Hace cierto tiempo publiqué aquí un artículo sobre las poco
conocidas pirámides de China (que son consideradas propiamente “mausoleos” por
las autoridades locales), y entre la información que recogí me llamó mucho la atención
un dato que todavía estaba pendiente de nuevas investigaciones: la presencia de
mercurio en el interior de dichas pirámides. Así, hace pocos años el buscador
de pirámides bosnio Sam Osmanagic se hacía eco de un texto más de tipo
turístico que científico según el cual “la tumba del emperador Qin[1]
está a unos nueve metros de profundidad, donde fluyen ríos artificiales de
mercurio”. El texto precisaba luego lo siguiente:
«Las últimas investigaciones muestran que el palacio subterráneo está a unos 30 metros de profundidad y que existe una fuerte contaminación de mercurio en un área de 1.200 metros cuadrados alrededor del palacio. Por tanto, se puede concluir que lo que se describe en los archivos históricos como “ríos y mares de mercurio” es de hecho verdadero y fiable. Esto indica que el interior del mausoleo es un palacio grande y magnífico, lleno de tesoros y protegido por ingeniosas medidas de seguridad.»
No obstante, los científicos chinos a cargo de las
investigaciones contradecían estas afirmaciones y señalaban que todavía no se
había podido localizar exactamente la cámara funeraria ni se habían detectado
trampas ni antiguas medidas de seguridad. Asimismo, aseguraban que no existía
impedimento alguno para proceder con las excavaciones a causa de la supuesta
presencia del mercurio, una sustancia altamente tóxica.
Lo cierto es que, con toda probabilidad, esta historia del
mercurio en tumba real estaría basada en antiguas crónicas chinas, tal como nos
expone la autora española Clara Tahoces en su artículo “El misterioso imperio
subterráneo del emperador Qin Shihuang”[2]:
« [...] los antiguos textos chinos como los del historiador Sima Qian describen con todo lujo de detalles no sólo las “hazañas” del emperador, sino todo aquello que puede estar bajo el túmulo funerario, que antiguamente estaba rodeado de una muralla de seis kilómetros de largo.Coincidiendo con los cuatro puntos cardinales se abrían cuatro enormes puertas que conducían a una segunda muralla encargada de proteger la ciudad secreta. Según los textos, bajo una cúpula de cobre repujado, que simbolizaría las constelaciones, se halla una estatua del tirano, y a sus pies una reproducción de su reino, atravesado por ríos artificiales de mercurio que gracias a un sofisticado mecanismo permanecerían en eterno movimiento... Hay que explicar que para los antiguos chinos, el mercurio se asocia con la inmortalidad, dándosele un carácter de principio pasivo y húmedo. Es un emblema del yin. Este detalle al menos sí ha podido ser contrastado, puesto que las prospecciones geológicas han detectado una fuerte y extraña reacción justo en el centro de la pirámide que bien pudieran ser los “míticos” ríos de mercurio descritos en los textos clásicos.»
Por supuesto, a falta de datos concretos y contrastados, resulta
prematuro extraer conclusiones. Lógicamente, para poder casar la mitología con
la arqueología, se debería acceder al interior de este gran mausoleo, pero a
día de hoy este monumento sigue sin ser excavado por razones técnicas,
políticas o de otro tipo y por tanto nos seguimos moviendo en terrenos
especulativos.
Sitio arqueológico de Teotihuacán (México) |
De todas formas, cerrando el círculo, quisiera destacar otra
valiosa información bastante reciente que también tiene por protagonista el
mercurio en el interior de una pirámide. En este caso, la noticia arqueológica[3]
nos traslada muy lejos de China: al conjunto monumental de Teotihuacan, cerca
de México D.F. Las últimas excavaciones efectuadas allí, concretamente en la
pirámide o templo de Quetzalcóatl, a cargo del arqueólogo Sergio Gómez, están
ofreciendo resultados sorprendentes. El equipo de Gómez lleva seis años
excavando un túnel (localizado por primera vez en 2003) situado a unos 18
metros bajo la pirámide, al final del cual parecen haberse identificado tres
cámaras junto con grandes cantidades de mercurio líquido[4],
lo cual ha inducido a los expertos a considerar que podrían estar a las puertas
de descubrir una tumba real. Esta posibilidad ha entusiasmado a los
arqueólogos, pues hasta la fecha se tiene muy poca información acerca de los gobernantes
de esta gran ciudad, cuyo periodo de esplendor se ha fijado en los primeros
siglos de nuestra era.
En efecto, al final de este túnel, de unos 90 metros de
largo, se ha encontrado gran número de objetos, algunos ellos ciertamente
extraños: estatuas de jade, restos de jaguar, o una caja llena de conchas
grabadas y bolas de goma. Sin embargo, la presencia del mercurio ha sido
bastante inesperada y molesta, pues ha obligado a los técnicos a llevar equipos
de protección para combatir la toxicidad de este elemento.
Y esto no es todo: el dato que yo no conocía –y que
encuentro altamente significativo– es que el mercurio ya ha sido identificado previamente
en otros tres yacimientos antiguos de Mesoamérica, dos de ellos mayas y uno
olmeca. Pero... ¿de dónde extraían el mercurio y con qué fines? Lo que sabemos
con cierta seguridad es que las culturas precolombinas obtenían el mercurio
líquido calentando un mineral llamado cinabrio, que de hecho era más empleado para
otra función: proporcionar un pigmento de color rojo intenso que utilizaban
para decorar artefactos de jade y como pintura corporal de la realeza.
Pirámide o templo de Quetzalcoatl (Teotihuacán) |
Dado que el mercurio no tenía, presuntamente, finalidades
prácticas para las culturas precolombinas, tendríamos que preguntarnos cuál es
el motivo de su presencia en cámaras subterráneas. Para los arqueólogos, el
mercurio podría tener una finalidad simbólica relacionada con tumbas reales (y
aquí se daría un obvio paralelismo con el caso chino recién comentado). Así,
según Gómez, el mercurio podría simbolizar concretamente un río o lago del
inframundo. Al parecer, las cualidades relucientes y reflectantes de
este elemento en estado líquido serían perfectas para representar un río del
inframundo, o sea, un signo de la entrada al mundo sobrenatural o eterno.
De hecho, en el mundo antiguo se consideraba que los espejos
eran una vía para entrar y ver el otro mundo e incluso para tratar de adivinar
el futuro. De esta manera, los ríos de mercurio, con su peculiar brillo,
podrían haber encandilado a los antiguos, que lo habrían utilizado con
propósitos mágicos y rituales, y muy especialmente para los enterramientos.
(Por cierto, y aunque parezca una conexión extraña, es procedente recordar que
el famoso doctor Raymond Moody relata en uno de sus libros ciertos experimentos
de tipo paranormal con salas oscuras y espejos, en los que se propiciaba el
contacto entre personas vivas y seres del Más Allá.) En todo caso, esta coincidencia en el ritual del mercurio por parte de culturas separadas por un gran océano no hace más que reforzar ciertas teorías sobre contactos en tiempos muy remotos entre la Antigua China y las civilizaciones precolombinas americanas, mucho antes del horizonte propuesto por el investigador británico Gavin Menzies en su polémico libro 1421.
Y volviendo al túnel situado debajo de la pirámide, también
resulta sorprendente otro hallazgo relacionado con “espejos” o “reflejos”. En
esta ocasión se trata de una prospección realizada en 2013 con un robot en una
parte del túnel aún por excavar en la cual se identificaron cientos de esferas
metálicas de pequeño tamaño que recibieron el apodo de “bolas de discoteca”,
por su aspecto reflectante (supuestamente a causa de un material amarillento
llamado jarosita). Por supuesto, los arqueólogos no tienen la menor idea sobre
el significado de tales objetos.
Asimismo, esta fascinación por lo brillante podría explicar
el hallazgo de grandes cantidades de mica en Teotihuacan ya desde los tiempos
de las primeras excavaciones, a inicios del siglo XX, hasta el punto que una de
las estructuras excavadas ha sido bautizada como el “Templo de la mica”,
precisamente por la abundante presencia de este mineral. Además, es oportuno
señalar que la mica (o cierto tipo de mica) debía ser muy apreciada, y en este caso se sabe fue importada –según la
composición de los restos hallados– y que tendría su origen nada menos que en
Brasil.
Por otro lado, el tema de la mica en Teotihuacán ha sido
visto como una especie de anomalía por parte de la arqueología alternativa, que
más bien no querido creer en las cualidades estéticas o rituales en este
material, sino en otras de tipo más práctico o técnico, lo que inmediatamente
choca con la ortodoxia académica, sobre todo al sugerir más o menos
explícitamente la intervención de seres extraterrestres o bien de
civilizaciones desaparecidas.
Pirámide del Sol (Teotihuacán) |
Sin ir más lejos, Graham Hancock, basándose parcialmente en
el trabajo de Zecharia Sitchin, señala que ya en tiempos de la primera
excavación (1906), a cargo de Leopoldo Bartres, se dañó la integridad de la
Pirámide del Sol, extrayendo la gruesa capa de mica que recubría el monumento
¡para su posterior venta! Pero aparte de esta anécdota, lo que le resulta
desconcertante a Hancock es que la mica descubierta –en forma de dos gruesas
capas– en el mencionado templo no estaba a la vista, sino debajo del
pavimento. Ello sorprende porque dicha característica no se ha encontrado en
ningún otro monumento de la Antigüedad y porque desbarata de alguna manera la
hipótesis de que la mica tenía una función artística o estética (por el brillo),
ya que no podía ser observada de ninguna de las maneras. Naturalmente, Hancock
se pregunta por la finalidad real de unas capas de un material traído de
bastante lejos[5]
y que no eran visibles y, en este punto, especula con la posibilidad de que
tuviesen una función práctica insospechada, recordando que la mica tiene hoy en
día unos claros usos tecnológicos, como por ejemplo en la fabricación de
condensadores o en aislamientos térmicos y eléctricos, aparte de actuar como
moderador en las reacciones nucleares.
Y por si fuera poco, algunos investigadores de la Gran
Pirámide de Guiza han resaltado el hallazgo de extraños objetos o sustancias en
su interior, desde artefactos de hierro –en plena Edad del Bronce– o arenas
(¿con trazas de radioactividad?) en
unas cámaras secretas contiguas a la Cámara de la Reina[6].
Esta visión encaja en ya clásica interpretación que hacen ciertos
investigadores independientes, como Christopher Dunn, según la cual las
pirámides no serían monumentos con una finalidad religiosa, ritual o funeraria
sino que se trataría de algún tipo de máquinas con una funcionalidad práctica,
posiblemente relacionada con la generación de energía. Por ejemplo, el propio
Dunn interpretó la estructura de la Gran Pirámide como un conjunto de cámaras y
canales en cuyo interior se producirían determinados procesos físicos y
químicos que, aprovechando la vibración de la Tierra, darían como resultado
final la producción de energía eléctrica.
Por último, cabe citar que varios investigadores
alternativos se han fijado en la presencia habitual de túneles por debajo de
muchos complejos piramidales de diversas partes del mundo (Egipto,
Centroamérica, China...), lo cual ha disparado todo tipo de especulaciones
sobre su razón de ser. A este respecto, se ha remarcado la habitual presencia
de corrientes de agua subterráneas bajo las pirámides, o al menos localizadas
en sus proximidades (ríos, lagunas, etc.), hecho que se puede constatar en
Guiza o en la misma Teotihuacan, que contaba con varios manantiales, si bien ya
están secos en la actualidad.
Pirámide de Khufu |
Esta observación tendría que ver con teorías audaces sobre
la relación entre el agua y la propia estructura piramidal. Así, por ejemplo,
el conocido físico alternativo Nassin Haramein especulaba con la existencia de
una cierta tecnología hidrodinámica a partir de las pirámides. En su opinión,
las pirámides podrían emplearse para estructurar las moléculas de agua, con
fines prácticos relacionados con la salud y el bienestar de la comunidad. Y por
cierto, sería interesante recordar ahora que, según el historiador Herodoto, la
tumba del rey Sufis (o sea, el faraón Khufu) no estaría en el interior de la Gran
Pirámide, sino en una cámara subterránea rodeada por una corriente de agua, lo
que presenta algunas similitudes evidentes con los casos de China y México
antes citados, cambiando el mercurio por agua.
Bueno, lo cierto es llevamos unos dos siglos de investigación
sobre las pirámides en todo el mundo, y parece ser que todavía quedan muchos interrogantes
por despejar. Por de pronto, tenemos el típico escenario presentado por la
ciencia ortodoxa, en que todo tiene un sentido religioso, funerario, mágico,
etc. Sin embargo, han empezado a surgir preguntas acerca de otros posibles fines
cuyo significado último no está nada claro. Ríos de mercurio, túneles, revestimientos
de mica, corrientes de agua, materiales reflectantes... ¿no será tal vez que en
todo esto hay algo mucho menos “ritual” de lo que en principio parece? Por
supuesto, nos estamos moviendo una vez más en el terreno de las conjeturas.
© Xavier Bartlett 2015
[1] Se refiere
la pirámide-mausoleo del emperador Qin (s. III a. C.), monarca especialmente
conocido porque cerca de su monumento se hallaron las famosas estatuas de miles
de guerreros de terracota.
[2] Fuente:
http://www.antiguosastronautas.com/articulos/Tahoces01.html
[4] Sin más
datos concretos, habría que cuantificar esas “grandes cantidades” para hacernos
una imagen más precisa sobre la presencia del mercurio, y su posible origen y
propósito.
[5] Hancock
afirma que existían variantes locales de mica que los teotihuacanos podrían
haber empleado, pero prefirieron usar cierta mica por su composición
específica, y ésta sólo estaba disponible a miles de kilómetros.
[6] Estos datos
proceden de prospecciones con aparatos de alta tecnología efectuadas en los
años 80 por un equipo francés y otro japonés, según relatan Graham Hancock y
Robert Bauval en su libro “Guardián del Génesis”.
6 comentarios:
Fascinante artículo. Ojalá sigan avanzando las investigaciones, sin dogmas, de las evidencias de un pasado remoto que no llegamos a imaginar.
Muchas gracias Xavier.
El mercurio y otros elementos considerados como esotéricos aparecen como agentes reactivos o energéticos en aparatos tecnológicos como los vimana hindúes, descritos en textos vedicos y que resultan muy similares a los discos descritos en América por los Hopi.
http://www.antiguosastronautas.com/articulos/David01.html
http://proyectocamelot.blogspot.cl/2013/10/vimanas-naves-voladoras-del-pasado.html?m=1
Gracias! Excelente Artículo!
Buen artículo vivo muy cerca de teotihuacan y aun hay cosas asombrosas por descubrir
Gracias amigo mexicano
Yo visité Teotihuacán hace unos años y también me quedé muy impresionado; lo que no imaginaba era todo lo qu quedaba por explorar en el subsuelo.
Saludos
Cuando yo era niño vivía en una zona campestre en Colombia al lado de un río, cierto día mi padre me llevó a la orilla del río y vi a un anciano haciendo pequeñas pirámides de madera junto con algo que voy a decir quiero hacer el experimento yo mismo y replicar lo que vi, algo de todo esté artículo me dio una idea de todo esto y voy a contarles como resultó
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