sábado, 20 de octubre de 2018

La historia alternativa en el cine


Como cualquier otra disciplina relacionada con la literatura y la cultura en general, la historia (o arqueología) alternativa ha sido objeto de interés por parte de Hollywood –y de otras industrias cinematográficas en menor medida– por lo menos desde finales del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI. Eso sí, como era de esperar, el recurso a argumentos “alternativos” ha sido siempre en función del puro entretenimiento; esto es, presentando esta arqueología o historia alternativa como un espectáculo fantástico que trata de jugar con la imaginación. Así, en este tipo de cine podemos apreciar una mezcla, en dosis variables, de realidad, ficción, mito y aventura, sin demasiado ánimo de ajustarse a criterios de rigor, realismo y mucho menos “pretensiones científicas”. Además, cabe tener en cuenta –y lo sé por experiencia– que la arqueología científica real (la de campo, laboratorio o biblioteca) es bastante tediosa, lenta y metódica, y difícilmente puede resultar atractiva para un público ávido de acción y misterio.

La excepción a la regla de la ficción desatada serían los muchos documentales sobre este tema que en realidad han sido directamente producidos para la televisión o para el consumo en Internet. Ahora bien, no por ello debemos dejar de citar a un antiguo clásico de la gran pantalla como el documental Chariots of the Gods de Von Däniken  basado en sus primeros dos libros (“Recuerdos del futuro” y “Regreso a las estrellas”) que aprovechó muy bien el tirón de sus best-sellers para atraer a bastantes personas a las salas de cine. Hoy en día se puede visionar dicho documental en el portal youtube, y aunque pueda parecer una antigualla en comparación con series actuales como Ancient Aliens, sigue siendo muy recomendable para entender todo el fenómeno de la Teoría de los Antiguos Astronautas.

Si nos centramos ya en la propia ficción, podemos ver que hay diferentes categorías en función también de los diferentes subgéneros de la historia e arqueología alternativa. Para empezar, tenemos los exponentes más populares de la arqueología fantástica en forma de aventureros que persiguen misterios, tumbas, tesoros y reliquias, entre los cuales destacan con mucho el famoso Indiana Jones y la explosiva Lara Croft (de la saga Tomb Raider). De esta última nada voy a decir, pues me parece mucho más cercana al cine de acción y de aventuras, en que la arqueología es más o menos es un mero pretexto para mostrar una historia trepidante. Asimismo, dejo a un lado otras sagas fantasiosas como La momia, en que se han tomado unos cuantos tópicos egipcios al uso desarrollados en flojas –y bien poco alternativas– narrativas; eso sí, muy cargadas de efectos especiales. 

La última película de Indiana Jones
En Indiana Jones, una creación del dúo Lucas-Spielberg, sí se quiso dar más empaque al trasfondo arqueológico del guión con materias clásicas de la historia alternativa como el Arca de la Alianza, el Santo Grial, la mitología hindú o las calaveras de cristal, aparte de otras varias referencias a la arqueología más tópica de hace muchas décadas. Sin embargo, una vez más, la trama aventurera predomina con mucho sobre la investigación de los hechos históricos y en el fondo se apela a aquel dicho de “que la verdad no te estropee una buena historia”. 

En una antigua entrada ya me referí a esta saga de Indiana Jones como un fallido intento de mezclar la arqueología académica con la alternativa, y la verdad es que ambas salen malparadas de la amalgama. Sólo por recordar algunos rasgos de este personaje y sus películas, podemos decir lo siguiente:

  • Indiana tiene más bien un perfil de cazador de tesoros (o clandestino, en la terminología profesional), no de un arqueólogo. Busca piezas de coleccionista y, en caso de no encontrarlas, recurre al mercado negro, todo ello a golpe de látigo y de revólver. ¡Y además, resulta que es profesor universitario y que debe dar ejemplo!
  • Precisamente, como profesor, hay una escena en la que habla en general de “Neolítico”, mientras se dedica a describir unas tumbas etruscas ¡y que parecen más bien megalíticas!
  • Resulta que todas las cámaras o salas en donde entra Indiana no están sepultadas bajo tierra; es decir, no hay que excavar, todo está en perfecto estado de revista (con un poco de polvo y unos cuantos bichos indeseables...).
  • Indiana siempre tiene a mano algún libro que le soluciona todo, pero necesita la ayuda de un viejo destartalado para descifrar unos símbolos antiguos en una joya egipcia. ¡Ese viejo debía ser el mejor arqueólogo de los años 30, pero de incógnito! Sin embargo, los signos en cuestión no guardan relación con ninguna de las antiguas escrituras egipcias. 
  • ¿Cómo es posible que a mediados de los años 30 los nazis excavaran a lo grande en Egipto –entonces un país pro-británico– con todo un ejército del Afrika Korps (no creado hasta 1941)? 

Evidentemente, todo esto son licencias concedidas al espectáculo, y cualquier estudiante de arqueología –yo lo era cuando se estrenaron las películas– sonríe a gusto ante tanto disparate y fantasía. Lo cierto es que los argumentos sugeridos violentan en gran parte los conocimientos y métodos de la arqueología académica pero tampoco muestran claramente las teorías y propuestas alternativas más en boga. De todas maneras, flota sobre el ambiente de la saga un cierto aire misterioso o reverencial ante ciertas incógnitas del pasado, y en su última película –la más alternativa– se hace un directo alegato a la intervención de los alienígenas en épocas inmemoriales, lo que propiamente es uno de los puntales de la arqueología alternativa.

La estación espacial en 2001,
una odisea del espacio
No obstante, existen otras muchas ficciones cinematográficas en que de un modo u otro aparecen los extraterrestres en nuestro más remoto pasado. Sólo por citar algunas, tenemos Stargate (1994) con el dios Ra en funciones de malvado tirano, y con la consabida teoría de que fueron los alienígenas los que construyeron las pirámides y fundaron la civilización egipcia. En una línea más elaborada está la reciente película Prometheus (2012), que enlaza con la serie de ciencia-ficción Alien, y que presenta el misterio del origen del ser humano, que vendría a ser el producto de unos ciertos “dioses”. Igualmente cabría citar la obra maestra de Kubrick 2001, una odisea del espacio (1968) basada en la novela de Arthur C. Clark, que si bien no saca a la palestra a los extraterrestres sí incluye una profunda reflexión sobre el origen, evolución y destino del hombre ­a partir de una misteriosa intervención inteligente en forma de perfecto monolito paralelepípedo.

En cuanto a la presencia de extraterrestres en tiempos actuales (o incluso futuros), en realidad ya deberíamos referirnos a la ufología y no a la historia alternativa, pero ya sabemos que las presencias de seres de otros mundos constituyen un discurso paralelo al de la historia de la Humanidad (si aceptamos la perspectiva de Vallée y otros clásicos). Así pues, vale la pena mencionar que la cantidad de películas en este ámbito desde los años 50 es enorme y contempla todas las posibles variantes, que van desde el terror a la comedia, pasando por la conspiración, la aventura, la ciencia-ficción y la fantasía. Sólo por citar algunas películas de referencia (algunas de las cuales han sido objeto de remake): La cosa (1951), Ultimátum a la Tierra (1951/2008), La guerra de los mundos (1953/2005), El planeta prohibido (1956), La invasión de los ultracuerpos (1956/1978), La semilla del espacio (1962), El hombre que cayó a la Tierra (1976), Encuentros en la tercera fase (1977), Alien (1979), E.T. (1982), Predator (1987), Expediente X (1993), Men in Black (1997), Señales (2002), etc.

Percy H. Fawcett
Dejando a los extraterrestres aparte, existe un subgénero de películas centradas en el hallazgo de antiguos tesoros o de ciudades perdidas, que ha sido explotado a través de bastantes producciones sin demasiadas pretensiones –como la moderna película Congo (1995)– pero también ha sido objeto de proyectos más ambiciosos. En una línea más bien sobria estarían las producciones dedicadas al mito de El Dorado, entre las cuales destacan Aguirre, la cólera de Dios (1972), con una notable actuación de Klaus Kinski, y la bella película del director español Carlos Saura El Dorado (1987). Muy recientemente, el mito de El Dorado (o Paititi, u otros muchos nombres) ha sido rescatado de nuevo en una producción de Hollywood titulada Z, la ciudad perdida (2017), un biopic sobre la figura del coronel Percy Fawcett, el explorador británico que en 1925 se perdió en la jungla brasileña cuando iba en busca de “Z”. Por último, cabe citar en este apartado un clásico de los años 30, relacionado con los reinos secretos u ocultos donde reina el amor y la sabiduría, como el famoso Shambala o Agartha, que fue llevado al cine en la película Lost horizon (1937), cuyo argumento giraba en torno a la llegada de unos aviadores accidentados a una tierra mítica en el corazón del Himalaya llamada Shangri-La.

También existe una filmografía un poco más sofisticada que mezcla las historias de tesoros con otros temas típicos de la historia alternativa como las sociedades secretas, los templarios, los poderes ocultos, etc. En esta línea estarían dos grandes éxitos de taquilla como La Búsqueda (2004) y El Código da Vinci (2006). Esta última, además, enlaza con el asunto siempre polémico del llamado linaje sagrado y la controversia sobre la historicidad o divinidad de Jesucristo, que también fue objeto de una película moderna: The body (“El cuerpo”, de 2001). En una rama colateral podríamos citar el tema de las leyendas medievales sobre el Grial y el rey Arturo, que ha ofrecido algunas películas de interés y calidad como por ejemplo Excalibur (1981), de John Boorman.

Piedra de Ica
En lo que se refiere a presentar el pasado prehistórico de la Humanidad, han habido películas relativamente próximas a la arqueología académica, como En busca del fuego (1981) del francés J. J. Annaud, pero también se ha fantaseado con otros escenarios que recordarían a las piedras de Ica, con humanos viviendo en la era de los dinosaurios, tal como se veía en la película Hace un millón de años (1966). Sobre esta producción, aparte de la herejía de los dinosaurios, cabe resaltar que –según la ortodoxia– los seres humanos de hace un millón de años difícilmente tendrían el aspecto de Homo sapiens, sino más bien de Homo erectus. De todos modos, en algunas corrientes de arqueología alternativa se plantea que el H. sapiens podría ser mucho más antiguo de lo que se ha reconocido hasta la fecha... En fin, en épocas más recientes se ha vuelto a fantasear sobre la Edad de Piedra, como en el film 10.000 B. C. (2008), en que los cazadores de mamuts se ven envueltos en una trama que les lleva a descubrir una civilización avanzada, regida por un ser gigante, que construía grandes pirámides hace 12.000 años.

T. Heyerdahl
Y si avanzamos un poco más en el tiempo, se han realizado varias películas sobre esas civilizaciones del pasado, en especial sobre Egipto, pero con poco o nulo contenido alternativo[1]. A ello cabría sumar las diversas producciones realizadas entre los 50 y los 60 que se sumergieron directamente en las antiguas mitologías, y que en gran medida fueron películas más propias del género del peplum (“de romanos”), con alguna digna excepción como Atlantis, The lost continent (1961) que abordaba directamente el mito de la Atlántida desde el relato platónico, pero sobre todo con una fuerte influencia de las visiones de Edgar Cayce, mostrando una civilización muy desarrollada en determinados aspectos tecnológicos. Y ya en tiempos más actuales se ha retomado algún típico icono alternativo como la famosa isla de Pascua y sus moai en Rapa Nui (1994), o las teorías sobre los viajes transoceánicos en la Antigüedad, plasmadas en las expediciones del explorador noruego Thor Heyerdahl y en parte reflejadas en la película Kon Tiki (2012).

Para finalizar, hay que admitir que se han realizado otras múltiples producciones –más bien de serie B– sobre muchos temas de ciencia-ficción o bien puntos oscuros de la historia que podrían llevar la etiqueta de alternativos, como el Triángulo de las Bermudas, el Experimento Filadelfia, el incidente de Ayers Rock, el monstruo del lago Ness, las criaturas humanoides, las profecías de Nostradamus, los viajes en el tiempo, etc. pero en general, salvo contadas excepciones, todas estas películas inciden en el misterio como un fin en sí mismo, y en realidad desprestigian cualquier enfoque relativamente riguroso de la historia alternativa.

En suma, los arqueólogos académicos no tienen razones para estar muy satisfechos del tratamiento de su ciencia en el cine, pero hay que admitir que tampoco las visiones alternativas han tenido un enfoque escrupuloso o veraz. Desde luego que existe un cine “historicista” que trata de ajustarse lo más posible a los hechos, pero llegados a ciertos temas tópicos, el puro espectáculo predomina y los argumentos se toman todas las licencias que consideran oportunas. Más bien da la impresión de que, dado lo anodina que resulta la arqueología, el cine ha tenido que echar mano de las fantasías y aventuras para atraer al público con relatos fascinantes y muy movidos.

En este sentido, cualquier intento de mostrar ideas o hechos de un modo científico está condenado al fracaso porque el cine –sobre todo el de Hollywood– debe ser comercial y no se puede permitir que la gente se aburra (o peor aún, que piense...). Nos guste o no, la gran mayoría del público tiene nociones muy vagas de historia y de arqueología y por lo general suele desconocer las controversias que mantienen los ortodoxos con los alternativos. En consecuencia, tanto la arqueología académica como la alternativa han quedado relegadas al minoritario mundo de los documentales, que pueden dar un cierto aire de seriedad y rigor a sus respectivas propuestas para los pocos interesados en la materia. No nos engañemos: los debates intelectuales entre Graham Hancock y Nick Flemming (arqueólogo subacuático británico) sobre ciudades sumergidas bajo las aguas atraen a cuatro gatos...

© Xavier Bartlett 2018

Fuente imágenes: Wikimedia Commons


[1] Cabe señalar que para muchos críticos del bando alternativo, estas películas en que se ven a miles de esclavos, capataces con látigos, trineos y rampas para construir las grandes pirámides son sólo un vano intento de apuntalar socialmente las versiones académicas que no han podido ser demostradas fehacientemente.

4 comentarios:

José Luis Calvo Zabalza dijo...

Hola buenas.
Hay una pelicula que de los años 70, los Conquistadores de Atlantis (Warlords of Atlantis) protagonizado por el desaparecido Doug McClure. Que condesa en poco más hora y media todos los temas “alternativos”: El triangulo de las Bermudas, la atlandida, ancient aliens, Criptozologia, cazadores de tesoros, leyendas de ciudades perdidas, etc.. por cierto una película mala aunque algo entretenida.
La industria del cine solo es mero entretenimiento, su proposito no es investigar de forma documental y seria el pasado de la humanidad.
Un saludo y gracias.

Xavier Bartlett dijo...

Gracias José Luis por el comentario

Me suena la película que mencionas, y la verdad es que hubo bastantes producciones de este tipo (serie B), pero como bien explicas, sin más afán que el entretenimiento. Mientras la investigación alternativa se mantenga en el mundo de la ficción y la fantasía, no hay problema para la ortodoxia. Otra cosa es el ámbito de los documentales, pero es relativamente minoritario, y para mí series como Ancient Aliens no me parecen una referencia, sino una pieza más del espectáculo, la intoxicación y la desinformación.

Saludos,
X.

CobaltUDK dijo...

A mí me gustó 10.000 BC. Recuerdo las críticas furibundas, por lo de mezclar mamuts con pirámides... parece que algunos parece exigen 110% de rigurosidad a una película de ficción.

A mí me pareció una película ... valiente, se ve que los guionistas conocían bastantes de las teorías alternativas, como que fueron supervivientes de la Atlántida los que construyeron la pirámide. Y lo hace sin extravagancias, sin tecnología mágica... solo matemáticas, instrumentos sencillos, y mamuts.
La película me pareció flojilla, una lástima. Pero todo lo que sugería, me gustó bastante.

Yo no estoy haciendo una película, pero sí un videojuego en el que llevo 5 años trabajando, sobre los antiguos sumerios (o pre-sumerios) y los Anunnaki. Mi idea original era que los "dioses" eran simples humanos con conocimientos más avanzados, pero finalmente opté por los Anunnakis. Me pareció más "comercial" y más llamativo para la gente, tienes razón cuando hablas de lo comercial en tu artículo. Así que habrá naves volando sobre los zigurats, y extraterrestres de 2,50 metros. Tampoco es mala teoría, y de haber sido cierta, debió ser alucinante.

Xavier Bartlett dijo...

Gracias Cobalt

Coincido con lo que expones, y es cierto que en 10.000 se dejaban caer algunas teorías alternativas heréticas, pero el argumento en sí era flojo. De todos modos, lo verdaderamente alternativo es decir que esos grandes monumentos del pasado se hicieron con tecnologías impensables y no con mamuts y miles de esclavos; tampoco veo mucha diferencia con el Egipto faraónico.

Sobre los Anunnaki, si los pones por medio, pues desde luego será más comercial y vistoso, y no han dejado de estar de moda desde la época de Sitchin. Sin embargo, en muy pocos autores he encontrado enfoques razonables: o se hace la gran fantasía extraterrestre o se los niega por completo. Me gustaría creer que hay un punto medio.

Saludos,
X.