Introducción
En el siempre complejo y
variopinto mundo de los ooparts[1],
existen ciertos artefactos que
podríamos relacionar con una tecnología bastante avanzada, comparable a la
actual o incluso de un nivel superior, y que se han asignado a contextos
cronológicos imposibles, esto es, a épocas muy remotas en las cuales no había
supuestamente el menor rastro de tecnología moderna.
Por desgracia, estas asombrosas noticias de objetos
anómalos suelen ir acompañadas de bastante sensacionalismo pero de muy pocos
datos fiables o contrastables, lo cual más bien dificulta la genuina
investigación alternativa que trata de esclarecer los hechos y retar a la
ortodoxia en arqueología. Lo cierto es que sobre este tipo de artefactos podemos
emitir básicamente tres juicios:
1. Que
sean hallazgos verdaderos, pero que no constituyan en sí mismos una anomalía,
porque tienen una explicación razonable dentro del actual paradigma, a la luz
de la información disponible. Generalmente, se trata de simples confusiones o
malas interpretaciones, en las cuales en principio no hay intención de engaño,
pero sí prejuicios, sesgos o malas prácticas.
2. Que
los supuestos ooparts sean fruto de fraudes o manipulaciones, esto es,
actuaciones con mala fe para confundir al público. En estos casos, los objetos
no serían “auténticos”, o bien habrían sido introducidos en contextos anómalos
de forma artificial.
3. Que,
con todos los datos disponibles y habiendo analizado rigurosamente el objeto y
su contexto, no haya forma de darle una explicación coherente dentro del
paradigma, lo cual apuntaría a la autenticidad del oopart. Sin embargo,
en bastantes casos no es posible decantarse por una u otra opción, precisamente
por no tener la suficiente cantidad o calidad de información, lo cual deja el
artefacto en una especie de limbo científico, a la espera de
obtener otros datos concluyentes.
A continuación presentaré unos pocos ejemplos de estos ooparts
de “alta tecnología” que de algún modo podrían encajar en alguno de estos tres
escenarios, para que los lectores se puedan hacer una idea de las controversias
planteadas y extraigan su propia conclusión.
Artefacto de Coso
Radiografía del artefacto de Coso |
El llamado
“artefacto de Coso” fue encontrado en 1961, durante una prospección de
minerales en los montes Coso (California, EE UU). Las tres personas que
realizaron el hallazgo lo identificaron en principio como una geoda[2].
Al abrir ésta, pudieron observar en su interior un objeto con una envoltura de
porcelana y un núcleo metálico. Al parecer, un geólogo consultado –cuya
identidad quedó en el anonimato– afirmó que la geoda había experimentado un
proceso de formación de unos 500.000 años. Más adelante, se realizaron diversas
radiografías que mostraron más detalles del extraño objeto, que fue
interpretado como un artefacto tecnológico antiquísimo, a la luz de la datación
geológica.
Sin embargo, al
conocerse y difundirse la peculiaridad del objeto, muchos escépticos rechazaron
la idea de que fuese un artefacto de una época remotísima. En concreto, la
investigación emprendida por los científicos Pierre Stromberg y Paul Heinrich rebajó muy notablemente la antigüedad
del objeto. Tras analizar los datos disponibles y las radiografías, determinaron que el artefacto en cuestión no
era más que una bujía de los años 20 del siglo pasado, de la marca Champion
para ser más precisos. La explicación dada se basaba en procesos naturales bien
conocidos, que bien poco tendrían que ver con una geoda. Según estos
investigadores, en aquella zona se habían llevado a cabo actividades mineras a
inicios de siglo y es bien posible que allí quedase abandonada la bujía. Con el
paso del tiempo, dicha bujía habría resultado fuertemente corroída y oxidada.
Seguidamente, como ya se ha constatado en casos semejantes, se habrían formado
sedimentos de óxido de hierro sobre la bujía en un proceso relativamente
rápido, y a su vez estos sedimentos habrían envuelto el objeto sobre el suelo,
junto con pequeños guijarros y algún fragmento metálico.
En resumen, todo indicaría que la bujía quedó atrapada en un bloque
compacto, lo que pudo llevar a la confusión con una geoda. De hecho, una de las
descubridoras del objeto aseguró que el aspecto original de la concreción le
recodaba más bien a arcilla endurecida. Con este dictamen podríamos
cerrar el caso como un simple fallo de interpretación, si bien hay que reseñar
que apenas se pudieron realizar análisis directos sobre el objeto real, ya que
desapareció en 1969 sin que nadie haya vuelto a saber nada de su paradero.
Quizá esa fuera la mejor forma de correr un tupido velo sobre el asunto.
La piedra Petradox
Piedra Petradox con enchufe incorporado |
Un caso similar al anterior, pero bastante más insólito,
es el de la piedra “Petradox” o “Enigmalith”. Se trata de un hallazgo hecho en
1998 por un ingeniero eléctrico estadounidense llamado John J. Williams, que
encontró en un lugar indeterminado de su país una extraña piedra que presentaba
una insólita incrustación: una típica clavija de un enchufe eléctrico triple[3],
con un diámetro de unos 0,8 centímetros.
Para empezar a ver sombras en el asunto, Williams nunca ha
querido revelar dónde realizó el hallazgo, aunque asegura que se trataba de una
zona rural y relativamente salvaje, lejos de centros urbanos, industrias, etc. Así,
aduce que quiere mantener esta localización en secreto para evitar que el lugar
sea asaltado por buscadores de rarezas. Todo esto no tiene mucho
sentido, pues lo que hace Williams es tirar piedras contra su tejado (nunca
mejor dicho), y dado que la pieza en cuestión es supuestamente auténtica y excepcional,
lo lógico es que aportase el máximo de datos que avalasen su historia. Eso sí,
Williams ha ofrecido la piedra a cualquier investigador que desee analizarla,
pero siempre que sea en su presencia y sin abrirla bajo ninguna circunstancia.
Por la información disponible en Internet, sabemos que
Williams ha hecho examinar el objeto por un geólogo y un ingeniero (anónimos,
una vez más), que habrían corroborado que la piedra es granito y que el enchufe
no ha sido pegado o soldado a la piedra de manera fraudulenta. Por otro lado,
se dice que el interior de la roca ha sido explorado con rayos-X, mostrando que
el supuesto mecanismo eléctrico se adentra en ella. En cuanto a las tres puntas
del enchufe, no hay ningún dato acerca de su composición, lo cual resulta un
poco desconcertante. Finalmente, Williams ofrece una datación geológica de la
piedra, que se remontaría a unos 100.000 años, lo que daría el sello definitivo
de oopart a este objeto. No obstante, mira por dónde, el granito más
joven que conocemos tiene unos 800.000 años, lo cual ya dice bien poco del
examen riguroso de la piedra.
Pero lo que sin duda acaba por derrumbar esta historia es
entrar directamente en la web de John J. Williams, leer sus explicaciones y
sobre todo descubrir que Williams ha tasado la pieza en 500.000 dólares y que vende
un CD con buenas fotos de la piedra a 19 dólares. Lamentablemente, todo
apunta a que estamos ante un montaje más o menos espectacular (pero muy poco
creíble) llevado a cabo por un ingeniero electrónico... ¡qué casualidad!
Nanotecnología en Siberia
Aspecto de una nanoespiral |
En 1992 un equipo de geólogos
rusos[4]
que estaba realizando prospecciones junto al río Narada, en los Urales, extrajo
una serie de muestras que contenían unos pequeñísimos objetos metálicos en unos
estratos situados a cierta profundidad, entre 3 y 12 metros. En efecto, el
examen de las muestras –realizado en los laboratorios del Instituto de Investigación
Geológica de metales nobles de Moscú– detectó la presencia de unos minúsculos artefactos
de entre 3 cm. y 0,003 mm, algunos de ellos imperceptibles para el ojo humano.
Los análisis mostraron que dichos objetos eran
piezas metálicas bien diseñadas y que estaban compuestas de cobre, wolframio o
molibdeno. Su aspecto se asociaba a lo que hoy conocemos como nanotecnología,
una tecnología de vanguardia que nació en la década de 1970 y que se emplea
en diversos campos profesionales, como la electrónica la tecnología espacial o
la medicina. Las piezas más abundantes eran nanoespirales, en su mayoría de
wolframio, realizadas con gran precisión, con la superficie lisa, si bien a
veces presentaban agujeros.
Obviamente, el quid de la cuestión radica
en que los estratos en que se hallaron estos artefactos habían sido datados
entre 20.000 y 318.000 años, lo que viene a ser completamente imposible desde
la ortodoxia científica. Ahora bien, recopilando más información y datos sobre
estos ooparts, no resulta complicado llegar hasta la principal fuente de
esta asombrosa noticia: el ufólogo ruso Valery Uvarov. Aquí es cuando suenan las
alarmas y descubrimos un discurso en que el investigador ruso nos vende que la
presencia de estos objetos es la prueba de la presencia tecnológica extraterrestre
en la prehistoria humana[5].
Y lo que es más, Uvarov se atrevió a identificar estas piezas con restos de
antiguas antenas estacionadas en nuestro planeta.
Naturalmente, los escépticos se apresuraron
a desacreditar esta historia, alegando que o bien las pruebas y mediciones se
habían realizado defectuosamente o bien que todo el asunto era directamente una
falsificación o fraude. Lo que parece claro es que los objetos son inequívocamente
artificiales, tanto si fueron hallados in situ como si no[6].
Lo que ocurre, para complicar más el tema, es que parece ser que en otros ríos cercanos
al Narada, como el Koshim o el Balbanju, se hallaron posteriormente objetos
similares, aunque nuevamente en este caso se hace complicado remontarse a fuentes
fidedignas. Así pues, sin bibliografía científica reconocida y sin información original
fiable, da la impresión de que esta historia sobrevive en Internet como una
mera leyenda o rumor sensacionalista, que puede tener una parte más o menos verídica
sobre la cual se ha construido una fantasía.
El pie de aluminio de Aiud
Artefacto metálico hallado en Aiud |
En 1974, unos operarios que estaban trabajando en
una trinchera en la ribera del río Mures, a unos dos kilómetros de la localidad
de Aiud (Rumanía) encontraron en el mismo nivel, a unos 10 metros de
profundidad, dos grandes huesos –identificados posteriormente como de
mastodonte[7]–
y un pequeño objeto de metal recubierto de una gruesa capa de óxido, con unas
dimensiones de 20 cm. de largo, 12,5 cm.
de ancho y 7 de alto. Pensando que podía ser un hallazgo arqueológico, el
artefacto fue remitido para su estudio al Instituto Arqueológico de Cluj-Napoca,
donde se confirmó que era un objeto metálico de aluminio.
Con todo,
la excepcionalidad de esta pieza, que tenía forma de calzo o cuña con dos
pequeños cuernos perforados, hizo que fuese analizada por el Instituto
para el Estudio de Minerales Metálicos y No-metálicos (ICPMMN), de Magurele, en
la misma Rumanía. Allí, bajo la dirección del Dr. Niederkorn, se procedió a
examinar la composición del objeto, que dio como resultado una compleja aleación
metálica. Lo más destacado es que se
pudo verificar que hasta el 89% de la pieza era de aluminio puro, con pequeñas aportaciones
de otros metales como cobre (6,2%), sílice (2,84%) y zinc (1,81%), más unas leves
trazas –por debajo del 1%– de otros elementos como plomo, zirconio, cobalto, cadmio,
níquel, bismuto y plata. El objeto también fue examinado en un laboratorio de Lausana
(Suiza), donde se llegaron a las mismas conclusiones. Por lo demás, su funcionalidad
no quedó clara, aunque por un agujero central que presentaba se especuló que
podría tratarse de un pie para otra pieza.
Las incógnitas
que planteaba el objeto eran ciertamente relevantes por dos motivos. Por un
lado, la capa de óxido era buena muestra de que no se trataba de un artefacto reciente,
si bien algunos expertos le calcularon no más de 300 ó 400 años, y por tanto no
coincidiría con el contexto paleontológico tan antiguo de los mastodontes. Pero,
por otro lado, aun admitiendo que se había producido una evidente intrusión en un
estrato muy profundo, el objeto seguía siendo bastante anómalo, porque sabemos perfectamente
que hasta inicios del siglo XIX no fue posible producir aluminio y que hasta
finales de ese siglo no se produjo en grandes cantidades.
En
definitiva, tendríamos un objeto metálico aparentemente muy antiguo y hecho básicamente
de aluminio, cuando es bien sabido que esta tecnología metalúrgica es relativamente
moderna. Pero profundizando un poco en el devenir de este objeto, vemos que
estuvo muchos años acumulando polvo en un almacén hasta que a mediados de los
90 fue retomado por los seguidores de los antiguos astronautas (a través de una
revista de ufología), siendo entonces presentado como la pieza de un supuesto
OVNI. Así, según un anónimo ingeniero aeronáutico, se trataría de la
pieza de un tren de aterrizaje para una nave de ascenso y descenso vertical.
En fin, una
vez más, la falta de información fidedigna (sobre todo acerca de las circunstancias
de su descubrimiento) hace despertar más de una sospecha. De este modo, para muchos
críticos el artefacto –en tanto que oopart– es un fraude, pues se trataría
en realidad de un pequeño objeto perteneciente a una maquinaria de excavación (un
EBT, o diente de pala excavadora) que quedó abandonado sufriendo luego una fuerte
corrosión. En suma, estaríamos ante un objeto real, de una aleación nada extraña
en los procesos industriales modernos, pero mal datado / interpretado, aunque
quedaría la incógnita de saber cómo fue a parar a un estrato geológico tan
antiguo... dando por hecho que no se actuó dolosamente, colocando el objeto en
tal estrato.
Una extraña perforación en Noruega
Aspecto de la perforación de Volda (Noruega) |
A finales de 2007, unos obreros de la construcción estaban
trabajando en los cimientos de un edificio en un acantilado próximo a la
localidad de Volda (Noruega) cuando a varios metros de profundidad apreciaron
la existencia de un trépano o perforación en forma de estrella de siete puntas.
Esta perforación, de unos 6 cm. de diámetro, mostraba un aspecto regular, suave
y pulido, nada tosco o primitivo, lo que daba la impresión de haber sido
realizada con maquinaria moderna. Al inspeccionar el agujero, uno de los
operarios observó que la perforación era muy profunda y que se adentraba en las
montañas de los fiordos colindantes. De hecho, más adelante, una pala
excavadora se abrió paso unos cuatro metros en la roca y se pudo comprobar que
la perforación era como un “mini-túnel” que tras un inicio recto proseguía
hacia el interior de las montañas, desviándose hacia la derecha y con un ángulo
descendente de entre 20 y 30 grados.
Ante este fenómeno tan inusual, los geólogos locales
aportaron tres hipótesis:
1) Que el trépano estuviera relleno originalmente por un cristal
que se disolvió por la acción del agua durante miles de años (dejando el
espacio hueco), siendo la figura de estrella un efecto del puro azar.
2) Que el trépano tuviera su origen en los años 30 del siglo
pasado, dado que esa época el acantilado se usó como cantera. La forma de
estrella sería resultado del uso de martillos neumáticos que utilizaban seis
piezas unidas de broca.
3) Que una antigua civilización desaparecida –pero muy adelantada
tecnológicamente– fuera capaz de realizar dicha perforación con medios
desconocidos.
Como es bien sabido, el tema de la tecnología de trépanos
viene siendo objeto de atención por parte de la arqueología alternativa, sobre
todo con relación a los trépanos hallados en Egipto, donde se han identificado
trépanos de avanzada factura sobre piedras muy duras como el granito. La
arqueología ortodoxa insiste en que tales perforaciones no tienen nada de particular y que podían ser
realizadas perfectamente con la tecnología de la época, con herramientas de cobre
y piedra... y mucha habilidad y esfuerzo.
En este caso particular de Noruega, la hipótesis de la
formación cristalina presenta el problema de que se aprecia un marcado desvío
intencionado a la derecha, lo que parece poco probable en un fenómeno natural.
En cuanto a las perforaciones del siglo XX, habría que comprobar si realmente
las brocas empleadas podrían haber dado esa forma de estrella de siete puntas
(totalmente inusual en la tecnología de este campo). Pero sea como fuere, dada
la profundidad de la perforación, queda muy en entredicho que una maquinaria
moderna pudiera obtener ese resultado. Además, seguimos sin tener respuesta
para las preguntas más básicas: ¿quién iba a realizar tal perforación tan
inusitada? Y sobre todo, ¿con qué fin?
Por de pronto, apenas hay información que nos pueda aportar pistas sobre
este extraño conducto subterráneo.
Y finalmente, nos quedaría la tercera hipótesis, que sería
el reconocimiento explícito de la existencia de una civilización muy avanzada
en tiempos remotos. Por supuesto, con la mente abierta, esta propuesta podría
ser la respuesta correcta; el problema es demostrarla de manera fehaciente...
© Xavier Bartlett 2017
Fuente imágenes: Google Images
[1] Out-Of-Place-Artefacts:
Objetos aparentemente ajenos a su contexto espacio-temporal.
[2] Cavidad
rocosa, generalmente cerrada, en la que han cristalizado minerales que han sido
conducidos hasta ella disueltos en agua subterránea y cuyos cristales son de
gran tamaño.
[3] Este tipo de
enchufe sólo se usa de forma estándar en Israel.
[4] Según otras
fuentes, se trataba de buscadores de oro.
[5] Uvarov da
por supuesto que los hombres primitivos no eran capaces de tales proezas, y por
exclusión sólo quedan los alienígenas, en una línea coherente con los postulados
de Erich Von Däniken.
[6] Por cierto,
en las escasas y repetidas fotos disponibles, los objetos muestran un aspecto
excelente sin trazas de corrosión.
[7] Mamífero prehistórico
que vivió entre los periodos Mioceno y Pleistoceno. Esto implica una datación mínima
de unos 11.000 años hasta unos pocos millones de años.
7 comentarios:
Cuando el objeto no se puede explicar, se pierde, cuando no se puede perder, se le entrega a unos ufólogos, que con la mejor de las intenciones y sin ellos pretenderlo, echarán por tierra cualquier teoría seria: será una pieza de nave marciana.
Para mi existen dos explicaciones, el que realmente sean tecnología extraterrestre o que sean fraudes, pero de la oficialidad, para que pensemos que existió una tecnología avanzada anteriormente, es decir, si que creo que han existido civilizaciones muy superiores en nuestro propio planeta, pero dudo que necesitasen de cacharros tecnológicos, la tecnología castra al ser humano de sus capacidades naturales, de su divinidad.
Y sobre objetos fuera de tiempo, no busquemos dentro de rocas o debajo de huesos de dinosaurio, tenemos el mayor que existe en la meseta de Giza, primero que expliquen eso los académicos (oficialistas).
Un saludo.
Gracias Piedra
Bueno, básicamente coincido con lo que comentas; mucha gente del mundillo alternativo (especialmente ufológico) no hace más que estropear y desprestigiar el estudio serio de los ooparts. Yo particularmente no veo presencias extraterrestres, sino conocimientos heredados de una civilización perdida o bien de una casta elitista con altos saberes no disponibles para todo el mundo, pero sólo cuando los ooparts son reales, que -como has visto- hay mucha ignorancia y manipulación.
Pero, vaya, bien es cierto que los "cacharros tecnológicos" palidecen frente a una tecnología basada en los poderes de la conciencia, la cual se nos escapa por completo. De todas formas, te apunto que Pauwels y Bergier, dos famosos iniciados y esoteristas, ya hablaron de una ciencia esotérica a medio camino entre lo técnico y lo espiritual, y ahí podría caber el famoso monumento de Giza, entre otros muchos "misterios del pasado".
Un saludo,
X.
Leyendo este articulo de los ooparts como usted dice es posible que procedan de culturas antiguas de las que no se tiene registro soy solo un aficionado a este tipo de temas pero
¿es posible que la humanidad en la que actualmente vivimos solo sea una mas de las que han existido anteriormente ? y que esas han alcanzado niveles culturales y tecnologicos avanzados quizas mas de los que se disponen actualmente y que esa sea parte de la explicacion de la existencia de estos ooparts que vemos como sofisticados y sin explicacion razonable o de otra manera ¿ que la humanidad tenga ciclos y asi es como han existido otras en este planeta y que por muchas razones no se tiene conocimiento de ellas ?
Amigo Fulgencio
Muchas gracias por su comentario. En este mismo blog tengo un artículo dedicado a los ooparts en general e incluso un extenso vídeo sobre el mismo tema. Como usted verá, mi posición no es la de admitirlo todo, ni dar por hecho que los ooparts son fruto de civilizaciones de otros ciclos, aunque ello podría ser posible en algunos casos.
Hay ooparts que no son tales, como se muestra en este artículo o que son fraudes o piezas simplemente mal interpretadas. Y entre los "auténticos", hay algunos que podrían responder a saberes avanzados ocultos y otros que tal vez pertenecieron a humanidades anteriores. Esto nos llevaría a considerar el tema de la historia cíclica, de la cual también he hablado en este blog. Le recomiendo al respecto los artículos "La historia como ciclos de conciencia" y "Una cronología alternativa para la historia de la humanidad".
Saludos cordiales,
X.
Intentar desacreditar el pie de aluminio de Aiud diciendo que es el diente de una pala excavadora es absurdo ya que estas piezas son de acero endurecido, nunca de aluminio. Estos argumentos solo os desacreditan a vosotros mismos.
Esto de ooparts son practicamente fraudes ni vale la pena hablar de ello, o se interpretan por conveniencia, no olvidar que es para vender mas libros o revistas o pasar de gran descubridor, tecnologias del pasado, cuando los investigadores del pasado se daran cuenta que la tecnologia avanzada es en nuestro tiempo, la era digital, la medicina avanzada etc podria nombrar muchisimos pero se empecinan en querer decir que existio una cultura avanzada igual o superior a nuestros dias, lo de giza se sabe su datacion, solo que no lo admiten los alternativos investigadores, hablo de la fecha no de como construyeron que tambien hay explicacion cientifica, de ahi que sea cierto es otro tema, en particular creo que fueron ayudados por entes no de este mundo, sin descartar la inteligencia dada por Dios a nosotros los humanos. En muchas cosas estoy de acuerdo con el blog, es interesante pero otros temas son muy fantasiosos o mal interpretados. Saludos.
Anónimo,
No sé qué conocimiento tiene usted de los oopart; yo llevo estudiando el tema bastantes años y coincido en que hay una parte de fraude, otra que no ofrece suficientes pruebas para decantarse por una u otra opinión, y unos cuantos objetos que sí podrían ser ooparts reales. Verá, yo vengo del mundo académico y ya le aseguro que eso que llaman "explicaciones científicas" a veces no son tan científicas como nos quieren mostrar, sino simples conjeturas y opiniones que se han consolidado y nadie se atreve a discutir. Y en fin, este blog tiene la vocación de exponer al público la arqueología alternativa, lo cual no quiere decir que yo esté de acuerdo con ella en todo; antes bien la he criticado en muchas ocasiones.
Saludos
Publicar un comentario