Hace unos pocos
años tuve conocimiento del trabajo del investigador independiente español
Eliseo López Benito, cuya propuesta principal es la hipótesis de una
civilización fantasma (o
civilización-madre), de carácter global, que ha pasado desapercibida a los ojos
de los académicos y que –en principio– no tiene ninguna relación con el clásico
mito de la Atlántida y el resto de mitologías paralelas. Este mundo
desconocido, según su apreciación, precedió a las civilizaciones de nuestra
historia conocida y se caracteriza por su gigantesca obra megalítica en el
paisaje (a modo de “arte”), que más bien debería calificarse como un modelado
de la naturaleza, realizado sobre piedra con una tecnología superior que se nos escapa y a
menudo con un evidente sentido astronómico. En su momento ya publiqué una
entrada sobre Eliseo y su exhaustiva labor sobre el terreno; en particular, su
primer documental, que dejó con la boca abierta a mucha gente (incluido yo).
Esta visión resulta
muy sorprendente y casi fantástica, pero no está exenta de argumentos, una vez
vistas las imágenes y abierta la mente a todas las posibilidades. Además, aproximadamente
en la misma época conocí a Manuel Fernández Saavedra, tristemente fallecido el
pasado año, que abogaba también por una civilización ignota en las islas Canarias,
capaz de remodelar el entorno natural a gran escala y que –a su juicio– era una
civilización de gigantes, a la vista del tamaño de ciertos artefactos. En realidad, se trataba de una casuística semejante, con
una serie de rasgos sobre el paisaje que en una inspección superficial podrían pasar por
accidentes o caprichos geológicos. El problema era determinar cuándo, para qué y cómo se
realizaron dichas estructuras, que en muchos casos representarían un trabajo
desmesurado –según nuestro patrón de pensamiento– y al mismo tiempo preciso, y
todo ello en una época prehistórica indeterminada.
¿Es esto un
fenómeno aislado? Parece que no. La verdad es que diversos investigadores en
otros lugares del planeta ya han comenzado a detectar ciertas estructuras
megalíticas que dan la impresión de ser perfectamente naturales, pero que
estudiadas con rigor indicarían la intervención de una mano inteligente. Por
ejemplo, ya comenté en su día los gigantescos bloques de Shornaya Goria en Siberia
(Rusia), y en fechas recientes, en Nueva Zelanda, el investigador Martin Doutré se
ha fijado en una enorme roca esferoide de unas 240 toneladas partida en dos (conocida
popularmente como split-apple rock), colocada
sobre un lecho o basamento de piedras a modo de calzo estable, y que pudo haber
servido como marcador y calendario astronómico. Asimismo, Doutré ha observado
unas rocas horadadas con una especie de cazoletas e incisiones que también
tendrían fines astronómicos. Este tipo de formaciones, por cierto, me recordaban
mucho a algunas estructuras que Eliseo ya había identificado y grabado en
España.
La split-apple rock, en la costa norte de Nueva Zelanda |
Las recientes
investigaciones de Eliseo se han centrado en la montaña mágica –o mística– de Montserrat (Cataluña), que presenta toda una
serie de formaciones rocosas muy peculiares que no serían naturales sino
artificiales, incluyendo lo que él llama un templo.
Con este último trabajo, Eliseo ha salido reforzado de sus ideas y cree que el
paradigma actual está totalmente equivocado tanto en geología como en arqueología
e historia. A todo esto, debo decir que estoy abierto a esta tesis tan
herética, pero todavía tengo que madurarla y criticarla, pues aún veo bastantes
cosas difusas y discutibles. En fin, es la vieja historia de que para derribar
un paradigma establecido y sustituirlo por otro no basta con criticar o
defenestrar las viejas creencias; hay que aportar unas bases conceptuales y
metodológicas muy sólidas para afianzar el nuevo paradigma. A este respecto,
aunque he intercambiado llamadas y correos con Eliseo, tengo pendiente hablar
con él largo y tendido para que me explique precisamente cuáles son esas bases,
que a veces quedan un poco deslavazadas en su discurso.
Así pues,
posiblemente en un futuro próximo pueda publicar aquí una entrevista a Eliseo
para fijar su posición y despejar dudas. Entretanto, adjunto seguidamente un breve
vídeo de Eliseo, grabado justamente en Montserrat, donde –en formato de
entrevista– da un duro “repaso” a la ciencia oficial y muy en particular a los
dogmas de la geología, en una línea que me recuerda mucho a lo que se
propugnaba en el documental sobre “La teoría fantástica”, alabado y criticado a
partes iguales. Insisto, no comparto completamente su enfoque, pero creo que
debe tenerse en cuenta y que puede servir de estímulo para abrir nuevas vías de
investigación sobre nuestro pasado más remoto.
© Xavier Bartlett 2019
Crédito de las imágenes: Eliseo L. Benito /
Martin Doutré
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