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Ignatius Donnelly |
Por otro lado, el inicio del siglo XX también vio un
fuerte renacer del interés por los fenómenos anómalos o metafísicos, que cristalizaron
en algunas obras como The Book of the
Damned («El libro de los condenados», 1919), de Charles Fort, que se
centraba en los casos extraños no estudiados o no explicados por la ciencia.
El
legado de Fort se ha materializado en los llamados estudios fortianos, que se ocupan de todos los eventos que son
difíciles de explicar para la ciencia convencional. Para Fort, la ciencia no era más que una más de
las formas de analizar el mundo, junto con otras de tipo espiritual o
metafísico, lo cual enlaza con la visión de los autores que acabamos de citar.
Conforme fue
avanzando el siglo XX se fue poniendo un mayor énfasis en la relectura de las
mitologías y en su relación con acontecimientos del pasado, en especial con las
catástrofes cósmicas. Aquí el principal exponente sería el autor norteamericano
de origen ruso Immanuel Velikovsky, con su polémica obra Worlds in collision («Mundos en colisión») publicada en 1950.
Immanuel Velikovsky |
Posteriormente la aparición de nuevos fenómenos inexplicados como los platillos volantes, acabaron de
configurar un panorama propicio para el misterio histórico más sofisticado,
en que se empezaron a relacionar determinadas culturas con seres de otros
mundos, siendo este el centro de atención de varios autores como Pauwels,
Bergier, Charroux, Drake, Chatelain y Kolosimo, por destacar a algunos, ya en
la década de 1960.
Ese fue el momento en que se abrió al gran público la
caja de Pandora en forma de fantásticas hipótesis sobre la presencia de
extraterrestes en nuestra historia, en conexión directa con la recién creada
ufología. Según esta disciplina, que es calificada generalmente de
pseudocientífica, los objetos volantes no identificados (o al menos un cierto
porcentaje de ellos) podrían corresponder en realidad a naves espaciales
tripuladas por entes extraterrestres, ya que ningún aparato de origen humano
tendría las formidables características de estos objetos. Gran parte de los
ufólogos apoyan esta teoría, si bien otros apuntan a explicaciones alternativas
como, por ejemplo, seres de otra dimensión o de otro tiempo, o incluso seres
intraterrestres (una civilización oculta bajo tierra y bajo las aguas).
Pero para entender la HA actual como un fenómeno
cultural de masas debemos referirnos obligadamente a la irrupción en escena del
suizo Erich Von Däniken, antiguo profesional de la hostelería, que en 1968
publicó su famoso libro Erinnerungen an die zukunft[1] (en versión
española, «Recuerdos del futuro») del cual se hizo una posterior
versión cinematográfica. Tras él vinieron muchos más autores y libros
(bastantes de ellos best-sellers),
revistas, documentales, series de televisión, etc. que acabaron de consolidar
el género.
Zecharia Sitchin |
Para entonces ya se había consolidado la interrelación
de las teorías ufológicas con la historia antigua y la arqueología, esto es, la
supuesta visita e influencia de seres de otros planetas en nuestra Historia (o
Prehistoria) más remota, sin excluir ciertos hechos extraños observados en el
cielo en los siglos más recientes. En resumidas cuentas, «si los
extraterrestres se han presentado aquí en las últimas décadas, ¿por qué no en
tiempos más antiguos?» Sobre esta base ufológica se reinterpretaron numerosos
testimonios del pasado mediante esta fórmula: donde antes había dioses, ahora
hay astronautas. Todo ello fue a confluir en la llamada «Teoría del
antiguo astronauta», que tiene una gran cantidad de seguidores en el ámbito
general de la HA.
Volvamos ahora al hilo que iniciamos al hablar de los
orígenes de la HA como fenómeno cultural de masas. Hemos presentado a Erich Von
Däniken —cuyo discurso es harto conocido a estas alturas— y la influencia de la
ufología en la HA. Sin embargo, otros no apuestan tan abiertamente por esa
presencia extraterrestre y apelan a una civilización perdida anterior a las
primeras civilizaciones conocidas y que desapareció misteriosamente a causa de
un desastre natural relacionado supuestamente con el mito del diluvio
universal. Ello, en su opinión,
coincidiría con la última era glacial, a finales del Paleolítico. En este
caso, las conexiones con la Atlántida mencionada por Platón son evidentes, y en
este campo hay gustos para todos: desde los que defienden abiertamente la
existencia real de tal continente hasta los que se limitan a mostrar elementos
culturales comunes que hacen pensar en un único origen anterior, pero sin
apostar claramente por la Atlántida, al reconocer la falta de pruebas
empíricas.
En esta línea han despuntado varios autores, pero especialmente el
escocés Graham Hancock, cuya obra de 1995 Fingerprints
of the gods («Las huellas
de los dioses») se ha convertido en otro clásico de la HA.
Así pues tenemos hoy en día por
tanto dos grandes líneas de pensamiento de la HA, que a veces aparecen
combinadas:
- La presencia de una cultura extraterrestre como factor de cambio en la evolución humana, lo que incluye diversos aspectos, desde la propia creación genética de los humanos modernos hasta el impulso hacia la civilización, pasando por influencias de todo tipo.
- La existencia de una civilización desconocida que a través de su legado explicaría la súbita aparición y florecimiento de las primeras grandes civilizaciones (Egipto y Mesopotamia, principalmente).
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Robert Bauval |
Quedaría como otra hipótesis de trabajo paralela a
estas dos líneas la existencia de una Historia cíclica, en que diferentes
Humanidades habrían surgido, evolucionado y desaparecido en ciclos de miles o
incluso millones de años. Estos ciclos, desconocidos (y negados) por la ciencia
actual, fueron citados por algunas culturas de la Antigüedad y serían la
explicación para esos relatos míticos y para ciertas anomalías arqueológicas que han llamado la atención de algunos
autores. Dentro de esta concepción cíclica caben otras propuestas que afirman
que ciertos logros de los pueblos del pasado se debieron no a atlantes o
extraterrestres, sino a un estado de conciencia superior propia de un ciclo
álgido.
(c) Xavier Bartlett 2013
[1] Más conocido
internacionalmente por su título en inglés: Chariots of the Gods?
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