domingo, 4 de agosto de 2019

Si las rocas hablaran…


Hace unos pocos años tuve conocimiento del trabajo del investigador independiente español Eliseo López Benito, cuya propuesta principal es la hipótesis de una civilización fantasma (o civilización-madre), de carácter global, que ha pasado desapercibida a los ojos de los académicos y que –en principio– no tiene ninguna relación con el clásico mito de la Atlántida y el resto de mitologías paralelas. Este mundo desconocido, según su apreciación, precedió a las civilizaciones de nuestra historia conocida y se caracteriza por su gigantesca obra megalítica en el paisaje (a modo de “arte”), que más bien debería calificarse como un modelado de la naturaleza, realizado sobre piedra con una tecnología superior que se nos escapa y a menudo con un evidente sentido astronómico. En su momento ya publiqué una entrada sobre Eliseo y su exhaustiva labor sobre el terreno; en particular, su primer documental, que dejó con la boca abierta a mucha gente (incluido yo).

Esta visión resulta muy sorprendente y casi fantástica, pero no está exenta de argumentos, una vez vistas las imágenes y abierta la mente a todas las posibilidades. Además, aproximadamente en la misma época conocí a Manuel Fernández Saavedra, tristemente fallecido el pasado año, que abogaba también por una civilización ignota en las islas Canarias, capaz de remodelar el entorno natural a gran escala y que –a su juicio– era una civilización de gigantes, a la vista del tamaño de ciertos artefactos. En realidad, se trataba de una casuística semejante, con una serie de rasgos sobre el paisaje que en una inspección superficial podrían pasar por accidentes o caprichos geológicos. El problema era determinar cuándo, para qué y cómo se realizaron dichas estructuras, que en muchos casos representarían un trabajo desmesurado –según nuestro patrón de pensamiento– y al mismo tiempo preciso, y todo ello en una época prehistórica indeterminada.

¿Es esto un fenómeno aislado? Parece que no. La verdad es que diversos investigadores en otros lugares del planeta ya han comenzado a detectar ciertas estructuras megalíticas que dan la impresión de ser perfectamente naturales, pero que estudiadas con rigor indicarían la intervención de una mano inteligente. Por ejemplo, ya comenté en su día los gigantescos bloques de Shornaya Goria en Siberia (Rusia), y en fechas recientes, en Nueva Zelanda, el investigador Martin Doutré se ha fijado en una enorme roca esferoide de unas 240 toneladas partida en dos (conocida popularmente como split-apple rock), colocada sobre un lecho o basamento de piedras a modo de calzo estable, y que pudo haber servido como marcador y calendario astronómico. Asimismo, Doutré ha observado unas rocas horadadas con una especie de cazoletas e incisiones que también tendrían fines astronómicos. Este tipo de formaciones, por cierto, me recordaban mucho a algunas estructuras que Eliseo ya había identificado y grabado en España.

La split-apple rock, en la costa norte de Nueva Zelanda

Las recientes investigaciones de Eliseo se han centrado en la montaña mágica –o mística– de Montserrat (Cataluña), que presenta toda una serie de formaciones rocosas muy peculiares que no serían naturales sino artificiales, incluyendo lo que él llama un templo. Con este último trabajo, Eliseo ha salido reforzado de sus ideas y cree que el paradigma actual está totalmente equivocado tanto en geología como en arqueología e historia. A todo esto, debo decir que estoy abierto a esta tesis tan herética, pero todavía tengo que madurarla y criticarla, pues aún veo bastantes cosas difusas y discutibles. En fin, es la vieja historia de que para derribar un paradigma establecido y sustituirlo por otro no basta con criticar o defenestrar las viejas creencias; hay que aportar unas bases conceptuales y metodológicas muy sólidas para afianzar el nuevo paradigma. A este respecto, aunque he intercambiado llamadas y correos con Eliseo, tengo pendiente hablar con él largo y tendido para que me explique precisamente cuáles son esas bases, que a veces quedan un poco deslavazadas en su discurso.

Así pues, posiblemente en un futuro próximo pueda publicar aquí una entrevista a Eliseo para fijar su posición y despejar dudas. Entretanto, adjunto seguidamente un breve vídeo de Eliseo, grabado justamente en Montserrat, donde –en formato de entrevista– da un duro “repaso” a la ciencia oficial y muy en particular a los dogmas de la geología, en una línea que me recuerda mucho a lo que se propugnaba en el documental sobre “La teoría fantástica”, alabado y criticado a partes iguales. Insisto, no comparto completamente su enfoque, pero creo que debe tenerse en cuenta y que puede servir de estímulo para abrir nuevas vías de investigación sobre nuestro pasado más remoto.


© Xavier Bartlett 2019

Crédito de las imágenes: Eliseo L. Benito / Martin Doutré

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