jueves, 12 de febrero de 2015

La arqueoastronomía de Tiahuanaco (Taypikala): el enigma del Kalasasaya y los cálculos de Arthur Posnansky


Me es grato presentar el siguiente artículo a cargo del investigador independiente y explorador italiano Yuri Leveratto, un apasionado de la historia, la antropología y la arqueología, especialmente de la zona de Sudamérica, donde reside (concretamente en Colombia) desde hace una década. En su página web  se pueden encontrar numerosos documentos en forma de noticias, artículos y vídeos, relacionados con las temáticas ya mencionadas. Ha publicado diversos libros, como "En busca de El Dorado",  "1542 Los primeros navegantes del Río Amazonas", "Crónicas indígenas del Nuevo Mundo" y "Exploraciones en América del Sur 2006-2011".

Por el interés de determinados materiales relacionados con la arqueología precolombina, que son prácticamente inéditos o poco comunes, he incluido su sitio web en la sección de enlaces, como recomendación para todos los visitantes de este blog.

Sólo a modo de ejemplo me he permitido reproducir aquí su artículo sobre la polémica datación arqueoastronómica que hizo Arthur Posnanky del palacio o patio del Kalasasaya, en Tiwanaku o Tiahuanaco (Bolivia) hace más de medio siglo y que supuso -y aún supone- todo un reto a la la arqueología convencional, que no está dispuesta a aceptar una datación de 15000 a. C. para este impresionante conjunto monumental. 

 

Los arquitectos-sacerdotes que edificaron el Kalasasaya conocían los conceptos de afelio y perihelio por lo menos 2.000 años antes de Kepler

 

Kalasasaya (Tiwanaku)

El arqueólogo austríaco Arthur Posnansky (1873-1946) fue duramente criticado por la comunidad científico-académica porque, según sus cálculos, la ciudad de piedra que hoy denominamos Tiahuanaco (antigua Taypikala), fue fundada nada menos que en el 15.000 a.C.

Este dato altera todas las nociones universalmente aceptadas por los arqueólogos académicos, los cuales, por el contrario, basándose en los resultados de algunos restos orgánicos analizados con la técnica del carbono 14, afirman que la fundación de Tiahuanaco se remonta a pocos siglos antes de Cristo.

Recientemente he tenido la posibilidad de profundizar en el estudio de la teoría arqueoastronómica de Posnansky, ya que adquirí un ejemplar de su famoso libro “Tiahuanaco, la cuna del hombre americano”, editado por J.J.Agustín de Nueva York en 1945.

El libro es muy complicado y específico ya que es el resultado de unos 50 años de estudios avanzados. En la primera parte del libro, Posnansky describió desde un punto de vista geológico e iconográfico su teoría sobre la fundación de Tiahuanaco. Según él, hubo tres períodos en Tiahuanaco, de los cuales al menos los primeros dos fueron antediluvianos.

Posnansky no planteó hipótesis sobre la fecha de construcción de las tres estructuras más antiguas, o bien, la Pirámide de Akapana, el Templete Semisubterráneo y la Puerta del Puma (Puma Punku). Estas estructuras, según su visión, pertenecen a la Tiahuanaco antediluviana del primer período.
 
También según Posnansky, en el primer y el segundo período, Tiahuanaco se encontraba en un altiplano situado a una menor altura respecto a los 3.843 msnm de hoy, al menos 300 metros más abajo. Además, Posnansky sostuvo que Tiahuanaco estaba ubicada en las orillas del lago, tratándose así de una ciudad portuaria.

En la primera parte del libro hay también un minucioso estudio de la compleja iconografía de los símbolos de Tiahuanaco, especialmente los esculpidos en las Puerta del Sol. Con el estudio iconográfico de estos signos, Posnansky interpretó, en la segunda parte de su libro, el calendario de 12 meses que, según él, estaba representado en la Puerta del Sol.

Sin embargo, es el estudio arqueoastronómico del templo Kalasasaya (piedras y rectas) el que resulta ser el más importante para datar la fundación del segundo período. El Kalasasaya es una construcción rectangular de 128,74 metros de largo por 118,26 metros de ancho. La orientación de las 4 paredes del Kalasasaya es la siguiente:


Pared Este: 358º 58’30’’
Pared Oeste: 358º 53’30’’
Pared Norte: 89º 20’
Pared Sur: 89º 18’


Como puede verse, por tanto, la estructura pétrea non está perfectamente alineada con el meridiano. Posnansky sostenía que, cuando fue construido, el Kalasasaya estaba orientado a la perfeccióncon el meridiano y por tanto con el norte. Sólo después de los trastornos cruciales del diluvio (opinión de Posnansky) la estructura se habría desplazado ligeramente de su eje.

La función astronómica del Kalasasaya es bien conocida. Durante el solsticio de invierno (21 de junio, pues Tiahuanaco está en el hemisferio Sur) el Sol nace (para un observador situado en la mitad de la pared oeste, dando la espalda al muro, de ahora en adelante Punto A) en el ángulo noreste del templo.

Durante el solsticio de verano (21 de diciembre) el Sol nace por el ángulo sureste. Durante los dos equinoccios (otoño, 21 de marzo y primavera, 21 de septiembre) el Sol nace en el centro del portal central de acceso al templo, el cual está movido, respecto al centro, 1,116 metros hacia el norte por el motivo que explicaré más adelante.

Según Posnansky, el Kalasasaya era en realidad un calendario pétreo que transmitiría a las futuras generaciones valiosos conocimientos, como por ejemplo la fecha de los solsticios y de los equinoccios, tan importantes para conocer el momento propicio para la siembra de los cereales (maíz, quinua, etc.) y para los ciclos de la ganadería de camélidos andinos. La casta alta de Tiahuanaco, constituida por sacerdotes astrónomos cuyo nivel de conocimiento matemático era muy profundo, podía así no sólo controlar las masas de campesinos y ganaderos sino también dirigir el reino más poderoso del Nuevo Mundo en la época antediluviana.

Volviendo a la orientación de los muros del Kalasasaya, Posnansky sostenía que la diferencia entre la orientación actual (358º) y la orientación original sobre el meridiano (0º) había sido causada por trastornos de extraordinario poder que sucedieron durante el diluvio universal. Según él, el Kalasasaya había sido construido como un almanaque pétreo auténtico y perfecto, el cual, además de indicar los solsticios y equinoccios, mostraba también la diferencia entre el semestre invernal y el de verano.

Se sabe bien, además, que como el Sol no se encuentra exactamente en el centro de la órbita terrestre sino en un “foco” de la elipse (la órbita terrestre es elíptica), la Tierra toma más tiempo (186 días) en recorrer el trayecto del equinoccio de otoño (21 de marzo en el hemisferio sur) al equinoccio de primavera (21 de septiembre) respecto al trayecto del equinoccio de primavera al equinoccio de otoño (178 días).
 
Hay, por tanto, una diferencia de 7 días y 16 horas entre el semestre invernal y el de verano. Para hacer que el Sol (al nacer) aparezca, durante los equinoccios, exactamente en el centro de la escalinata que da al este, debieron construir la puerta del Kalasasaya 1,116 metros movida hacia el norte, justamente porque se dieron cuenta de que el Sol tomaba más tiempo en recorrer el espacio del ángulo noreste al centro del edificio que del centro al ángulo sureste. Es la prueba de que los antiguos constructores de Taypikala (Tiahuanaco) conocían los conceptos de perihelio y de afelio, o bien, la excentricidad de la órbita.
 
También en la segunda parte del libro hay una explicación matemática de por qué el autor atribuía a la fundación de Tiahuanaco una antigüedad de 15.000 años antes de Cristo.

Posnansky, en 1930, verificó que durante el solsticio de invierno (21 de junio) y durante el solsticio de verano (21 de diciembre), el Sol no salía exactamente en el ángulo noreste y sureste del Kalasasaya, sino que había una pequeña diferencia. Posnansky partía de la hipótesis de que, el Kalasasaya, cuando fue construido, estaba perfectamente alineado con el meridiano y, por consiguiente, el Sol nacía exactamente en el ángulo noreste y sureste en los respectivos solsticios. Entonces calculó la amplitud del Sol en el templo de esta manera: trazó un triángulo que tenía como base el muro este del templo y como lados dos rectas que se bifurcaban respectivamente del ángulo noreste y del ángulo sureste y que convergían en un punto situado exactamente a mitad del muro oeste del templo.

El ángulo situado en el muro oeste era la amplitud del Sol, como había sido concebido por los arquitectos-sacerdotes, y correspondía a 49º22’6’’.

En cambio, verificó que la amplitud del Sol en 1930 era igual a 49º59’6’. Posnansky sabía que la oblicuidad de la eclíptica en 1930 era de 23º27’8.26’’.

Calculó entonces la oblicuidad de la eclíptica basándose en el dato de la amplitud del Sol tal como había sido construido el Kalasasaya, probablemente con esta fórmula:


Cos (z)=sen (e)/sen (phi)

Donde

z= amplitud
e= oblicuidad de la eclíptica
phi= latitud


y obtuvo como valor de la oblicuidad de la eclíptica 23º8’48’’. Sabemos que la oblicuidad de la eclíptica varía con un ciclo de 41.000 años. Según los cálculos formulados durante la conferencia en París de 1911, aquel valor de la oblicuidad de la eclíptica corresponde al 15000 a.C.

Como era de esperarse, las críticas a esta datación, que si fuera confirmada alteraría toda la historia del hombre en la Tierra, no faltaron. Primero que todo hay que considerar que Posnansky parte de un axioma para él intocable: que el Kalasasaya fue construido en modo perfecto sobre el meridiano. Es un dato que nosotros no podemos comprobar. Además, atribuye la imperfección actual del templo a trastornos colosales como el “diluvio universal”.

Cierto es, sin embargo, que en Tiahuanaco se excavaron y estudiaron sólo 50 de las 450 hectáreas de superficie total. Por tanto, hay todavía numerosos interrogantes, y muchas de las respuestas que se les han dado no convencen del todo.


(c) YURI LEVERATTO 2012

Fuente: www.yurileveratto.com

Crédito imágenes: 1. Jimmy Gilles (Wikimedia Commons)   2. Web del autor

martes, 3 de febrero de 2015

La controversia de las pirámides de Bosnia



Introducción




No cabe duda de que uno de los temas estrella de la arqueología alternativa de los últimos años ha sido el supuesto descubrimiento de un conjunto de grandes pirámides en las cercanías de Visoko (una localidad próxima a Sarajevo, la capital de Bosnia), o al menos eso es lo que ha defendido a capa y espada su valedor, el empresario y arqueólogo amateur bosnio-americano Semir “Sam” Osmanagic. Lo cierto es que a partir del mismo momento del descubrimiento, que tuvo lugar en 2005, se desató una gran polémica entre los creyentes en este conjunto piramidal y los partidarios de la ciencia oficial, que sólo ven formaciones naturales donde Osmanagic cree haber identificado estructuras artificiales.

Por supuesto, nada sería de esto realmente impactante si no fuera porque, para la arqueología ortodoxa, en Europa nunca se construyeron pirámides, a excepción de algunas estructuras escalonadas de tamaño reducido, que raramente son consideradas como auténticas pirámides[1]. Por consiguiente la aparición en el corazón del continente de una pirámide más grande que la de Keops, y de una antigüedad más que considerable, supondría un hecho bastante incómodo e inexplicable, de muy difícil encaje en los axiomas de la arqueología convencional.

Lo que es patente es que Osmanagic ha recibido durísimas críticas (en Internet se pueden hallar varias páginas web que se sitúan en esta línea) y que incluso ha sufrido más de un rechazo o desplante por parte de investigadores alternativos, lo cual no siempre ha sido bien encajado por el propio Osmanagic. Es más, muy recientemente ha tenido que convocar en Bosnia a algunos autores alternativos de cierto renombre (Dona, Tellinger, LaViolette...) para mostrar que no está solo y que se mantiene firme en su lucha contra el mundo académico. Con todo, es indudable que el crédito se le va acabando y que el impacto que causó en 2005 ha ido disminuyendo año tras año, a pesar de sus políticas de comunicación y promoción.

Entretanto, la comunidad arqueológica internacional ya se ha pronunciado con contundencia y ha emitido una declaración oficial (a través de la Asociación Europea de Arqueólogos) en la que critica especialmente el inexplicable respaldo de las autoridades locales a la empresa de Osmanagic. La declaración es la siguiente:
“Nosotros, los arqueólogos profesionales abajo firmantes de todas las partes de Europa, deseamos protestar enérgicamente por el continuo apoyo de las autoridades bosnias hacia el llamado proyecto de la Pirámide llevado a cabo en los montes de Visoko y cercanías. Esta empresa es un cruel fraude hacia un público no informado y no tiene cabida en el mundo de la ciencia genuina. Es un desperdicio de recursos escasos que estarían mucho mejor empleados en la protección del auténtico patrimonio arqueológico, y que está distrayendo la atención de los acuciantes problemas que están afectando diariamente a los arqueólogos profesionales de Bosnia-Herzegovina.”
Sin embargo, aun con estos precedentes, no quisiera caer en el prejuicio de cerrar las puertas anticipadamente a este enorme desafío a la arqueología ortodoxa. Por consiguiente, en este artículo trataré de ofrecer el beneficio de la duda a esta extraña empresa medio arqueológica, medio espiritual iniciada por el empresario bosnio. Vamos pues a analizar la controversia desde los datos conocidos hasta el momento, tratando de formular al final algunas conclusiones razonables al respecto.

¿Quién es Sam Osmanagic?


Semir "Sam" Osmanagic
Osmanagic es un empresario, escritor e investigador independiente nacido en Bosnia que salió del país justo antes del inicio de la guerra que asoló la antigua Yugoslavia. Actualmente reside en los EE UU, en la ciudad de Houston, donde ha hecho fortuna como empresario del ramo del metal. Su formación es diversa: posee estudios de economía, política y sociología, realizados en la Universidad de Sarajevo.

Asimismo, ha viajado por los cinco continentes y tiene un cierto conocimiento de la llamada arqueología alternativa, aunque desde luego él ha explotado la vertiente más sensacionalista de esta disciplina. En este ámbito ha escrito varios libros y artículos, casi todos ellos centrados en la cuestión de las pirámides, y también ha realizado varios documentales.

En octubre de 2005[2] proclamó a los cuatros vientos que una colina llamada Visočica, próxima a Visoko (Bosnia), era en realidad una antiquísima pirámide recubierta de tierra y vegetación, que él mismo bautizó como “Pirámide del Sol”. Más tarde declaró que había identificado otras estructuras piramidales en el mismo valle, lo que venía a conformar un gran conjunto arqueológico. A raíz de este hecho, se incrementó exponencialmente su presencia en los medios y empezó a dictar conferencias por todo el mundo, generalmente despotricando contra la historia y la arqueología académicas.

Su iniciativa e implicación personal en sus pirámides le han llevado a crear una “Fundación del Parque Arqueológico de la Pirámide bosnia del Sol”, que no tiene fines lucrativos (según recalca él mismo) sino puramente científicos, promoviendo excavaciones e investigaciones geoarqueológicas, y preservando el legado cultural de la zona. Además, gracias a sus contactos e influencias, ha obtenido el apoyo de las altas esferas políticas para su Parque Arqueológico.

En cuanto a su actitud y enfoque en este tema, ya desde su irrupción en el mundo de la arqueología alternativa ha venido cultivando una imagen personal de investigador “en busca de la verdad” con algún tinte egocéntrico, y con ciertos aires de teatralidad, empezando por el simple detalle de llevar siempre su sombrero de estilo explorador (a lo “Indiana Jones”). Por supuesto, estas no son más que observaciones superficiales que pueden pecar de injustas por no conocer personalmente al protagonista de la historia, pero lo que aparenta “desde fuera” es que estas pirámides constituyen para él una especie de obsesión o desafío en el cual él está profundamente implicado, tal vez algo parecido –salvando las distancias– a lo que sucedió con Heinrich Schliemann y Troya hace 150 años, lo que de alguna manera podría contaminar el mantenimiento de una visión plenamente científica e imparcial.

Sea como fuere, los críticos no ven en Osmanagic más que a un embaucador pseudocientífico con ganas de hacer negocio y de autopromocionarse a partir de su enclave arqueológico ficticio, independientemente de que crea con honestidad (o no) en su propia aventura.

Las tesis de Osmanagic



[A fin de evitar confusiones, cabe dejar claro que todos los datos que se aportarán en este apartado y los tres siguientes han sido extraídos de la web oficial de las pirámides de Bosnia, o sea, de la Fundación creada por el propio Osmanagic.]

Según Sam Osmanagic, la Pirámide del Sol forma parte de un conjunto arqueológico (el “valle de las pirámides bosnias”) que precedería en varios milenios a las pirámides de Egipto y que formaría parte de una civilización desaparecida que sitúa en una época anterior a la última era glacial. Este conjunto estaría compuesto de las siguientes estructuras: la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna, la Pirámide del Dragón, la Pirámide del Amor, el templo de la Madre Tierra, un túmulo en Vratnica y la estructura “Dolovi” (también en Vratnica)[3].

"Pirámide del Sol"
Sin duda, el principal bastión de Osmanagic es la Pirámide del Sol, una colina de unos 220 metros de altura (lo que a ojos del investigador bosnio la convierte en la pirámide más alta del mundo), con cuatro lados inclinados a unos 45º y orientados a los cuatro puntos cardinales, siendo las carenas –o aristas– bastante rectilíneas, lo que ofrece un marcado aspecto de pirámide, excepto el lado sur, que es más irregular en comparación con los otros (para explicar esta anomalía, Osmanagic afirma que este lado estaría dañado o deteriorado).

Según Osmanagic, debajo de la capa de tierra y vegetación[4] se ha hallado en diversas zonas un inconfundible revestimiento bien de arenisca, bien de cemento –en forma de losas, placas o baldosas– de origen muy antiguo y de una calidad incluso superior a los estándares actuales. Además, debajo de la pirámide existirían al menos dos complejas redes de túneles (llamadas “Ravne” y “KTK”) que a su vez estarían conectadas con diversos túneles correspondientes a las otras estructuras.

"Pirámide de la Luna"
En cuanto a sus otros hallazgos, hasta el momento han recibido bastante menos atención por parte del equipo de Osmanagic. La Pirámide de la Luna (la colina Plješevica), de unos 190 metros de altura, ha sido objeto de excavaciones más bien preliminares y también parece presentar tres lados propiamente piramidales, con una especie de “plataforma de acceso” en el lado este, así como restos del revestimiento o pavimento antes citado. Asimismo, los dos túmulos en Vratnica han sido sondeados, con la aparición una vez más de las supuestas losas de revestimiento.

A continuación vamos a repasar someramente el alcance de los trabajos llevados a cabo en Visoko desde 2006 hasta 2014 y los resultados obtenidos, en términos de hallazgos de estructuras y artefactos, dataciones y otras observaciones de tipo multidisciplinar.

Las primeras campañas arqueológicas



Para llevar a cabo sus investigaciones y dar una mayor credibilidad a sus proclamas, Osmanagic ha intentado rodearse de especialistas cualificados –en gran parte bosnios, pero también de otros países– provenientes de diversos campos de la ciencia. Asimismo, sus campañas de excavación, sustentadas con el esfuerzo de cientos de voluntarios, han sido dirigidas o asesoradas por arqueólogos, según consta en sus credenciales, si bien el más reciente jefe del proyecto arqueológico, el neocelandés Timothy Moon, procede del campo de la industria musical (!).

Los resultados de sus primeros cuatro años de excavación, recogidos en el informe realizado para el primer congreso internacional sobre las pirámides bosnias, se pueden resumir en los siguientes puntos:

1.      Características geométricas y orientación de las pirámides


Mapa de Visoko y sus alrededores
A partir de las imágenes aéreas y por satélite de las colinas, Osmanagic afirma que los lados inclinados de forma triangular son indiscutibles, y si bien este rasgo no es extraño en la naturaleza, la conjunción de estas formas en lados opuestos es algo fuera de lo normal. Estas imágenes confirmarían la anomalía de que en cinco colinas del valle se pueden distinguir dos o más lados claramente triangulares. Además, se pueden apreciar algunos elementos que apuntan a la existencia de una estructura en terrazas o escalones con una plataforma en la parte superior.

Por otro lado, una característica típica de las pirámides en todo el mundo es la ajustada orientación de los lados a los cuatro puntos cardinales. Osmanagic se apoya en un estudio del Instituto Geodésico de Bosnia Herzegovina de 2006 para afirmar que la Pirámide del Sol está perfectamente orientada al norte estelar con un error inferior a un grado. El resto de pirámides también presentarían esta misma característica, si bien la precisión exacta no ha sido medida o publicada.

Finalmente cabe resaltar que Osmanagic ha puesto de manifiesto que la unión de las cimas de las tres pirámides principales (Sol, Luna y Dragón) forma un triángulo equilátero de 2,170 kilómetros de lado, una alineación geométrica que a su juicio no debe ser “natural”, sino muestra de un plan constructivo.

2.      Análisis geológico-sedimentarios


Bloques de conglomerado
Ya a finales de 2005 se habían llevado a cabo diversos análisis del terreno a partir de perforaciones de núcleos (“core drilling”) y de sondeos mediante catas, que tuvieron su continuación en 2006 y 2007. Estos trabajos confirmaron las primeras observaciones, según las cuales la superficie de las pirámides está compuesta de losas o bloques de arenisca y breccia (una especie de conglomerado multicolor[5]), que de alguna manera fueron manufacturados como si se tratara de cemento. Para Osmanagic no hay duda de que la superficie plana de estos bloques constituía el revestimiento de la pirámide.

Por otra parte, unas mediciones de inercia termal revelaron que las colinas-pirámides estarían formadas por un material poco consolidado o denso y con cavidades internas, lo que estaría justificado en el caso de una estructura artificial.

3.      Análisis de radar y geo-radar


Las pruebas realizadas mediante RADARSAT y sistema de radar SPOT sugerían la presencia de ciertas alineaciones que podían ser tomadas como indicio de terrazas, muros, pasadizos, cavidades o cámaras situadas en el interior de la estructura de la Pirámide del Sol. Igualmente, unos trabajos de georadar implementados en el invierno 2006-2007 por técnicos serbios y alemanes detectaron hasta 44 anomalías en todo el valle de las Pirámides, en forma de terrazas, escalones, pasadizos, etc. Asimismo, Osmanagic hace referencia a fuentes militares que aseguran que en situaciones de bombardeo de artillería (durante la guerra de Bosnia) se habían detectado vibraciones del suelo, ecos, y movimientos del terreno cada vez que la colina sufría impactos.

4.      Pruebas de tipo geoarqueológico


En lo que sería propiamente la labor arqueológica de excavación, Osmanagic ha invertido muchas horas de trabajos de técnicos y voluntarios[6]. La mayoría de esfuerzos se han centrado en la Pirámide del Sol y en menor grado en la de la Luna; por su parte, los túneles también han sido objeto de atención prioritaria, especialmente en los últimos años.

Supuestas losas artificiales
La mayor parte del trabajo se ha realizado a base de excavar catas o trincheras con la intención de localizar directamente los famosos grandes bloques de revestimiento (lo que sería “destapar” la parte exterior de la pirámide). Y, efectivamente, en las pirámides principales se han localizado diversas zonas con revestimiento inclinado o pavimento horizontal. Los análisis realizados sobre este material por parte de varias instituciones científicas (Instituto de Ingeniería civil de Tuzla, Instituto de materiales de la Universidad de Zenica e Instituto de la Construcción de la Universidad de Sarajevo) han sugerido que se trata de un antiguo material sintético, o sea, algún tipo de cemento. Según el profesor Muhamed Pasic, de la Universidad de Zenica, “la arcilla moderadamente cocida mezclada con agua posee cualidades aglutinantes.” Sin embargo, más allá de estos pavimentos o revestimientos (la mayoría en forma de “terrazas”), prácticamente no se han encontrado estructuras reconocibles, con excepción de una pequeña cisterna o similar de 3 X 2 metros y un indicio de muro, ambos en la Pirámide de la Luna.

Túnel Ravne
En cuanto a los túneles, Osmanagic recuerda que en varias pirámides de todo el mundo se han localizado túneles bajo la estructura, y que en la mayoría de los casos apenas han sido investigados. Los trabajos realizados en Visoko mostraban la existencia de un complejo sistema de túneles que conectaría todas las grandes construcciones de la zona. Por si fuera poco, afirma categóricamente que tales túneles no son viejas minas y que parecen remontarse a mucho antes de las épocas romana o medieval. Los trabajos han descubierto dos redes principales de túneles, Ravne y KTK, ambos construidos con material conglomerado[7]. Ravne, cuya entrada está a unos 2,5 kilómetros de la Pirámide del Sol, fue el primero en ser descubierto (2006) y se ha excavado en una extensión de unos 200 metros. En su interior se han hallado algunos pocos objetos, marcas de una posible escritura y hasta dos extraños monolitos bautizados como “K1” y “K-2”.

Sobre el hallazgo de artefactos, los resultados han sido más bien modestos, como admite el propio Osmanagic. Aparte de los supuestos monolitos, se han extraído algunos pequeños objetos o utensilios de piedra, piedras grabadas con signos o marcas, alguna estatuilla, un posible “amuleto”, y una especie de “mini pirámide” hecha de arcilla y con decoración incisa.

5.      Dataciones de radiocarbono


Un aspecto crucial para dar empaque a todo el proyecto de Osmanagic era la datación de los restos, pues él ya sostenía desde 2005 que las pirámides eran extremadamente antiguas, anteriores al final de última era glacial. Así pues, desde el principio se afanó en obtener dataciones fiables mediante carbono-14.

Los primeros análisis, a partir de muestras de estratos del suelo de la colina, apuntaban a una antigüedad estimada de unos 12.000 años[8]. Posteriormente, en 2008, un fragmento de madera hallado en el conglomerado del complejo de túneles Ravne fue datado por dos laboratorios distintos (Kiel Lab en Alemania y Gliwice Lab en Polonia), dando fechas entre 31.000 y 34.000 años de antigüedad. Con todo ello Osmanagic ya pudo afianzar y pregonar la exclusividad de su yacimiento de forma sensacionalista, pues tal cronología superaba con creces todo lo aceptable por las visiones ortodoxas.

Últimos resultados



Monolito hallado en uno de los túneles
Los trabajos de los recientes años (2009-2014) no parecen haber aportado grandes novedades. Básicamente lo que Osmanagic ha buscado es confirmar sus tesis con nuevas pruebas técnicas, y en este sentido presenta un estudio llevado a cabo en 2009 por el Politecnico di Torino (Italia), según el cual los bloques estarían realizados con un cemento de alta calidad, superior incluso al cemento moderno.

El trabajo en la Pirámide del Sol ha seguido en la línea de ir descubriendo la extensión del enlosado de cemento y la profundidad a la que aparece, que parece no ser uniforme, seguramente por el efecto de la erosión. A su vez, se ha trabajado bastante en los túneles y se han descubierto bastantes artefactos, la mayoría de piedra[9]. En particular se ha magnificado el hallazgo, a 180 metros de la entrada del túnel Ravne, de un gran monolito denominado “K-5”, al que se le ha concedido un peso estimado de 25.000 kilos, junto con restos de posibles muros, lo que sugeriría que en aquel lugar hubo ocupación humana. Asimismo, se ha puesto bastante énfasis en algunos objetos que mostraban signos de escritura o similar, lo que ha permitido afirmar que se está trabajando en “tres nuevos lenguajes simbólicos”.

Análisis de C-14 encargado por Osmanagic
En lo referente a las últimas dataciones, ha habido alguna disparidad. Por un lado, unas muestras orgánicas tomadas en 2011 de la Pirámide de la Luna arrojaron unas fechas en torno a 10350 a. C., según los datos brindados por el Instituto de Física del Instituto de Tecnología de Silesia. Por otro lado, en 2012, se halló una hoja fosilizada en un bloque de conglomerado de la Pirámide del Sol, y en este caso la datación –realizada por un laboratorio de Kiev (Ucrania)– dio una antigüedad de 24.800 años (± 200 años), lo que ofrecía la fecha más antigua para las pirámides, aunque un poco más moderna que los túneles. A su vez, las más recientes dataciones mediante radiocarbono, de 2013, han vuelto a dar ciertas oscilaciones: así, las nuevas muestras apuntan a una antigüedad de 29.200 años (± 400 años) para la Pirámide del Sol y de unos 20.100 años para el complejo de túneles de Ravne.

Por último cabe resaltar que Osmanagic ha dedicado estos años recientes a promover un mayor acercamiento del público en general al yacimiento, lo que ha conseguido mejorando los accesos hasta los lugares de excavación e incluso creando en 2013 el primer “Museo” con los artefactos hallados hasta la fecha.

El componente “piramidológico”



Sin ánimo de ser despectivo por usar este término, me referiré brevemente a otra vertiente de las investigaciones de Sam Osmanagic, que se sitúan en un terreno aún más heterodoxo que el anterior, por cuanto entran de pleno en aspectos relacionados con las energías piramidales o telúricas u otros fenómenos afines no reconocidos por la ciencia, a veces enviados directamente al saco de la pseudociencia o bien al de las creencias de tipo “New Age”. Por supuesto, no hace falta recalcar que este tipo de investigación todavía le ha condenado más como hereje o charlatán a ojos académicos.

¿Haz de energía en la cumbre piramidal?
De todos modos, para dar un contexto adecuado a este punto, es obligado mencionar que Osmanagic tiene un concepto de las pirámides bastante apartado de los modelos académicos, pues rechaza las habituales explicaciones sobre su datación y su función (sobre todo en Egipto, por la función funeraria) y cree que los arqueólogos siguen empeñados en defender cosas insostenibles. Por de pronto, quizás por influencia de la arqueología alternativa más esotérica, dijo en su momento que los mayas procedían de las Pléyades y de la Atlántida. Pero más allá de estas afirmaciones, Osmanagic comparte la idea con otros autores quizá más moderados de que existió una civilización muy avanzada en una cierta Edad de Oro, que luego desapareció totalmente, dejando algunos vestigios como las propias grandes pirámides.

Y puesto que él considera que las pirámides son quizá el legado de una ciencia más elevada, se ha preocupado de identificar las propiedades especiales (“energéticas y espirituales” según consta en su web) que presentan estos monumentos en el ámbito del electromagnetismo y los ultrasonidos. Así pues, Osmanagic ha llevado a cabo los siguientes trabajos:

1) En 2010 un equipo de físicos croatas –liderado por el profesor Slobodan Mizdrak– documentó la existencia de un haz o rayo de energía, de unos 4,5 metros de radio, que procedía de la cima de la Pirámide del Sol y que resonaba a intervalos regulares de 4,2 Khz hasta una frecuencia de 28 Khz. Según Mizdrak, estas ondas observadas en la cima de la pirámide son de naturaleza no hertziana, longitudinal y escalar.

2) En 2011, otros expertos italianos y finlandeses detectaron en el mismo lugar fenómenos de ultrasonidos.

3) En la red de túneles se ha podido constatar que no hay rastro de radiación negativa, ya sea de tipo cósmico, radioactividad natural o bien radiación procedente de las aguas subterráneas. Es por tanto, “uno de los lugares más seguros del planeta para la protección de la salud.”

Con todo esto, Osmanagic afirma en su web sin tapujos que: “el antiguo pueblo que construyó estas pirámides conocía los secretos de la frecuencia y la energía. Usaron estos recursos naturales para desarrollar tecnologías y emprender construcciones a una escala que no hemos visto antes sobre la Tierra.”

En otros aspectos de tipo heterodoxo, Osmanagic también ha encontrado una correlación entre la disposición geográfica de los monumentos del valle de las pirámides y un sistema basado en una cuadrícula de 8 X 8, o de 16 vientos, o sea, el mismo método empleado en tiempos antiguos para la navegación y la cartografía. Y para añadir más elementos de corte claramente “alternativo”, Osmanagic saca a colación una cierta geometría sagrada de la zona, con referentes astronómicos o astrológicos, y a la aparición de unas grandes esferas de piedra sospechosamente parecidas a las famosas esferas de Costa Rica.

Las visiones “neutrales”



Desde el mismo momento en que Sam Osmanagic anunció en 2005 su descubrimiento, no tardó en desatarse la polémica en torno a sus pirámides y así pues aparecieron opiniones a favor y en contra sustentadas con múltiples  argumentos de diversa índole. Lamentablemente, esta controversia –en vez de encaminarse hacia un debate  sereno y constructivo– ha desembocado a menudo en una fuerte hostilidad entre los bandos e incluso en ataques personales, y como resultado, se ha llegado a un punto muerto basado en unas posiciones polarizadas e irreconciliables.

No obstante, cabe destacar que algunas personas –entre ellas varias de reconocida trayectoria científica– han preferido eludir la confrontación o el puro maniqueísmo y se han acercado a Visoko con la mente abierta y sin ningún prejuicio, a fin de examinar las pruebas de una forma –digamos– “neutral”. A continuación, veremos algunas de estas opiniones, incluyendo las que puntualmente podrían suponer cierto apoyo (o al menos el beneficio de la duda) a las tesis de Osmanagic.

Robert Schoch
Entre los primeros investigadores alternativos en llegar a Visoko, en 2006, estuvo el geólogo norteamericano Robert Schoch (famoso por su datación heterodoxa de la Gran Esfinge), que pasó alrededor de un mes inspeccionando el yacimiento. Osmanagic lo recibió con entusiasmo y poniendo a su disposición incluso una avioneta para que pudiera apreciar todo el conjunto desde el aire. Sin embargo, la observación sobre el terreno de Schoch no coincidió con los argumentos de su anfitrión. En su opinión cualificada, no había pirámides en Visoko. Todo lo que se podía ver era fruto de procesos geológicos naturales, y de alguna manera el trabajo emprendido allí estaba modificando el terreno (mediante la propia excavación) para hacer que pareciera una pirámide.

Schoch argumentaba que la naturaleza está llena de regularidades y que ciertas formas atribuidas a la acción humana tenían una explicación geológica bien conocida, como por ejemplo las capas regulares de arenisca, que son en realidad producto de una sedimentación cíclica. En cuanto al espinoso tema de los grandes bloques de cemento (artificial, según Osmanagic), Robert Schoch sólo veía grandes losas de arenisca o conglomerados naturales que se habían roto en pedazos más o menos grandes a causa de presiones tectónicas y de desplomes. Su dictamen técnico se puede resumir de esta manera[10]:
“Las fuerzas tectónicas deformaron plásticamente las arcillas y las lutitas pero las areniscas y los conglomerados, que su equipo había excavado en numerosos lugares, se rompieron en piezas de forma semi-regular, interpretándose como pavimentos, terrazas, bloques de cemento, piedras de cimentación, etc. Es interesante y revelador observar que los tamaños de los bloques de conglomerado y de arenisca hallados se corresponden con el grosor de los estratos de la roca original. Los finos estratos de arenisca, presionados tectónicamente, se rompieron en pequeños trozos mientras que las gruesas y firmes capas de conglomerado se rompieron en trozos enormes. Este es exactamente el patrón que se podría esperar en las formaciones rocosas naturales.”

Y para acabar de aguar la fiesta a Osmanagic, Schoch también inspeccionó uno de los “antiguos” túneles y se llevó una gran decepción. En su exploración, aseguró que se trataba de un túnel que había sido practicado y modificado en tiempos recientes, según deducía a partir de algunos graffiti[11], de paredes y techos caídos y de un posible uso militar en la guerra de Bosnia de los años 90. En definitiva, Schoch desestimaba por completo las tesis de Osmanagic, si bien admitía que el lugar tenía una gran riqueza geológica y arqueológica que debía ser investigada y explotada adecuadamente.

Por otro lado, es muy significativo que muchos autores internacionales del género de la arqueología alternativa hayan preferido eludir el tema de forma discreta, pasándolo por alto tanto en sus libros como en sus sitios web. Precisamente, durante la entrevista que en 2013 realicé  a Graham Hancock para Dogmacero, le pregunté directamente por el tema de las pirámides bosnias y me contestó que no podía pronunciarse porque no se había formado una opinión a partir de la información disponible.

Nabil Swelim
En cambio, la intervención en 2007 de otra personalidad académica (nada sospechosa de ser alternativa) pudo dar un giro inesperado a la controversia, esta vez a favor de Osmanagic. Me estoy refiriendo a la visita que hizo al conjunto de Visoko durante un par de semanas el egiptólogo egipcio Nabil Swelim, cuyas observaciones se plasmaron en un breve informe titulado “The pyramid hills:Visočica and Plješevica Hrašće: observations and analyses”. Sobre este trabajo se puede decir sin exageración que fue la primera ocasión en que algún experto de la comunidad académica arqueológica mostraba un cierto acercamiento a las tesis del investigador bosnio, pues este artículo, en vez de despotricar contra él, le concedía como mínimo el beneficio de la duda. Además, es de destacar que Swelim aceptó de buen grado la invitación de Osmanagic y que su compromiso de estudiar el fenómeno sin prejuicios le comportó serias advertencias por parte de algunos colegas.

"Enlosado" de la pirámide de la Luna
Básicamente, el enfoque teórico de Swelim consistió en comparar las características de las colinas bosnias con las clásicas formas y rasgos de las pirámides. A partir de aquí, combinó el trabajo de campo con el estudio de mapas locales y de los informes previos de otros especialistas. Así pues, a raíz de esta investigación preliminar estableció algunos paralelismos razonables que le empujaron a afirmar que en Visoko había colinas piramidales (“pyramid hills”). Dicho de otro modo, Swelim consideró factible que sobre una base natural (la propia colina) hubiera tenido lugar una intervención humana de enormes proporciones para darle la típica forma de pirámide. En este sentido, veía una posible artificialidad en los bloques de conglomerado, así como en las losas horizontales (“baldosas”) cuya aparente regularidad le inclinaba a pensar que se trataría de un pavimento. Por otro lado, consideró que había otros indicios muy significativos (pero no concluyentes), como la orientación bastante precisa de las caras a los cuatro puntos cardinales o la existencia de posibles estructuras internas –como en las pirámides egipcias– según se había apreciado en los estudios preliminares de geo-radar.

Swelim también se apoyó en gran parte en las observaciones previas de su compatriota el Dr. Aly Barakat, geólogo, que había estado el año anterior en Visoko y que –si bien coincidía en las apreciaciones de los geólogos bosnios (críticos con Osmanagic) sobre la composición de la colina de Visočica[12]  estimaba que posiblemente había habido una actuación humana para modificar la forma de la colina y convertirla en pirámide mediante la aplicación de unas losas de revestimiento. Incluso se atrevió a sugerir que tal empresa había sido obra de alguna “civilización antigua”. Ahora bien, Barakat se mostraba confundido ante la extraña regularidad de la pirámide del Sol, y reconocía que la única cara propiamente regular (triangular) era la del norte, y en menor medida la cara este. Las otras dos caras serían bastante más irregulares y además la inclinación uniforme de las caras sería más bien un efecto óptico a cierta distancia, pues sobre el terreno se apreciaba una evidente variación en diferentes puntos de la colina. De todas formas, el geólogo egipcio pensaba que los elementos naturales (erosión, fuerzas tectónicas, vegetación...) y la intervención humana habían provocado una cierta deformación de la pirámide.

Sea como fuere, tanto Barakat como Swelim se mostraron bastante prudentes en sus conclusiones y se remitieron a la necesidad de implementar estudios posteriores. Estas opiniones benevolentes, sin embargo, levantaron una cierta polvareda en el estamento académico y acabaron por producir la reacción del famoso y mediático Zahi Hawass, el entonces Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto (SCA). Así, cuando fue interpelado sobre la cuestión de Bosnia, Hawas emitió un comunicado (sin haber estado en Bosnia y valorando el asunto a partir de referencias) condenando sin paliativos el proyecto de Osmanagic, al que desacreditó duramente por su falta de conocimiento sobre las pirámides y por sus veleidades pseudocientíficas. En cuanto a las opiniones de su compatriota Barakat, también lo desautorizó diciendo que, como geólogo, no sabía nada de pirámides y que no había ido a Bosnia en representación del SCA.

Lo que es claro y manifiesto es que con el tiempo los dos científicos egipcios se fueron distanciando de sus primeras impresiones “neutrales” o ligeramente favorables a Osmanagic y se mantuvieron en un discreto silencio. En todo caso, Nabil Swelim creyó necesario desmarcarse explícitamente de Osmanagic y así en 2010 escribió un breve artículo en el cual –si bien no se retractaba del todo de su anterior posición– sí realizaba ciertas puntualizaciones categóricas (aunque sin aportar nuevos argumentos significativos) que le situaban en un punto intermedio entre Osmanagic y los académicos que le habían puesto en la picota debido a su defensa de ciertas ideas cercanas a la herejía. Sin embargo, detrás de las declaraciones altisonantes de unos y otros apenas se puede entrever un debate racional sino más bien un choque de egos personales y científicos, sin descartar otras motivaciones[13]. Por su parte, Osmanagic ve cierta conspiración en todo este asunto y acusa directamente a Swelim y Barakat de haber cedido a las presiones de Hawas, que presuntamente les habría amenazado con retirarles sus retribuciones públicas[14].

Encuentro Davidovits-Osmanagic en 2008
Por otro lado, en 2008 Osmanagic cedió personalmente una muestra de su “cemento” al químico Joseph Davidovits, muy conocido por haber lanzado la propuesta de que los bloques que formaban la Gran Pirámide eran en realidad piedras artificiales. Davidovits analizó en 2009 esta muestra bajo microscopio electrónico y reconoció que podría ser un cemento antiguo, parecido al cemento romano. Sobre su composición, estableció que se trataba de un cemento geopolímero basado en calcio y potasio siendo el elemento aglutinador un tipo de arena muy fina de granito detrítico. Sin embargo,  Davidovits publicó en 2013 una actualización en su sitio web en la que se distanciaba de las proclamas del investigador bosnio, dejando claro que el material analizado procedía de una cisterna romana y de ningún modo de los bloques de la Pirámide del Sol[15].

Finalmente, me gustaría citar otra opinión neutral muy representativa pues cuanto procede de Carlos Mesa, un investigador alternativo español, que se acercó a Bosnia con la mente abierta pero también buscando rigor y respuestas claras. Mesa escribió un interesante artículo en 2011 sobre su visita a la zona, donde estuvo excavando como un voluntario más, lo que sin duda constituye una experiencia de primera mano. Básicamente, los hechos que Mesa ponía de relieve sobre el proyecto arqueológico eran los siguientes:

  • No se podía apreciar una correcta metodología arqueológica; se excavaba a destajo a pico y pala en diferentes sondeos con el único objetivo de llegar al corazón de la pirámide.
  • Muchos arqueólogos ortodoxos han rechazado las tesis de Osmanagic y han vertido incluso  acusaciones de “montaje” sin haber pisado nunca la zona.
  • Tanto en la Pirámide de la Luna como en la del Sol se puede observar un pavimento (o enlosado) real y artificial en determinados puntos. Sin embargo, no hay ninguna continuidad en estos recubrimientos, cosa que se podría esperar de una estructura tan grande como una pirámide
  • Según algunos expertos, Osmanagic está descubriendo en la zona algunos restos arqueológicos de antiguas culturas y de Edad Media (de hecho, en la cima de la Pirámide del Sol se pueden visitar los restos de una antigua fortaleza medieval), pero no hay nada realmente “antediluviano”. Muy posiblemente, casi todos los restos, signos y artefactos identificados en Visoko podrían pertenecer a cultura neolítica Vinca, que surgió en los Balcanes entre el 5.000 y el 4.000 a. C.


Así pues, al final de su artículo, Mesa ofrecía una nueva lectura de los vestigios hallados en la colina de Visočica:
¿Y si en lugar de pirámides estuviéramos encontrado túmulos o restos de construcciones artificiales que, con el paso de los siglos, la erosión, las lluvias y glaciaciones, se hubieran desplazado montaña abajo? ¿Y si estas construcciones hubieran estado en la cima? Tal vez, debido a ello, no había uniformidad alguna, y sí era posible localizar estos restos desperdigados de forma arbitraria.”

En definitiva, esta opinión no difiere demasiado de las voces académicas que afirman que no hay pirámides por ningún sitio pero sí ciertos restos que están siendo mal excavados y mal interpretados, lo que supone un importante daño al auténtico patrimonio arqueológico de Bosnia.


Problemas con la “ciencia” de Osmanagic



Ya hemos visto en resumen lo que el equipo de Osmanagic ha aportado durante estos años, y no se puede negar que se han ido acumulando datos obtenidos mediante métodos y tecnologías del ámbito de la ciencia. Sin embargo, una cosa es excavar el terreno y realizar pruebas científicas –ya sean muchas o pocas– y otra cosa es tergiversar su contenido o finalidad para tratar de demostrar con ellas las tesis planteadas. Este es precisamente el núcleo de toda la oposición al proyecto de la Fundación: bajo un aparente enfoque científico, no habría en realidad nada de ciencia sino un burdo montaje preparado para respaldar unas tesis que de ningún modo se aguantarían aplicando el método científico convencional.

Así, varios profesionales académicos han escrito sobre la pseudoarqueología que se practica en Visoko, con el propósito de dejar en evidencia la absoluta falta de profesionalidad y espíritu científico de Osmanagic. De entre todas las aportaciones críticas cabe destacar particularmente la labor de la geomorfóloga francesa Irna Lautre, cuya página web (http://irna.lautre.net) está casi completamente dedicada a desmontar el mito de las pirámides a partir de una enorme recopilación y evaluación de la información disponible desde 2005 hasta la actualidad. Para no extendernos en demasía, expondré seguidamente los puntos principales y remito a los lectores interesados a que consulten dicha web, que contiene una gran diversidad de documentos muy significativos (en francés, inglés y bosnio).

El dudoso apoyo de personalidades científicas destacadas



Logotipo de la Fundación de las pirámides de Bosnia
Como ya hemos expuesto, Osmanagic ha tratado de involucrar a expertos de varias especialidades para dar una pátina científica a su proyecto, pero su lista de colaboradores académicos no sólo es muy corta, sino que además está manipulada. Así, Lautre afirma que en su momento mencionó o implicó a varias personas (que supuestamente formaban parte del proyecto o respaldaban sus tesis) cuando en realidad estas personas apenas habían tenido contacto con Osmanagic o bien no tenían unas credenciales definidas, por no hablar de otras que incluso no han podido ser identificadas satisfactoriamente. De hecho, desde 2006 varios nombres han ido apareciendo y cayendo de la web oficial de la Fundación por motivos oscuros. Además, como ya se ha mencionado, aunque algunas personalidades científicas (Davidovits, Swelim) se han alejado claramente de Osmanagic, éste continúa citando su “apoyo”, cuando sus primeras impresiones parecían favorecerlo.

Los problemas con el equipo de arqueólogos



A fin de excavar la Pirámide del Sol y el resto de monumentos, Osmanagic ha recurrido a unos pocos jóvenes profesionales con poca o nula experiencia. El joven arqueólogo italiano Ricardo Brett parece ser que todavía era estudiante (sin título oficial) cuando estuvo a cargo de las excavaciones. En cambio, su compatriota Sara Acconci sí tendría esa titulación, así como el británico Andrew Lawler. También estuvo al cargo de las excavaciones un tal Mislav Hollós (un historiador del Arte por la Universidad de Zagreb), que en unos pocos meses apenas pudo redactar un informe, siendo luego descartado, supuestamente por no aportar el suficiente apoyo a la existencia de las pirámides. En efecto, ninguno de estos profesionales estuvo demasiado tiempo con Osmanagic. Para Lautre, la posibilidad de entrar en un proyecto de estas dimensiones y con cierta aura épica habría atraído a estas personas con ganas de hacer carrera. Ahora bien, una vez superado el influjo de Osmanagic, todos ellos acabaron por abandonar Visoko al ver lastimosamente cómo la arqueología real chocaba con las manipulaciones de su patrón[16]. Brett, no obstante, sigue trabajando en Bosnia, pero en proyectos de arqueología “convencional”.

La falsa regularidad de la Pirámide del Sol



Lautre no niega que algunas de las colinas de la zona presentan caras más o menos triangulares o trapezoidales, pero las únicas caras con un aspecto triangular “regular” son las caras norte y oeste de Visočica. No por casualidad, todas las fotos muestran estas caras a modo de prueba irrefutable, pero no las otras, que son completamente irregulares (o simplemente “no existen”). Además, el parecido del resto de colinas con auténticas pirámides es realmente muy forzado. Lo cierto es que los geólogos locales ya han explicado esas formas como fruto de procesos naturales. Asimismo, la perfecta orientación de las caras a los cuatro puntos cardinales no sería tal, básicamente por la dificultad de estimar sobre el terreno las alineaciones rectas de la colina, lo que haría que la medición fuese como mínimo discutible.

La interpretación “personal” de la geología y la arqueología locales



"Terraza" en la pirámide del Sol
La gran mayoría de geólogos (tantos bosnios como de otros países) coinciden en señalar que Osmanagic ha interpretado de forma libre y errónea los rasgos típicos de la geología de las colinas de Visoko, como ya expusiera en su visita Robert Schoch. Así, las capas o estratos de “losas” de piedra caliza o de conglomerado que formarían el “revestimiento” son perfectamente naturales y su formación está bien explicada según fenómenos geológicos conocidos que se remontan al Mioceno (hace muchos millones de años) cuando la zona de Visoko era un gran lago. La forma regular en que aparece el famoso “enlosado” en determinados puntos se debe a que los movimientos tectónicos rompieron en ángulos rectos las capas de arenisca, dándoles una falsa apariencia de pavimento artificial. Por otro lado, Lautre acusa a Osmanagic de haber excavado de forma torticera para crear un falso aspecto de pirámide escalonada a base de terraplenes, es decir, que la propia excavación daría una forma de escalones regulares al terreno montañoso.

En el ámbito arqueológico, cabe señalar que alguna ocasión se ha llegado a interpretar libremente toda una estructura, como cuando se anunció que se había encontrado una supuesta entrada a la Pirámide de la Luna. Se trataba de una estructura rectangular de piedra, que tras ser excavada, cayó en el olvido, dejando de ser mencionada en el sitio web de la Fundación. En efecto, no se publicó nada sobre esta investigación ni se tiene ninguna datación de los restos. En la práctica, pudo haber sido un refugio para ganado, o una cabaña de leñador o una estructura de finalidad militar, pero todo son especulaciones.

La lectura sesgada de las pruebas científicas



A pesar de que la Fundación muestra en su sitio web pruebas de diversas personalidades o instituciones científicas, un estudio detallado de tales documentos prueba que Osmanagic ha sacado de contexto los resultados y los ha presentado de forma tendenciosa. Por ejemplo, las pruebas sobre el “cemento artificial” realizadas por instituciones bosnias confirman que se trata de un material de gran dureza, pero en ningún momento se hace referencia a su origen (natural o artificial). Y en cuanto al estudio del Politécnico de Turín sobre este tema, pese a ser citado en la web oficial de la Fundación, parece que nadie ha tenido acceso directo a él[17]. En otro caso, las investigaciones implementadas con geo-radar fueron presentadas como clara prueba de que existían estructuras (artificiales) bajo Visočica, pero lo que estos análisis realmente resaltaron es que había ciertas anomalías subterráneas. Esto puede suponer que haya cavidades, pero también cambios de densidad en el terreno, fallas, etc. Por tanto, es muy aventurado afirmar con esos datos que existen redes de estructuras o cámaras por debajo del terreno.


La confusa excavación de los túneles



Osmanagic ha estado excavando extensamente una supuesta red de túneles que conectarían las pirámides por el subsuelo, pero en realidad no parece que haya una relación directa entre los túneles y las colinas (el túnel Ravne, por ejemplo, está situado a 3 km. de Visočica). Dicho esto, se reconoce que los túneles –abandonados y rellenados desde hace tiempo– podrían ser antiguas minas (posiblemente de oro) pero sin que ello suponga que la intervención de una civilización antediluviana. Y sobre los raros monolitos, supuestamente cerámicos, que se han hallado en los túneles, no hay estudios que confirmen su composición ni propiedades. Por otro lado, Lautre carga contra Osmanagic por querer excavar obstinadamente en dirección a las pirámides, con poco o nulo método, modificando los túneles para hacerlos accesibles al público, sin un registro estratigráfico adecuado y sin cribar los sedimentos para extraer pequeños objetos.

Los extraños artefactos de la civilización perdida



Fragmentos de cerámica local hallados en las excavaciones
A lo largo de varios años se han ido encontrando muchos artefactos tanto en las colinas como en los túneles, pero tales objetos no pertenecerían a ninguna civilización perdida sino a antiguas culturas locales, y lo que es más, algunos de ellos ni siquiera serían artefactos sino objetos de claro origen natural. Es más, en algún caso se ha demostrado que la propia fundación habría “inventado” pruebas, como una especie de rueda o base de columna formada a partir de la unión de diversas piedras. Como contrapunto, cabría esperar que se hubiese hallado algún rastro de las herramientas (cinceles, martillos, aparatos de medición...) con las que se construyeron las pirámides, pero no se ha podido aportar ningún objeto de estas características. Por lo demás, el propio Osmanagic reconoció en 2007 que se habían hallado utensilios neolíticos, fragmentos de cerámica medieval, clavos de hierro, inscripciones medievales, etc., todo lo cual casa perfectamente con el contexto arqueológico de la zona. Finalmente, Lautre argumenta que las famosas esferas de piedra tienen todos los visos de ser naturales (bien megaesferulitas de origen volcánico, bien concreciones), muy similares a otras muchas que pueden verse en distintas partes del mundo[18].


Las dataciones de C-14 no datan nada en concreto



La geóloga francesa reconoce que se han llevado a cabo dataciones metodológicamente correctas mediante C-14, que han arrojado fechas de entre 3.000 AP y 35.000 AP (Antes del Presente). Sin embargo, la paradoja es que tales dataciones, obtenidas a partir de muestras orgánicas recogidas al azar, no datan las “pirámides”, ni ningún estrato ni objeto arqueológico. Y lo que es más: son menos representativas por cuanto se han obtenido de restos en superficie, más propensos a estar contaminados por aportaciones de carbono modernas. En el mejor de los casos, las cronologías obtenidas de las muestras (raíces, hojas o fragmentos de madera) sólo indicarían aproximadamente la edad del terreno natural formado sobre la colina. En suma, desde el punto de vista arqueológico, estas dataciones prácticamente no tienen valor.


Sobre todo el argumentario de Irna Lautre se puede decir que tal vez se ha excedido en algunas de sus críticas, rozando incluso consideraciones ad hominem y lanzando acusaciones muy duras contra personas e instituciones, lo que a veces da una imagen más de persecución inquisitorial que de estudio científico. De hecho, la propia geóloga se ha visto forzada a rectificar en más de una ocasión, quizá llevada por algunos prejuicios. Sin embargo, a su favor cabe decir que ha analizado con lupa todos los datos y que ha destapado las mil y una incongruencias del proyecto de Osmanagic. Asimismo, Lautre ha intentado construir puentes de diálogo con algunos ex colaboradores del empresario bosnio, limando previas asperezas y buscando complicidades a favor de una visión imparcial del tema. Por supuesto, ello no quiere decir que haya dado respuestas satisfactorias a todas las dudas o puntos oscuros, por lo menos desde mi modesto punto de vista.


Conclusiones



Comparando lo que ofrece Osmanagic con lo que argumentan sus críticos, podemos ver que su posición resulta ya prácticamente indefendible ante el peso de los hechos y datos sobre el terreno. Dentro de poco se cumplirán diez años de trabajos en la zona y Osmanagic no ha sido capaz de aportar nada sólido o creíble sobre sus pirámides pese a todos sus informes, vídeos, congresos internacionales o ruedas de prensa. Además, sus malas prácticas, tergiversaciones y falta de rigor científico no sólo le han puesto en la picota académica sino que le han alejado de gran parte de la comunidad alternativa. Así, a estas alturas, casi todo el mundo reconoce que lo que está haciendo en realidad es excavar (mal) restos de las culturas locales y que –en vez de escribir una nueva historia– está destrozando el patrimonio arqueológico bosnio.


Lo cierto es que si hubiera una pirámide debajo de la tierra y vegetación, habría salido a la luz tarde o temprano en las labores de desbroce y excavación, como ocurrió con las pirámides de Teotihuacan (México). Pero la realidad es que tras miles de horas de trabajo no se ha podido acceder a nada inequívocamente artificial, si es que los diversos expertos que han realizado esta valoración no están todos equivocados al respecto del famoso revestimiento[19]. Sólo los túneles (o al menos parte de ellos) parecen ser un hallazgo genuino, aunque luego hayan sido mal excavados o mal interpretados. En suma, hay demasiados vacíos y conjeturas para tantas y tan altas expectativas. Por lo tanto, todo apunta –con una probabilidad cercana al 100%– a que hay un pasado por estudiar en Visoko, pero no el que Osmanagic ha querido crear desde su visión de una civilización desaparecida.


Desde luego, no cabe duda de que el envite era muy fuerte: proponer la existencia de un complejo de grandes pirámides de una civilización antediluviana en pleno corazón de Europa era un desafío tan fuerte a la ortodoxia que requería del máximo esfuerzo y rigor, porque nadie iba a aceptar fácilmente tales propuestas. Sin embargo, Osmanagic desoyó cualquier opinión que no coincidiese con la suya, incluso las que le ofrecían el beneficio de la duda, y siguió en una especie de huida hacia delante que nadie sabe muy bien cómo va a terminar. Quizá la historia se ha hecho tan grande a estas alturas que se ha convertido en un monstruo con vida propia que ni siquiera el propio Osmanagic se ve capaz de controlar, al estilo de lo que pasó con el doctor Javier Cabrera y sus célebres piedras de Ica.


Aquí podríamos cerrar el caso de las pirámides bosnias como un triste episodio en que la arqueología alternativa ni es “arqueología” ni es “alternativa”; es simplemente un circo o un espectáculo. Con todo, a modo de contrapunto, quisiera resaltar algunos elementos que me han llamado la atención y que quizá merecerían algunas reflexiones posteriores.


En primer lugar, me sigue pareciendo muy singular la presencia de una montaña natural con dos caras triangulares tan marcadas y con una orientación evidente (aunque no exacta) a los cuatro puntos cardinales. Los expertos opinan que tal formación es totalmente explicable en términos geológicos, y de hecho existen otras montañas de formas similares, pero la gran regularidad de Visočica no deja de ser muy llamativa. Otra cosa sería determinar de qué manera una civilización antigua hubiera podido “piramidalizar” una colina ya existente (la tesis Barakat/Swelim), si descartamos el uso del famoso cemento, la única explicación a la que se ha podido aferrar Osmanagic.


En segundo lugar, tenemos el fenómeno “energético” de carácter electromagnético observado y medido por varios científicos en la cima de la colina, que si bien suele ser objeto de burlas por parte de la ciencia ortodoxa, plantea algunas relaciones directas con fenómenos similares observados en las puntas de pirámides “de verdad” de Centroamérica y Egipto. Esto no implicaría que la colina fuese una verdadera pirámide, pero tal vez podría indicar que ciertas energías cósmicas y/o telúricas pueden concentrarse y canalizarse a través de las formas piramidales. Lamentablemente, a ojos ortodoxos, este tipo de estudios todavía reside en el campo de la pseudociencia (y a veces mezclado inadecuadamente con la New Age y movimientos similares) y no ha avanzado lo suficiente como para poder traspasar la frontera piramidológica.


Por último, una reflexión no poco importante sobre el affaire de Visoko y que aparentemente ha sido pasada por alto por la gran mayoría de las opiniones. Y es que sumando todas las piezas y viendo cómo se han desarrollado los hechos, podemos decir que algo extraño pasa con este proyecto. A pesar de que la Piramidología no es tema precisamente nuevo, resulta que nadie había reparado en la forma sospechosamente piramidal de Visočica hasta que en 2005 apareció por allí Osmanagic, que conocía bien la región por ser nativo de allá. Y acto seguido, todos los grandes medios internacionales se hacen eco de las noticias espectaculares que trae el empresario bosnio-americano. Y pese a que la comunidad académica, en línea con el poder político, tiene un peso decisivo para decidir qué se investiga y qué no en todos los países del mundo, aquí se da la vuelta a la tortilla y toda la atención se centra en las proclamas de Osmanagic. Y por si fuera poco, no sólo las autoridades bosnias bendicen y financian el proyecto de las pirámides; incluso en 2006 el Alto Representante de la Comunidad Internacional en Bosnia, el Sr. Christian Schwarz-Schilling ofreció a Osmanagic su apoyo (tras considerarlo todo un “visionario”), yendo más allá de sus estrictas atribuciones.


Visto este panorama, algunos aseguran que detrás de la excavación de las supuestas pirámides habría un fuerte componente político nacionalista. De este modo, el hallazgo de las pirámides vendría a ser la recuperación de un orgullo bosnio perdido tras una pavorosa guerra étnica y política en la antigua Yugoslavia, lo cual justificaría la creación de un falso –pero épico– pasado. Por otro lado, no faltan los que han visto una clara maniobra de tipo económico, a fin de atraer el turismo internacional a la zona y por extensión a todo el país. Sin embargo, la ya citada Irna Lautre en una reciente entrevista (2013) reconocía que el entusiasmo inicial ha decaído mucho y que el impacto social y económico en la zona de Visoko no ha sido ni mucho menos el esperado. En sus propias palabras:

“Según mis contactos en el área, las “pirámides” no han traído la bonanza esperada, el desempleo en Visoko no ha descendido y muchas personas ya no creen en las promesas del Sr. Osmanagic.”


Para tratar de explicar estas paradojas, se ha sugerido que Osmanagic tiene en Bosnia mucho más poder e influencia de lo que parece (su padre había sido ministro de gobierno) y que de este modo puede llevar a cabo una empresa tan compleja y heterodoxa sin tener que dar demasiadas explicaciones ni preocuparse de las amenazas de los académicos. Aun así, cuesta entender cómo esta aventura se ha podido sostener durante tantos años sin que tenga visos de acabar a corto plazo pese a las claras dificultades económicas que todavía afronta el país. Ahora cabría preguntarse a quién sirve un proyecto de este tamaño que no da rendimientos científicos, ni culturales, ni económicos. Pretender que sólo sigue en pie para satisfacer el ego de una persona me parece una salida demasiado simplista, pero no tengo mejores respuestas.

© Xavier Bartlett 2015


Referencias



BRETT, R. Official MRAV - summer camp 2012 archaeological report. Foundation “Archaeological Park: Bosnian Pyramid of the Sun” (2012)

MESA, C. “Las pirámides bosnias”, en www.carlosmesa.com (2011)

OSMANAGICH, S. Bosnian valley of the pyramids: discovery and road to recognition. First International Scientific Conference on the Bosnian valley of the pyramids (2008)

OSMANAGICH, S. Las pirámides del mundo y las pirámides perdidas de Bosnia. Ed. Obelisco. Barcelona, 2013.

SCHOCH, R. “The Bosnian Pyramid Phenomenon”, en The New Archaeology Review. September 2006 issue (Volume 1, Issue 8).

SWELIM, N. “The pyramid hills:Visočica and Plješevica Hrašće: observations and analyses”. (2007)

SWELIM, N. Visočica on the balance. (2010)

http://irna.lautre.net

http://piramidasunca.ba/eng/home-en.html

http://skeptoid.com/episodes/4140

http://www.bosnianpyramids.org/

http://www.bosnian-pyramid.org/

http://www.davidovits.info/

http://www.robertschoch.com/bosniacontent.html

http://www.semirosmanagic.com/en/


Fuente de imágenes: documentos procedentes de la web oficial de las pirámides bosnias y Wikimedia Commons



[1] Estas estructuras se hallan en distintos países como Grecia, Italia, Alemania o España (las llamadas pirámides guanches). La única pirámide de caras lisas existente en Europa es una conocida réplica romana, la tumba de Caius Cestius. Aparte, existen grandes túmulos o colinas artificiales que recuerdan a pirámides, como Silbury Hill (en Gran Bretaña) que de hecho tiene un núcleo piramidal en forma de espiral. Lo más cercano a unas grandes pirámides no reconocidas –al estilo Osmanagic– son tres colinas próximas a Montevecchia (Italia), que de algún modo recuerdan por su forma y disposición a las tres grandes pirámides de Guiza.

[2] Cabe puntualizar que sus primeras observaciones sobre las “pirámides” se remontan al mes de abril de ese mismo año y que hasta octubre realizó algunas prospecciones de tipo geológico, sobre todo para confirmar la existencia de los túneles. La difusión internacional y la campaña mediática tuvo lugar a la vez que el lanzamiento de su libro sobre este enclave.

[3] En realidad todas estas estructuras tienen desde antiguo su propio nombre local en tanto que colinas o montes, pero Osmanagic las ha rebautizado y registrado con su nombre “arqueológico”, a su libre criterio, por supuesto.

[4] Aquí Osmanagic remarca que el gobierno yugoslavo implementó una campaña de plantación de árboles en todo el monte durante los años 50 y 60, si bien desde la mitad hasta la cima tales plantaciones no fructificaron. Esto recuerda bastante a las campañas similares llevadas a cabo por el gobierno chino en las pirámides (“túmulos o mausoleos”) de la provincia de Shaanxi.

[5] Su composición se basaría en una mezcla de grava, caliza y esquisto con un elemento aglutinante arenoso a base de partículas de cuarzo, feldespato y mica

[6] Según sus propios datos, entre 2005 y 2008 ya se acumulaban más de 300.000 horas de trabajo, a lo que habría que sumar un cifra aún superior de las campañas más recientes.

[7] Osmanagic afirma en su web que todo el material conglomerado (miles de toneladas) se había “extraído” y utilizado luego en forma de cemento para cubrir las pirámides.

[8] Este trabajo lo llevó a cabo el Instituto Federal de Pedología de Bosnia.

[9] Es significativo citar que en el propio informe de 2013, se reconoce que muchos objetos han sido extraídos y almacenados preventivamente a partir de una política expresa de “en caso de duda, se recogen” sin tener nada claro si son artificiales o naturales, pues –debido a que son de un “tiempo anterior” aun por explorar– ofrecen más dificultad para su interpretación.

[10] Fragmento traducido del artículo: Schoch, R. “The Bosnian Pyramid Phenomenon”, en The New Archaeology Review. September 2006 issue (Volume 1, Issue 8).

[11] Schoch no vio ninguna inscripción ni escritura antigua, sino trazos modernos, que incluso podrían ser en algún caso un intento de fraude, según una “fuente fiable” del lugar que le aseguró que dos años antes no había ninguna inscripción en los túneles.

[12] De hecho, Barakat no habla de losas de cemento artificial sino de un conglomerado natural o breccia, formado por fragmentos de piedras de diferente tamaño y composición.

[13] A este respecto, he leído opiniones que justifican la posición de Barakat y Swelim en clave política, por simpatía hacia el Estado Bosnio, de fuerte tradición islámica.

[14] Esta acusación se puso por escrito en un correo electrónico de Osmanagic a Swelim, del cual recibí copia directamente.

[15] Algunas fuentes afirman que la muestra procedía en realidad de un túmulo cercano (también considerado artificial por Osmanagic).

[16] Estas diferencias no serían poco importantes, pues incluirían la intención de Osmanagic de “tapar” ciertos hallazgos (como una lámpara de minero en uno de los túneles) o de modificar los informes arqueológicos antes de su publicación.

[17] La única información referente a este análisis aparece en un correo electrónico enviado a Osmanagic por Giancarlo Barbadoro, un investigador alternativo italiano, que habría tomado muestras de  conglomerado en un visita a Visoko y las habría hecho analizar por la institución ya citada.

[18] Con todo, Lautre reconoce que las esferas de Costa Rica sí son artificiales y no descarta al 100% que las de Visoko lo sean también, pero la documentación fotográfica le inclina a pensar que son un producto geológico.


[19] De todos modos, es bueno recordar que la geología no es una ciencia tan “exacta” u objetiva como cabría esperar, sobre todo cuando choca con la práctica arqueológica y con las ideas preconcebidas; véanse al respecto los casos de Hueyatlaco o la Esfinge de Guiza, entre otros.