Tengo
el placer de presentar aquí un trabajo del autor holandés Jan Peter de Jong,
que lleva años viviendo en el Perú e investigando los misterios arqueológicos
de las antiguas civilizaciones precolombinas. El empeño de este investigador se
ha centrado en particular en las técnicas de construcción de los antiguos incas
(o, para ser más exactos, los que estaban antes que ellos), destapando las inconsistencias del paradigma actual,
que, a su juicio, no da respuesta satisfactoria a ciertas características muy
visibles en el registro arqueológico. Cabe decir que de Jong ha fundamentado
gran parte de su labor en los esfuerzos previos de los Gamarra, Alfredo (ya
fallecido) y su hijo Jesús, que desafiaron con sus teorías y observaciones los
cimientos de la arqueología convencional.
Precisamente,
hace pocos años Jan Peter de Jong escribió un artículo a modo de homenaje a Alfredo
Gamarra, que la revista digital Dogmacero tuvo el honor de publicar en su número
2. Y, dado que estos dos grandes investigadores
peruanos fueron más bien poco mediáticos, sus propuestas no son demasiado conocidas, por lo cual quisiera ahora reproducir íntegramente este
artículo en el que los lectores hallarán una completa síntesis de las aportaciones
de este gran sabio peruano. Para todos aquellos que deseen ampliar la información
sobre estos temas, les invito a que visiten los sitios web de Jan P. de Jong: http://www.ancient-mysteries-explained.com y http://www.janpeterdejong.com
Alfredo Gamarra (1903-1999) fue un investigador
peruano que dedicó buena parte de su vida a investigar los misterios de la
historia de la Humanidad. Su trabajo, que tuvo carácter multidisciplinar, se
basó especialmente en la información que le proporcionaron los numerosos
vestigios arqueológicos de Cuzco, su ciudad natal y antigua capital inca del
Perú. Estos esfuerzos, que
afortunadamente tienen continuidad gracias al tesón de su hijo Jesús, le
condujeron a conclusiones que van más allá del
paradigma científico actual. Así, podríamos decir que nos hallamos frente a un
trabajo no precisamente convencional, pero sí riguroso y exhaustivo, que sin
duda merece una seria consideración, dado que presenta nuevas perspectivas y
soluciones donde otros no han sido capaces de aportar nada.
Seguidamente exponemos un resumen de las principales
teorías que desarrolló Alfredo Gamarra a partir de sus observaciones e
investigaciones.
América no es el Nuevo Mundo, sino un mundo
mucho más antiguo
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Ruinas de Machu Picchu |
Alfredo
y Jesús Gamarra estudiaron muchos documentos antiguos y todos los vestigios que
se hallan en la ciudad de Cuzco, Sacsayhuamán, el Valle Sagrado de los incas
(incluyendo Machu Picchu) y muchos otros lugares poco conocidos por el público.
A partir de estas pruebas, y con la aportación de su profundo conocimiento de
los mitos locales, leyendas y restos de culturas pretéritas, como los incas,
llegaron a la conclusión de que Cuzco y sus alrededores son mucho más antiguos
de lo que se supone (de ningún modo construidos por los incas), y que el
continente americano no era realmente un Nuevo Mundo, como sostiene el
paradigma histórico dominante, sino un mundo mucho más arcaico de lo que se
acepta comúnmente.
El
origen de muchas culturas de todo el mundo se encuentra en Perú
Esta conclusión sobre América también se basaba en
el descubrimiento de restos extraordinariamente antiguos dentro y cerca de lo
que se supone que eran vestigios incas, así como en otros indicios procedentes
de historias locales, topónimos, símbolos, archivos y crónicas del periodo
colonial. Además, estudios posteriores centrados en libros antiguos —como las obras de historiadores griegos y
romanos, o informaciones extraídas del Vaticano y de la Biblia— y en la
semejanza de las lenguas locales, como el quechua y el aymara, con otras
lenguas de todo el mundo, les inclinaron a pensar que muchas culturas pudieron
haber tenido su origen en esta parte del mundo. Asimismo, la memoria global que
parece que existió sobre antiguas civilizaciones como la Atlántida o Mu pudo
haber estado relacionada con este mismo lugar.
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"Piedra de los 12 ángulos" (Cuzco, Perú) |
Cuzco podría haber sido el lugar
sagrado de los orígenes de la humanidad. Para los Gamarra, la presencia de un
estilo constructivo muy arcaico en Cuzco y sus alrededores significa algo
especial, como si este lugar pudiera considerarse la cuna de Humanidad. Las
construcciones en este estilo se encuentran en otras partes del mundo, también
relacionadas con “El Origen”, pero no son tan abundantes como en la zona de
Cuzco. Además, el estudio de la literatura, los topónimos y las antiguas
lenguas, así como los indicios que Alfredo Gamarra percibió en sueños lúcidos,
parecen confirmar esta sorprendente conclusión.
Los
incas construyeron sobre vestigios ya existentes
Los Gamarra concluyeron que los incas fueron los
responsables de las construcciones más simples de lugares como Sacsayhuamán o
Machu Picchu, caracterizadas por el uso de
pequeñas piedras —con marcas de martillo y cincel— o bien de ladrillos
de adobe. Sin embargo ellos no construyeron las estructuras más sofisticadas,
dado que no poseían las herramientas adecuadas para producir tales resultados.
Concretamente existirían dos estilos pre-incaicos:
-
Del tiempo de Hanan Pacha, una época que según A.
Gamarra coincidiría con el paraíso citado en la Biblia (según la mitología
inca, el tiempo de la tierra con el cielo encima). Encontramos este
estilo en la base de los vestigios, realizado sobre la roca viva, con el
aspecto de haber sido tallado como mantequilla o queso. Las piedras presentan
vitrificación y suelen hallarse en el centro o debajo de los muros de épocas
posteriores.
- Del tiempo de Uran Pacha, que vendría a ser la
época bíblica comprendida entre la expulsión del paraíso y la confusión de las
lenguas. Se trataría del estilo típicamente megalítico con los bordes
vitrificados y con un encaje perfecto de los bloques. Solemos encontrar estos
muros encima o alrededor de las piedras del primer estilo.
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Estilo Hanan Pacha (pre-incaico) |
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Estilo Uran Pacha (pre-incaico) |
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Estilo Ukun Pacha (incaico) |
Los
mismos estilos constructivos anteriores a los incas aparecen en todo el mundo
Alfredo Gamarra identificó el estilo Hanan Pacha en
varios monumentos antiguos de todo el mundo, como Malta, Egipto, Gran Bretaña o
Japón. En muchos casos parece ser que este estilo fue utilizado por culturas
posteriores. Así, en Egipto apareció este estilo en la cámara subterránea
–una estructura supuestamente inacabada– que muestra algunas típicas
características Hanan Pacha, como las esquinas interiores redondeadas y un
aspecto moldeado. En Japón, las estructuras sumergidas de Yonaguni aún son
objeto de debate sobre su artificialidad, pero para A. Gamarra estaba claro que
mostraban los mismos rasgos típicos del estilo Hanan Pacha.
Gracias al análisis comparativo de imágenes de
algunos yacimientos de todo el mundo, se ha podido observar estructuras
similares en todos los rincones del planeta, formando en muchas ocasiones la
base de antiguos monumentos sagrados. En este sentido, cabe destacar el
sensacional descubrimiento de que la estructura pétrea en el interior de la mezquita
de la Cúpula de la Roca en Jerusalén, llamada la piedra fundacional, es
una típica piedra Hanan Pacha.
El tipo de construcción del Hanan Pacha forma parte de la
base de los vestigios. Los muros se erigen alrededor de esas estructuras, como
si necesitaran ser protegidas o fueran consideradas de vital importancia, si
bien todavía no hemos sido capaces de asignar una función conocida a tales
estructuras, al menos desde nuestra lógica actual. También está claro que estas
estructuras, hasta el día de hoy, son utilizadas por la población local para
hacer ofrendas. En todo caso, hay que reseñar que no se han identificado
canteras para estas construcciones, como algunos han propuesto.
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Megalitismo en Egipto |
Lo mismo ocurre con el estilo de construcción del Uran
Pacha: muros compuestos de piedras perfectamente unidas, tan típico de Cuzco, y
algunas veces con enormes bloques. Como ya comentamos, este estilo se detecta
muchas veces encima o alrededor del estilo Hanan Pacha. Gracias a Internet
podemos ver hoy en día que este estilo aparece en varios yacimientos en todo el
mundo; así, otros ejemplos de esta construcción, aparte de Perú, los
encontramos en la Isla de Pascua, Egipto, Malta y Grecia.
El tercer estilo pertenece sin duda a los incas, según los
Gamarra, y es el más tardío, edificado siempre encima de los otros dos estilos.
Algunos podrán argüir que los diferentes estilos se superponen en fluida armonía, pero resulta obvio que cada
estilo se corresponde con una tecnología diferente, y que el último de ellos
presenta una tecnología muy simple. Asimismo, las piedras utilizadas en cada
estilo son de diferentes tipos, lo que puede representar diferentes fases. También hay que considerar que en los muros
con piedras perfectamente encajadas, aun de gran tamaño, no vemos nunca piedras
mal colocadas: siempre apreciamos juntas perfectas, lo cual hace más probable
la afirmación de los Gamarra de que en aquel tiempo les era fácil hacerlo así,
gracias a algún tipo de tecnología desconocida.
Esta tecnología parece ser que se
basaba en piedras moldeables. En todos los vestigios examinados se aprecia que
los constructores de los estilos Hanan y Uran Pacha eran capaces de hacer
cualquier forma que quisieran en la piedra. Así, hallamos bloques con la forma
de esquina, juntas perfectas con superficies irregulares en todos los bordes de
la piedra, formas caprichosas de la piedra –como si pudieran hacer movimientos
rápidos– y diáfanos cambios en la superficie de la roca, como si ésta fuera
blanda. El estilo Hanan Pacha se muestra como si hubiera sido moldeado con una
cuchara, siempre con esquinas interiores cóncavas, redondeadas, lo que descarta
que hubiera sido realizado con un rayo láser, como algunos indican. Una buena
analogía de este estilo sería nuestro moderno material de protección de porexpan,
hecho con moldes y calor, que tiene la misma apariencia de esquinas
redondeadas. De nuevo encontramos esta misma manera de trabajar la piedra en
otros yacimientos a nivel mundial.
Las
piedras moldeadas y vitrificadas fueron usadas antes de la época inca
La vitrificación es un fenómeno que aún es negado
sistemáticamente por la ciencia ortodoxa. Los arqueólogos se refieren a esta
característica como “piedras exquisitamente pulidas”. Sin embargo, Alfredo
Gamarra identificó hace mucho tiempo esta técnica de la vitrificación en
diversos vestigios de Cuzco y sus alrededores, en los dos estilos antes
mencionados y en diferentes tipos de piedra.
La última información, a partir del análisis de una
muestra, confirma que Alfredo estaba en el camino correcto. Los resultados
demuestran que la composición de la capa superior de la muestra es muy
diferente del resto de la piedra, que es una típica piedra caliza. La capa
superior contiene significativamente más silicio y la composición es muy
similar a la de la pintura cerámica. Así pues queda justificado afirmar que
esta piedra debió ser tratada con una tecnología basada en la aplicación de
calor.
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Sacsayhuamán |
La existencia de piedras vitrificadas se confirma en los
clásicos tipos de piedra de los estilos Hanan Pacha y Uran Pacha. Se puede
observar muchas veces una capa suave, delgada y uniforme, especialmente en
aquellas piedras que de alguna manera han estado mucho más protegidas de la
erosión, por ejemplo las que se encuentran dentro de las cuevas. En el caso de
los muros con las juntas perfectas del estilo Uran Pacha vemos este fenómeno
particularmente en las esquinas, donde las piedras parecen haber estado
selladas juntas, mientras que otras piedras de esos mismos muros parece como si
hubieran sido planchadas en algunos puntos. Cuando se analizó en Europa una muestra de un monumento del Hanan
Pacha se pudo apreciar que la capa superficial delgada tiene otra composición
química, con una alta concentración de silicio, al igual que la composición de
la pintura cerámica, lo cual confirma prácticamente el uso de calor. Asimismo,
el análisis visual confirmó el efecto de refracción, muchas veces presente en
la vitrificación, según había indicado Jesús Gamarra. Analizando este fenómeno
en otras partes del mundo, ejemplos claros son los encontrados en las piedras
de lugares como Egipto y Malta.
El
quechua y el aymara son las lenguas más antiguas del mundo
Alfredo Gamarra conocía la relevancia de las lenguas
quechua y aymara. Recientemente se ha propuesto la especial estructura del aymara
como técnica de traducción automática informatizada, dado que el aymara no está
basado en una lógica dual (verdadero o falso), sino en una lógica de tres
valores. De este modo, es capaz de expresar sutilezas modales donde otros
lenguajes han de recurrir a complejos circunloquios. Así pues, el aymara
facilitaría la traducción de idiomas, tal como ha confirmado el investigador
boliviano Iván Guzmán de Rojas, inventor del programa informático Atamiri.
El aymara es tan perfecto que se ha llegado a sugerir que se trataría de una
lengua artificial.
Alfredo dijo que el aymara, junto con el quechua,
desciende directamente del primer lenguaje existente sobre la Tierra, lo que
tendría confirmación a través de las semejanzas regulares que se dan entre el
quechua y el aymara y otras lenguas de todo el mundo. Siguiendo la lógica de un
solo lenguaje originario común, Alfredo consideró que ese origen estaba en
Cuzco y que el quechua y el aymara eran los restos de ese primer lenguaje, la lengua que la Humanidad tuvo que aprender
después de la “confusión de lenguas”. Antes de ese tiempo, según Alfredo, los
hombres se podían comunicar telepáticamente.
Asimismo, existe una larga lista de libros que tratan esta
cuestión y que establecen una similitud entre estas lenguas y otras de Europa y
Asia. Durante mi primera visita a Cuzco, antes incluso de conocer las
investigaciones de los Gamarra, conocí a un hombre que hablaba ocho lenguas, y
según él esto se debía a que tenía el conocimiento del quechua, lo que le
facilitaba hablar las otras siete lenguas restantes. También argumentaba que el
quechua debió de haber sido una especie de lengua raíz, lo que parece
confirmarse por otras fuentes. Jesús Gamarra escribió un pasaje interesante
sobre esto, llamado “La Primera Lengua”.
En
tiempos arcaicos existían otras condiciones físicas en el planeta
Para mucha gente puede resultar increíble el hecho de que
existiese una menor gravedad en el pasado, pero ello podría explicar muchos
misterios del pasado. Después de oír esta propuesta de Jesús Gamarra, la
investigué más a fondo y llegué a la conclusión de que existen varias
indicaciones y pruebas que confirman una menor gravedad en tiempos remotos.
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Cráneo alargado (Malta) |
Alfredo Gamarra sostenía que, a causa de una menor
gravedad y una menor presión atmosférica, las formas de vida en el pasado
pudieron haber sido más grandes, como por ejemplo durante la era de los
dinosaurios. Asimismo, estableció una relación entre el tamaño de los seres
humanos y una gravedad menor, tomando como base las numerosas referencias a los
gigantes en el pasado y a algunos hallazgos de huesos gigantes. Otro rasgo
peculiar serían los cráneos alargados —que no deben confundirse con las
deformaciones artificiales—, que aparecen el Perú (Cuzco, Nazca, Paracas...),
así como en otros lugares como Malta o Rusia.
La población de la era Hanan Pacha pudo haber tenido
cartílagos en vez de huesos (insinuado también en los trabajos de Madame
Blavatsky), lo que haría muy improbable encontrar ningún tipo de resto. Estas
gentes de los periodos Hanan Pacha y Uran Pacha pudieron haber sido los dioses
y gigantes de los que nos hablan los mitos, leyendas y religiones. En esos
tiempos sería más fácil para los humanos materializar el pensamiento, dado que
toda la materia sería menos densa. En este sentido, los humanos tendrían más
poder sobre la materia y los animales, y la comunicación sería por vía
telepática.
Además, una gravedad menor supondría un menor
consumo de energía para superar los efectos de ésta. Así, según Alfredo, un
proceso de regeneración celular más lento y un bajo consumo de energía serían
factores que facilitarían una vida más larga en tiempos arcaicos. De este modo,
en la era Hanan Pacha la duración de la vida podría haber sido casi eterna, y
de más de mil años en la era Uran Pacha, lo
que no haría preciso corregir la extensa duración de las vidas mencionadas en
la Biblia.
Este fenómeno podría explicar la gran longevidad de los
personajes de la Biblia y de Egipto. La gravedad es la fuerza que a lo largo de
nuestra vida nos tira hacia abajo, una fuerza contra la que tenemos que luchar
las 24 horas al día. Si esta fuera menor, consumiríamos menos energía y ello
comportaría un proceso de envejecimiento más lento de nuestro cuerpo. Asimismo,
podría explicar también la diferencia de escala que vemos en ciertos vestigios
antiguos comparados con otros más modernos. La diferencia de escala entre los
estilos Hanan Pacha, Uran Pacha y el Ukun Pacha es obvio. Primero, se edificaba
sobre las laderas de montaña o sobre enormes bloques de piedra. Más tarde, se
construía sobre el estilo anterior con bloques perfectos, a veces gigantes, del
estilo Uran Pacha. Y finalmente encontramos el estilo inca de piedras pequeñas
o adobe. Y, una vez más, hallamos estas características en otras partes del
mundo.
Otro de los elementos a destacar es la diferencia de escala
de los seres vivos en el pasado. Existe una importante literatura que confirma
la idea de un decrecimiento del tamaño de los seres vivos con el paso del
tiempo, desde las formas gigantes (dinosaurios) a las más pequeñas; de hecho,
de todas las criaturas de la Tierra existen ejemplares más grandes en el
pasado. Esto también se aplicaría al ser humano, a partir de supuestas
evidencias. Obviamente, este hecho está muy presente en todo tipo de leyendas, mitos
y religiones de todo el mundo.
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Representación de Pangea |
En el ámbito geológico, la teoría de la Tierra en expansión
–como por ejemplo constata el científico alemán Konstantin Meyl– muestra que
todos los continentes encajan perfectamente en un globo terráqueo mucho más
pequeño, que comprendería toda la extensión de la Tierra. Esto no puede ser una
coincidencia. El encaje de los continentes del
globo terráqueo en su tamaño de hoy no es tan perfecto; de hecho, Pangea, el
supercontinente primigenio, pudo haber estado realmente en un globo terráqueo
mucho más pequeño. A pesar de que la física no puede demostrar con argumentos
cómo pudo haber sucedido semejante evento —lo que constituye la principal razón
por la que no se acepta esta teoría— tampoco podemos rechazar o negar la evidencia
arguyendo que no sabemos como sucedió.
Una gravedad menor también podría explicar por qué los
humanos podrían haber tenido más poder cerebral y capacidades especiales como
la telepatía, ya que estas circunstancias diferentes parecen haber tenido gran
influencia en el ser humano a nivel espiritual y mental. Mi interpretación,
basada en la manera de pensar de Alfredo Gamarra, es la siguiente: en el
presente, debido a un mundo con más gravedad y más densidad de todos los
materiales, nos es más difícil tener acceso al Campo (término utilizado
por la autora Lynn McTaggart en su libro del mismo nombre). Según McTaggart:
“…la conciencia humana era una sustancia fuera de los confines del cuerpo. Una
energía ordenada elevada capaz de cambiar el mundo físico.” El Campo, en
este sentido, es el Universo Interconectado, donde todo y todos están
conectados. La razón y causa de menos interconexión y de la vida de separación
y aislamiento del hombre moderno se debe especialmente a las circunstancias de
mayor gravedad y densidad. Así pues, en un pasado remoto, con menos gravedad,
sería mucho mas fácil tener contacto con el Campo, lo que se traduciría
en mayores capacidades telepáticas, acceso más fácil a un conocimiento común, y
resultados de intención más inmediatos. Lynn McTaggart intenta probar el
efecto de la intención humana con sus experimentos sobre la intención, ya que
está convencida de que tenemos la capacidad de fabricar nuestro propio futuro e
influenciar en la materia con nuestros pensamientos. En mi opinión, la
situación actual de la densidad/gravedad es la que impide ver un efecto
inmediato en nuestras intenciones, pero en el pasado, con otras condiciones,
sería mucho mas fácil hacer cosas de este tipo.
En el
pasado existieron diferentes calendarios, según las órbitas de la Tierra
Alfredo Gamarra relacionó las épocas Hanan Pacha y
Uran Pacha con calendarios inferiores a 365 días por año, cuando la Tierra
estaría más ceca del Sol. Así, Alfredo pensaba que la Tierra habría formado
parte del Sol y que poco a poco habría incrementado su órbita, alejándose cada
vez más. Las tres últimas, incluyendo la actual, serían las que permitirían la
vida humana sobre el planeta.
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Puerta del Sol (Tiahuanaco) |
La primera órbita con presencia humana habría sido
en el Hanan Pacha, con un año de 225 días, un calendario que Alfredo identificó
en la Puerta del Sol de Tiahuanaco (Bolivia). Esta época, caracterizada por un
clima tropical en todo el globo, habría permitido la vida casi eterna (el paraíso
terrenal) en una Tierra más pequeña, con los continentes más juntos y con
menos gravedad. La segunda órbita, la del tiempo Uran Pacha, habría tenido un
año de 260 días, lo que sería el calendario maya Tzolkin.
Las dos
veces en que la Tierra cambió de órbita en la historia humana se
corresponderían a la expulsión del paraíso y luego a la confusión de lenguas.
Ambos momentos representaron un cambio en la gravedad, así como cambios físicos
y mentales para la humanidad. Según Alfredo, el motivo decorativo de los tres
lados escalonados, un símbolo que se encuentra en toda la cultura inca, sería
un reflejo de este concepto de tres periodos/órbitas/mundos. Lo mismo se
aplicaría al concepto de los tres círculos hallado en vestigios de todo el
mundo como los tres círculos de Stonehenge, los tres círculos en la cima del Borobudur
y los tres círculos del Moyuc Marka, en la parte alta de Sacsayhuamán.
Con respecto a otros calendarios en el pasado, resulta
interesante retomar las investigaciones de Alfredo Gamarra en lo referente a
que mucha información del pasado se podría interpretar literalmente. Así, al
igual que la longevidad de las persona en el pasado, los gigantes, las personas
con capacidades espirituales y mentales mucho mayores que las de ahora, también
sería factible la existencia de calendarios más cortos en el pasado, como el
Calendario Tzolkin y el Calendario de la Puerta del Sol de Tihuanaco.
Normalmente se considera el Calendario Tzolkin
como un calendario lunar, que habría sido modificado artificialmente a
365 días para hacerlo encajar con nuestro mundo moderno. A su vez, el
Calendario de Tiahuanaco ha sido interpretado por Erich von Däniken como un
calendario de Venus, de 225 días. Pero en el pasado, estos ciclos más cortos
tal vez reflejaban la órbita real de la Tierra, lo cual encajaría en la teoría
general de una Tierra que se va alejando del Sol y que se expande mientras
orbita. De este modo, la extinción de especies –especialmente las criaturas
gigantes– pudo haberse debido a este proceso y no a las inversiones de los
polos u otros desastres naturales. Asimismo, tomando la historia humana
relatada en la Biblia, tendríamos aquí una explicación para la reducción de la
longevidad del hombre, ya que con cada cambio de órbita la Tierra habría
incrementado su masa y su gravedad. Alfredo tenía una explicación interesante
de cómo los seis días de la Creación están reflejados en los monolitos de
Ollantaytambo; concretamente dijo que fueron seis órbitas diferentes, antes de
que empezara la historia humana.
La Gran Torre de
Babel, en Sacsayhuamán
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Monolitos de Ollantaytambo |
En cuanto a los lugares sagrados del origen en el
Perú, Alfredo Gamarra tuvo una experiencia de tipo paranormal cuando estaba en
frente de los monolitos de Ollantaytambo. Parece ser que recibió un mensaje, como una voz de su
interior, con estas palabras: “Esta es la primera edición del génesis de las
sagradas escrituras.” Sus investigaciones posteriores, tras esta experiencia,
le inclinaron a pensar que muchos de los escenarios de las sagradas escrituras
judeo-cristianas sucedieron en Perú, especialmente cerca de Cuzco. De hecho,
hay muchas indicaciones que coinciden con las antiguas descripciones, tal y
como confirmé con Jesús Gamarra.
Mi propia visión coincide con la reivindicación de Alfredo
Gamarra de que Cuzco fue la Gran Babilonia, la ciudad que gobernaba todo el
mundo, y que Sacsayhuamán, encima de Cuzco, podría haber sido la Gran Torre de
Babel. Y aunque esta afirmación sea más bien atrevida, existen bastantes
razones para pensar y creer así. Babilonia en Irak es una ciudad relativamente
moderna, mientras que Cuzco, originalmente entre dos ríos, tal y como afirman
los mapas antiguos de la ciudad, podría ser mucho mas antigua siguiendo la
lógica de Alfredo Gamarra, con sus dos estilos de construcción
extraordinariamente arcaicos.
Además, las descripciones de Babilonia y de la Torre de
Babel (Etemenanki) de los historiadores griegos y los romanos coinciden
con las características de Sacsayhuamán. Y recordemos que nunca se ha
encontrado en Mesopotamia nada parecido a la Torre de Babel, donde se supone
que debería estar. Aparte de estas referencias, existen en la Biblia otros escenarios que bien podrían haber tenido
lugar en el continente americano. Por ejemplo, según el explorador Gene Savoy,
Ophir debía de haber estado en Perú. El documental Etemenanki y el libro
Parawayso de Jesús Gamarra dan más detalles de este tema en concreto.
Conclusiones
Mis experiencias personales, que arrancan del rodaje del
documental La Cosmogonía de los Tres Mundos, un trabajo que produje
junto a Jesús Gamarra sobre la obra de su padre, son de alguna manera la
confirmación de las conclusiones de Alfredo, que aunque puedan sonar un poco
desubicadas, están mayormente respaldadas por pruebas objetivas, como hemos
expuesto. Y ante todo, cabe destacar que los descubrimientos de Alfredo permiten
explicar muchos misterios del pasado, gracias a que conectan muchos elementos
concretos. Así pues, no hay necesidad, por ejemplo, de caer en la hipótesis
alienígena por falta de explicaciones sobre fenomenología extraña o sobre
determinados objetos o tecnologías.
Todas
estas investigaciones, teorías y afirmaciones de los descubrimientos de Alfredo
Gamarra deben ser evaluadas, desarrolladas y elaboradas con mayor profundidad,
un trabajo que está llevando a cabo su hijo Jesús Gamarra. Las afirmaciones de
Alfredo Gamarra son como poco atrevidas, pero podrían servir para atar los
cabos sueltos de algunas teorías oficiales que todavía están por demostrar. Sea
como fuere, el trabajo de Alfredo Gamarra es de gran valor, y esperemos que
dentro de un tiempo se convierta en la base de futuras investigaciones que nos
hagan entender mucho mejor el pasado remoto de la historia del ser humano.
© Jan
Peter de Jong 2013