“Los amos de la
Guerra” es mi segundo libro, publicado por Ediciones Mandala en enero de 2020.
Esta es una obra que recoge casi cuatro años de trabajo de documentación y
redacción sobre las causas últimas de las grandes guerras a través de la
historia, pero muy en particular en los tiempos más recientes.
El motivo o razón
de ser de esta obra ha sido adentrarme en lo que yo llamo “metahistoria”, o una
cierta historia de fondo que se sitúa más allá de la historiografía oficial y
que permanece más o menos oculta entre bambalinas. Así, al analizar
concretamente el fenómeno de la guerra a lo largo de los tiempos, he ido a
parar a una serie de hechos y datos que me han empujado a formular la hipótesis
de que el relato convencional de los conflictos está manipulado y que trata de
vender una argumentación que sólo se aguanta desde la pura teatralidad de la
realidad social, política y económica construida por unos pocos. Desde este
punto de vista, el planteamiento del libro defiende que en verdad no hay
“enemigos”, sino un entramado de intenciones e intereses comunes que trabajan
conjuntamente para el buen éxito de
la guerra.
En efecto, desde el
inicio de la civilización el fenómeno de la guerra ha acompañado a la Humanidad
en todos los continentes y, en efecto, la historia más convencional ha sido un
relato inacabable de conflictos y conquistas entre naciones grandes o pequeñas.
Sin embargo, dejando a un lado la pura descripción más o menos objetiva de los
hechos, nadie ha sido capaz de ofrecer una teoría que explique
satisfactoriamente el trasfondo o motivación última de las guerras. De este
modo, todavía está por justificar la razón por la cual multitudes de
combatientes se lanzan a la batalla para dar muerte a otros semejantes sin que
medie ninguna ofensa personal entre ellos. De hecho, las personas normales no
ansían la guerra. Son arrastrados a ella a partir de unos motivos, intereses o
pretextos creados por las autoridades.
Para tratar de
abrir nuevos caminos de interpretación, en Los
amos de la guerra he tratado de aportar
una visión metahistórica, es decir,
una vía que va más allá de la historiografía ortodoxa para desvelar lo que se
oculta detrás de la fachada del relato oficial. Así, esta obra explora –a
través de un estudio riguroso de los conflictos más importantes del siglo XX–
las supuestas incoherencias, errores y
fatalidades que se han dado para llegar a unos determinados resultados
finales. A partir de ahí, se propone una audaz interpretación de la guerra,
según la cual todas las contiendas han sido cuidadosamente planeadas, vendidas al
pueblo y ejecutadas con la connivencia y colaboración necesaria de todas las
partes implicadas. Desde este punto de vista, nunca ha habido en verdad guerras
entre países o imperios, sino entre una minoría selecta global que ejerce todos
los poderes y la Humanidad entera.
En cuanto al desarrollo del contenido, lo he dividido en tres grandes
bloques temáticos. En el primero de ellos se presenta la realidad de la guerra
desde una visión histórica y antropológica, y se exponen brevemente las teorías
convencionales que se han dado sobre el origen y el sentido de la guerra.
Asimismo, se pone de manifiesto la existencia de un modelo de gran guerra que arrancó en los tiempos
de los primeros reinos e imperios y que ha persistido a lo largo de los siglos.
El segundo bloque es una extensa disección político-militar de los grandes
conflictos del siglo XX (desde la Primera Guerra Mundial hasta las recientes guerras
de Oriente Medio) en sus episodios más importantes para demostrar que son
incoherentes desde una óptica de “poderes independientes”, pero que encajan
perfectamente en un plano único de una inteligencia global. En la última parte se
pasa a enfocar los hechos bajo un nuevo prisma, exponiendo el perfil y el modus
operandi de este poder global que ha funcionado a través de los milenios y
que está relacionado directamente con la más alta casta política, económica y financiera internacional.
Los amos de la guerra nos ofrece,
en fin, las claves para abrir la mente a la trastienda de la historia y descubrir
los mecanismos de esas manipulaciones masivas que han causado tanta muerte y
destrucción a lo largo de los tiempos, poniendo de manifiesto que aún hoy en
día somos víctimas de un enorme engaño para que aprobemos los conflictos y los
hagamos nuestros, cuando en realidad sólo responden al beneficio e interés de
unos pocos individuos.
Finalmente, llegaremos
a la terrible conclusión de que la guerra no se desarrolla a partir de un cierto
“conflicto” o “desencuentro” social, político o económico, aunque al final se
produzcan unas determinadas consecuencias o alteraciones con respecto a la
situación inicial. En realidad, de cara a las personas, todo eso no es más que
un fuerte oleaje sobre la superficie del mar. Con o sin tempestad, el mar sigue
siendo el mismo. Así pues, a efectos prácticos todo cambia para que todo siga igual, como dice el viejo aforismo. En
otras palabras, la guerra es un fin en sí
mismo, y ese fin tiene que ver con el control y la depredación de los seres
humanos.
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