¿Existió alguna vez una gran civilización matriarcal sobre nuestro planeta? Aunque
la antropología reconoce la existencia de modelos matriarcales en
pequeñas comunidades, desde el punto de vista histórico no se ha dado
crédito a la existencia de una civilización muy antigua basada en el
matriarcado. No
obstante, y como notable excepción dentro del mundo académico,
apareció una figura de fuerte personalidad que defendió con entusiasmo
la existencia de una sociedad o civilización de carácter matriarcal en
la Europa neolítica, con características muy diferentes a la sociedad que vendría después marcada por el patriarcalismo, que es básicamente la misma sociedad en la que vivimos actualmente.
Esta
figura fue la destacada arqueóloga Marija Gimbutas (1921-1994), que
también era una gran experta en lenguas antiguas e historia de las
religiones. Nació en Lituania y se doctoró en arqueología en Tübingen (Alemania) en 1946. Después, huyendo del régimen estalinista de la URSS, se refugió en Estados Unidos en 1949. Allí
trabajó como investigadora y docente en la Universidad de Harvard de
1950 a 1963, y posteriormente se trasladó a la Universidad de
California Los Angeles (UCLA), donde continuó su actividad hasta que
se retiró en 1989. En
cuanto al trabajo de campo, fue directora de cinco grandes
excavaciones arqueológicas entre 1967 y 1980 en diversos países como la
antigua Yugoslavia, Macedonia, Grecia e Italia. A lo largo de su vida, Marija Gimbutas publicó cerca de veinte libros y más de 300 artículos sobre la prehistoria europea. De
entre toda su obra destaca particularmente tres libros: The Goddesses
and Gods of Old Europe (1974, 1982 ), The Language of the Goddess
(1989 ), y The Civilization of the Goddess (1991).
Gimbutas fue realmente una gran profesional, muy valorada por sus investigaciones en el estudio de la Prehistoria europea, sobre todo en lo que respecta a las llamadas sociedades pre- indoeuropeas y las posteriores invasiones indoeuropeas. Sin embargo, es de justicia afirmar que Gimbutas es mucho más conocida -y polémica - por sus teorías sobre una supuesta civilización matriarcal que prácticamente nadie del ámbito académico ha querido reconocer. Así pues, quien escribe estas líneas apenas tuvo noticia de sus trabajos porque o bien no era mencionada o bien era mencionada de forma marginal como una investigadora más o menos herética, no aceptada por el llamado consenso científico.
Efectivamente
, Marija Gimbutas fue más allá de lo que admitía el paradigma
científico en arqueología y propuso una visión diferente de la
Prehistoria europea, convencida de que había existido una gran
civilización matriarcal en Europa hace miles de años. Así
, Gimbutas dedicó una buena parte de su vida a analizar determinadas
representaciones o figuras femeninas de los períodos Paleolítico y
Neolítico, y las vinculó al culto de una diosa madre o un conjunto
de varias divinidades femeninas. Para
desarrollar esta enorme trabajo, Gimbutas tuvo que superar el ámbito de
los trabajos arqueológicos convencionales incorporando estudios
filológicos, mitología, religiones comparadas y fuentes históricas,
dando como resultado una investigación multidisciplinar que la misma
arqueóloga llamó arqueomitología.
Su teoría trataba de demostrar que en la Europa neolítica había existido una sociedad pre- indoeuropea de carácter matriarcal y pacífico con una extensa difusión por el continente (un territorio que ella llamó la Vieja Europa). Esta civilización habría desaparecido por la acción violenta de una cultura patriarcal indoeuropea, que ella misma identificó como originaria del este de Europa. Así, a partir de los restos arqueológicos conocidos, Gimbutas estableció tres grandes rasgos que probarían la existencia de estas sociedades matriarcales pre- indoeuropeas, haciendo especial énfasis en su carácter pacífico y creativo:
- Los primeros poblados neolíticos eran bastante anteriores a las primeras ciudades, de inequívoco origen patriarcal.
- Algunos de estos poblados no tenían murallas defensivas, enterramientos de guerreros ni expresión artística referida a la guerra.
- Los diseños artísticos de estas culturas podrían constituir un
sofisticado sistema de símbolos (un meta-lenguaje) que permitía la
transmisión y difusión de los valores matriarcales.
Este
último punto es sin duda es el más apasionante de su visión, pues de
alguna forma Gimbutas debía reconstruir todo un mundo social, cultural y
religioso a partir de los restos arqueológicos, de relatos mitológicos
y de una gran diversidad de símbolos que debían leerse en clave global. En
conjunto, vendría a ser como un enorme rompecabezas con muchas piezas
que hay que encajar perfectamente para obtener una única imagen. En
palabras de Gimbutas, estos símbolos de la Vieja Europa "constituían
un complejo sistema en el que cada unidad está entrelazada con las otras
en categorías específicas, según parece. Ningún
símbolo puede tratarse aisladamente, en el entendido de que las partes
llevan al todo, que a su vez conduce a identificar más partes."
Así, donde los otros expertos veían sólo motivos decorativos, Gimbutas creía que se ocultaba un lenguaje simbólico en forma de figuritas femeninas, diosas-madre o diosas de la fertilidad, así como en múltiples representaciones naturalistas o en dibujos abstractos. Por ejemplo, son muy frecuentes (y en lugares muy alejados geográficamente) las representaciones de dos espirales confrontadas, que podrían significar el ciclo de vida, muerte y renacimiento o simplemente un sentido de eternidad. Marija Gimbutas era bien consciente de que el desciframiento de este lenguaje era una tarea enorme y pesada, pero no consideraba imposible llegar a una comprensión global de esta religión neolítica.
Pero ... ¿cómo serían estas sociedades matriarcales neolíticas? Según Marija Gimbutas, en estas sociedades agrícolas no habría predominio del hombre sino que habría un equilibrio social fundamentado en la igualdad entre el hombre y la mujer, y existiría un culto a las diosas de la fertilidad, como símbolo del ciclo vital nacimiento-muerte. Estas culturas, que vendrían a ser un referente de la mítica Edad de Oro, habrían desaparecido por la irrupción de los invasores indoeuropeos, pastores y guerreros, de ideología claramente patriarcal. Sólo se habrían salvado algunos vestigios de esta antigua religión en forma de cultos mistéricos o esotéricos que subsistieron marginalmente a pesar de la imposición del dios masculino. Esta divinidad violenta masculina habría tenido varias versiones según las culturas y los periodos históricos, una de las cuales sería el mismo cristianismo, pero también tendría formas aparentemente no religiosas como el comunismo estalinista, asesino y represor.
Pero ... ¿cómo serían estas sociedades matriarcales neolíticas? Según Marija Gimbutas, en estas sociedades agrícolas no habría predominio del hombre sino que habría un equilibrio social fundamentado en la igualdad entre el hombre y la mujer, y existiría un culto a las diosas de la fertilidad, como símbolo del ciclo vital nacimiento-muerte. Estas culturas, que vendrían a ser un referente de la mítica Edad de Oro, habrían desaparecido por la irrupción de los invasores indoeuropeos, pastores y guerreros, de ideología claramente patriarcal. Sólo se habrían salvado algunos vestigios de esta antigua religión en forma de cultos mistéricos o esotéricos que subsistieron marginalmente a pesar de la imposición del dios masculino. Esta divinidad violenta masculina habría tenido varias versiones según las culturas y los periodos históricos, una de las cuales sería el mismo cristianismo, pero también tendría formas aparentemente no religiosas como el comunismo estalinista, asesino y represor.
Gimbutas puso como
ejemplos de esta religión matriarcal los cultos eleusinos en Grecia, el culto a
las Matres celtas, así como otras diosas de la fertilidad germánicas, eslavas,
bálticas, etc. e
incluso pensaba que la brujería medieval europea fue duramente perseguida
porque también era una expresión tardía de estas antiguas creencias. En
este último punto, Marija Gimbutas fue terriblemente beligerante contra la
persecución de la diosa por parte del cristianismo más intolerante. Según
escribió ella misma en The Language of the Goddess ("El lenguaje de
la diosa"):
"La Regeneradora - Destructora, supervisora de la energía cíclica, personificación del invierno y Madre de los Muertos, se convirtió en una bruja de la noche, dedicada a la magia que, en tiempos de la Inquisición, era considerada como discípula de Satanás. El destronamiento de esta Diosa [...] está manchado de sangre y es la mayor vergüenza de la Iglesia cristiana: la cacería de brujas de los siglos XV a XVIII fue un acontecimiento de los más satánicos en la historia europea, llevada a cabo en nombre de Cristo; la ejecución de las mujeres acusadas de brujas ascendió a más de ocho millones, y la mayoría de ellas, colgadas o quemadas, eran simplemente mujeres que aprendieron la sabiduría y los secretos de la diosa de sus madres o abuelas."
En resumen, Marija Gimbutas planteó la existencia de un complejo lenguaje simbólico femenino tomando como indicio la interpretación de determinados diseños artísticos prehistóricos. A partir de este punto, imaginó una sociedad pacífica, no represiva y dominada por los valores espirituales , lo que rompía del todo los esquemas clásicos de la Prehistoria académica, ya que ponía en duda la supuesta brutalidad y primitivismo de las comunidades humanas de aquellos tiempos.
Finalmente, podríamos preguntarnos si todas estas teorías fueron puras especulaciones debidas a un prejuicio cognitivo o bien si podían tener un sólido fundamento. Por desgracia, en arqueología, la evidencia física y la interpretación de ésta no son la misma cosa, y la falta de fuentes escritas en aquella época nos ha dejado bajo un velo de silencio que nos resulta difícil de superar. El rompecabezas propuesto por Gimbutas sigue allí esperando que alguien sea capaz de encontrar una clave definitiva que nos lleve a un redescubrimiento de nuestra historia más remota.
(c) Xavier Bartlett 2013