Como consecuencia de ese cambio de mentalidad, descubriremos
que esa realidad física con la que la que trabajan los arqueólogos no es tan objetiva
como nos quieren hacer creer, sino que es simplemente una visión
determinada basada en ciertos filtros y prejuicios. Así pues, la arqueología
alternativa ha propuesto esa nueva perspectiva para cuestionar lo que ya se
daba por sentado y fuera de discusión, dejando claro que el paradigma no es tan
sólido como parece y que –como mínimo– existen otras posibles lecturas igualmente
válidas del pasado que merecen ser escuchadas y evaluadas.
Sin ir más lejos, en este mismo espacio presenté el trabajo
del químico Clesson Harvey, que afirmó sin tapujos que la interpretación de los
Textos de las Pirámides por parte de la egiptología era un total
disparate basado en la magia, la superstición y los ritos funerarios cuando en
realidad, según su parecer, tales textos escondían un conocimiento exacto de
una avanzada ciencia metafísica. No obstante, creo que el larguísimo periodo de
la Prehistoria es el que puede aportarnos mayor número de sorpresas a la
hora de aplicar esos nuevos enfoques, pues detrás de clichés y tópicos
sobre la teoría de la evolución y el paso del primitivismo a la civilización existen
numerosas lagunas e incertezas que nos hacen pensar que las cosas quizá no
fueron como nos las han explicado.
Y como ejemplo perfecto de esto, tendríamos el siempre complejo
tema de separar lo que es natural de lo artificial. Hoy en día no tenemos
demasiados problemas para diferenciar ambos ámbitos, pero en un pasado muy
remoto -en el cual el hombre interaccionaba con la naturaleza de un modo directo
y sin apenas tecnología- las cosas podrían ser bien diferentes. Para valorar en
su justa medida el esfuerzo de algunos autores en esta línea, quiero presentar
a continuación el trabajo de un investigador independiente español que nos hace
ver una realidad arqueológica prácticamente oculta entre un paisaje natural. Así,
mientras arqueólogos y geólogos convencionales no ven más que amontonamientos
naturales de grandes piedras en cierta región de Castilla-León, Eliseo López Benito ha
visto un extenso yacimiento megalítico de una civilización desaparecida (que él
llama “fantasma”), con monumentos de diverso tipo que encierran en algunos casos
altos conocimientos de astronomía.
Así pues, adjunto aquí este notable documental titulado “La civilización
fantasma, el arte incomprendido”, que el autor sitúa entre el 12.000 a. C. y el 6.000 a. C., para que
cada cual extraiga sus conclusiones. Debo confesar que, pese a que no suscribo
todas las evidencias o conclusiones que López Benito expone, el trabajo me ha
dejado impresionado por su seriedad, rigor y detallismo, combinados con una
audacia y un pensamiento lateral más que sobresalientes. En definitiva, veremos
que las propias imágenes nos revelan que detrás de un aparente mundo natural se
esconde la mano creadora (creo que muy grande...) de una humanidad inteligente
que se manejaba con otros valores y motivaciones muy distintos de los nuestros.
© Xavier Bartlett 2015
Foto dolmen: Miguel Zaccagnini
Foto dolmen: Miguel Zaccagnini
3 comentarios:
Como buen montañero estoy totalmente de acuerdo con este hombre, me he encontrado multitud de piedras similares que son difícilmente explicables por la simple casualidad, están en lugares estratégicos, fuera de lugar y con orientaciones artificiales o con formas imposibles de achacar a la erosión.
Sería interesante hacer estudios sobre su relación con estrellas o lineas ley, quizás nos llevásemos una gran sorpresa.
Saludos.
Debo de decir que después de ver varios vídeos y leer sobre el tema de Eliseo López Benito sobre " la civilización madre" me picó la curiosidad y decidí investigar por mi cuenta en una parte de la ciudad donde vivo (Toledo) donde sospechaba que podrían haber restos o señales en diferentes piedras como (piletas,cazoletas,altares...extrañas marcas en piedras) y efectivamente buscando, observando son perfectamente visibles por esa zona.Gracias Eliseo por hacer esa teoría más creíble y racional con pruebas claras y tan bien explicado.
Amigo toledano,
Gracias por el comentario. Sí, en efecto, cuando miramos el paisaje con otros ojos podemos ver cosas que difícilmente pueden ser naturales, sino que de algún modo han sido modificadas. Quizá en algunos casos sean caprichos de la naturaleza o meras casualidades, pero en otros muchos no, y aquí es cuando deberíamos empezar a plantear hipótesis olvidando todos los prejuicios. Personalmente yo pude ver algo de esto en Tenerife e incluso tengo sospechas fundadas de más lugares de este tipo en Cataluña.
Saludos,
X.
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