuevo, sólo el tiempo y las nuevas
investigaciones podrán decirlo.
Entonces, ¿qué ofrece La historia imperfecta? Desde
luego, no verdades absolutas ni consignas ni juicios categóricos. Simplemente
he procurado ofrecer una descripción general de todo el fenómeno de la historia
alternativa, a modo de guía o manual y desde un punto de vista crítico, renunciado
expresamente al pronunciado maniqueísmo
que contamina cualquier oportunidad de debate. Por consiguiente, en este extenso
recorrido me he centrado en mostrar las dos caras de la historia,
aportando datos conocidos y los puntos de desacuerdo entre las visiones
alternativas y las ortodoxas, con hechos, argumentos, pruebas, pros y contras y
algún razonamiento que tiene como fin el contraste entre ambas posiciones y la
constatación de que todavía son muchas las cuestiones
opacas o no resueltas, ni por unos ni por otros, sobre el pasado más distante.
En cuanto al contenido en sí, la obra está construida a partes iguales sobre numerosas fuentes
alternativas y sobre referencias científicas, y se estructura en dos bloques
claramente diferenciados. En los dos primeros capítulos me he introducido en
los entresijos del género, sus orígenes, sus motivaciones y sus relaciones con
el misterio e incluso con el negocio cultural. Asimismo, he tratado de
ofrecer a los lectores algunos fundamentos sobre la noción de conocimiento
científico y sobre lo que es “ortodoxo” y lo que es “alternativo”, con
especial atención a los métodos de trabajo de unos y otros. En esta línea, incido
particularmente en el concepto de paradigma científico y la posibilidad
de una ruptura o superación de dicho paradigma cuando las nuevas concepciones
tienen la suficiente solidez como para construir un nuevo marco científico.
El resto de capítulos está dedicado al análisis de los
grandes temas alternativos, a partir de las obras de los principales autores
internacionales de este género, tales como Graham Hancock, Robert Bauval, Erich
Von Däniken, Zecharia Sitchin, Immanuel Velikovsky, Michael Cremo, Robert Temple,
John Anthony West y un largo etcétera. Así, se abordan cuestiones tan diversas como
el origen del hombre como especie, la presencia de seres extraterrestres en la
Tierra en tiempos remotos, la
existencia de grandes catástrofes en la Antigüedad, las civilizaciones perdidas
(Atlántidas y similares), los logros extraordinarios del hombre en
tiempos antiguos y la
existencia de ciertos objetos históricamente imposibles (los llamados ooparts).
De este modo podremos comprobar, entre otras cosas, que existen diversas
opiniones opuestas al evolucionismo, que se ha propuesto un origen
semi-alienígena para el Homo sapiens, que muchas
mitologías de todo el mundo coinciden en narrar una destrucción apocalíptica
global —el gran diluvio— hace miles de años, que una civilización indeterminada
del pasado era capaz de tallar y manipular enormes bloques de piedra de
más de 1.000 toneladas, que las tres grandes pirámides de Guiza fueron diseñadas siguiendo
un patrón estelar (la constelación de Orión) o que la Esfinge de Guiza podría
ser mucho más antigua de lo que se acepta convencionalmente.
Bueno, creo que ya he dicho demasiado. Ahora cedo el turno a todos
aquellos que quieran adentrarse en los sinuosos y a menudo maltrechos caminos
de nuestro pasado más remoto y les invito a que lean La historia
imperfecta y saquen sus propias conclusiones.
© Xavier Bartlett
2015