Los investigadores del pasado (arqueólogos,
historiadores, etc.) ya tenemos bastante que lamentar con la pérdida natural
de mucha información antigua, que simplemente debe achacarse al paso del tiempo
–que implica la erosión o destrucción de documentos y de restos diversos– y a
determinadas circunstancias azarosas frente a las que poco se puede hacer. Ahora
bien, no es menos cierto que desde el arranque de la civilización ha existido una
evidente intolerancia y persecución de ciertos conocimientos o ideas por parte
de las autoridades político-religiosas. De este modo, podemos afirmar que –a lo
largo de los siglos y en culturas bien distintas– tuvo lugar una destrucción sistemática
e intencionada de ingentes cantidades de documentos (generalmente libros), que
por una razón u otra fueron considerados nocivos o peligrosos.
Lo que quizá sorprenda más es que esta persecución
no es cosa de un pasado más o menos remoto sino que en tiempos relativamente recientes
y en sociedades civilizadas, modernas y “democráticas” se ha seguido practicando
la actividad inquisitorial contra ciertos conocimientos, como la casi
desconocida quema de libros del científico Wilhem Reich en un país tan liberal
como los EE UU en los años 50. Para presentar este turbio asunto desde una
perspectiva histórica, me complace adjuntar a continuación el siguiente artículo
procedente del colectivo Ser y Actuar, en el cual se describe de forma exhaustiva
el triste panorama de la quema masiva de bibliotecas y libros, y no sólo en
contextos de conflicto sino también como meros actos de represión.
Destrucción de bibliotecas y quema de libros
“Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”.Heinrich Heine (1821)
La historia de la destrucción de las bibliotecas acompaña a la historia
de la humanidad y parece no tener fin. Estos son algunos de los principales
hitos documentados:
Antiguo Egipto. El Papiro de Ipuur,
narrado por “el príncipe Ipu”, partidario del viejo orden, describe cómo
fueron destruidas, entre otras cosas, muchas bibliotecas de templos durante el
primer periodo intermedio de Egipto (ca. 2175 a 2040 a. C.) Posiblemente, se
trata de la primera revolución social documentada. Las desavenencias entre los
clérigos partidarios de Amón y los de Atón provocaron la destrucción de las
obras de sus adversarios, que incluso borraron escrupulosamente de todo el país
el nombre del principal valedor de Atón, el faraón Ajenatón (ca. 1353 - 1337 a.
C.)
Ruinas de la antigua ciudad de Nínive |
Nínive, ciudad
asiria cercana a la actual Mosul (Irak). Cuando Nínive es arrasada en 612 a. C., se
destruyó la biblioteca real de Asurbanipal, que contenía relatos como:
la Epopeya de Gilgamesh, el mito de Adapa, o el pobre hombre de Nipur,
precedentes de los relatos bíblicos y de Las mil y una noches. Afortunadamente,
muchos restos de tablillas cerámicas fueron halladas por los arqueólogos.
Egipto, 525 a. C. Heródoto escribió que
cuando Cambises invadió Egipto en 525 a. C., arrasó los templos y quemó todo
resto de cultura del país, quedándose sólo con el oro, pues este no ofendía su
memoria.
Persépolis, capital del
Imperio persa durante la época aqueménida (Persia, actual Irán), 500 a. C.? En
la fortaleza de los espíritus del palacio de Darío I (ca. 549 - 485 a.
C.) en Persépolis se guardaban los archivos de los reyes aqueménidas, grabados
en plomo y estaño, en una oscura sala (la 33 del Tesoro). Fue
incendiada, pero la leyenda cuenta que se salvaron los dos únicos manuscritos
de Zoroastro: “El libro de los libros de Persia”, escrito con letras de oro,
aunque pocos siglos después fueron destruidos en el incendio de la Biblioteca
de Alejandría, donde estaban depositados.
Grecia, 480 a. C. El tirano griego
Pisístrato, reunió en su Biblioteca las obras de la época –inicialmente, con el
objetivo de componer la Ilíada–, pero fue saqueada por Jerjes en 480 a. C.
China, 213 a. C. En el año en el cual
un grupo de hombres intentaba reunir todos los libros en Alejandría, Shi Huandi
aprobó entonces que se quemaran todos los libros, excepto los que versaban
sobre agricultura, medicina o profecía.
Alejandría, 48 a. C.
La
Gran Biblioteca de Alejandría, foco de la cultura helénica, promovida por los Ptolomeos,
donde intentaron compilar todo el conocimiento de la época, era “la editorial
más grande de la antigüedad” según Vitruvio, y sucumbió el año 48 a. C., en el
incendio que devastó la ciudad de Alejandría durante el asedio de César. Aunque
los cronistas romanos de la época omiten el acontecimiento y otros lo consideran
destrucción parcial o lo posponen, achacándolo a líderes fanáticos, tales como
el obispo Teófilo o el califa Omar.
Año 297. Diocleciano ordenó quemar
millares de libros relacionados con la alquimia y las ciencias herméticas, para
evitar que alguien pusiera en peligro la estabilidad monetaria que a duras
penas se había conseguido restaurar.
Busto de Diocleciano |
Alejandría. Cuando Teodosio I
(379 - 395) declaró religión oficial al cristianismo, comenzó la persecución de
lo pagano, y los seguidores del obispo Teófilo, destruyeron todos los libros
depositados en el Serapeum de Alejandría, los restos de la Gran Biblioteca y
las de los templos. El sacerdote hispano Paulo Orosio, que viajó a Alejandría veinte
años después, escribió en su Historias contra los paganos: “Existen hoy
templos, que nosotros hemos visitado, cuyos estantes de libros han sido
vaciados por los hombres de nuestro tiempo”.
Roma, 590. La biblioteca de la
residencia de los papas en Letrán, disponía de numerosos libros de diversos autores
clásicos griegos y latinos que fueron ordenados quemar por Gregorio I (590) “el
cónsul de Dios”, perdiéndose ejemplares de Cicerón, Tito Livio y otros muchos
autores, alegando que “los jóvenes prefieren esas lecturas al Nuevo
Testamento”. A partir de este pontífice se consideró que la sola proximidad
de un libro pagano puede poner en peligro un alma piadosa.
Egipto, 633. Egipto es declarado
islámico en 604; los Libros de la sabiduría estaban depositados en los Tesoros
reales, pero en 633 Omar proclamó: “...si lo que dice en ellos es conforme al
Libro de Dios no permite ignorarlos, pero si hay algo en ellos contra el Libro,
son malos, sea como sea, destrúyelos.” Se utilizaron como combustible.
El Cairo, Egipto. Por haberle privado
de su amor, la esposa del rico príncipe fatimí Mahmud al Dawla bin Fatik,
después de su fallecimiento destruyó su biblioteca, una de las cuatro más
admirables de El Cairo. El príncipe, gran poeta, adoraba leer y escribir noche
tras noche.
Constantinopla, 700?
La
Biblioteca de Constantinopla (creada en 315 por Constantino con 7.000 volúmenes
en su inicio), que llega a tener más de 100 mil rollos en la época de Teodosio,
es quemada en el siglo VIII d. C. por León III el Isáurico.
Trípoli, 1099. Los cruzados sitiaron
Trípoli en 1099. Rendida la ciudad sin combate, los vencedores, entre otras
tropelías, prendieron fuego a la Biblioteca. Un sacerdote, viendo la multitud
de ediciones del Corán depositadas en sus estanterías ordenó su incendio.
Constantinopla, 1453.
La
Biblioteca de Constantinopla es de nuevo devastada por los turcos en el 1453.
Antigua mezquita mayor nazarí (Granada) |
Entre los poemas que la decoraban podía leerse: “Si en tu espíritu hace
asiento el deseo del estudio y de huir de las sombras de la ignorancia,
hallarás en ella el hermoso árbol del honor. Hace el estudio brillar como
estrellas a los grandes, y a los que no lo son los eleva a igual lucimiento.”
Italia, 1497. El 7 de febrero de
1497, el fraile Savonarola insistió ante sus oyentes que el triunfo de las tropas
francesas sobre las italianas era una clara demostración del desastre que vivían
y convenció a la gente del malestar de Dios. Una de sus primeras ideas fue
sustituir el Carnaval de Florencia, que le parecía frívolo, por la fiesta de la
Penitencia y sus discípulos pidieron que se reuniera todo objeto que fuera una
muestra de la vanidad humana. De puerta en puerta, tras el sermón en la
catedral, se recolectó lo que se pudo en medio de un saqueo general en el que
participaron cientos de niños; luego se hizo preparar el escenario. Este ritual
sirvió para la destrucción de libros sobre magia y cábala, clásicos de
Ovidio, Catulo y Marcial, textos de Dante y poetas de los cancioneros del amor
gentil e incluso los diálogos de Platón.
Tetzcoco (México), 1530. En el año 1530, en
Tetzcoco, Fray Juan de Zumárraga hizo una hoguera con todos los escritos –códices–
e ídolos de los mayas y aztecas. Había nacido en 1468, en el mítico pueblo
vasco de Durango, en España, y una de sus primeras tareas como monje
franciscano fue examinar los casos de brujería más conocidos de su región, lo
cual lo llevó a practicar exorcismos. Como todos los fanáticos, veía el diablo
en todas partes. Diego de Landa continuó esta labor de purificación. En 1562,
hizo quemar en el Auto de Maní cinco mil ídolos y 27 códices de los antiguos
mayas. De esta furia, sobrevivieron apenas tres códices mayas prehispánicos.
Alemania, 1933. La operación Quema
de Libros, ejecutada el 10 de mayo de 1933 bajo la coordinación de Joseph
Goebbels, se reveló pronto en su verdadera dimensión porque el mismo día se
quemaron libros en Berlín y en otras 22 ciudades alemanas. Según W. Jütte, se
destruyeron las obras de más de 5.500 autores. La Comisión para la
reconstrucción cultural judeo-europea estableció que en 1933 existían 469
colecciones de libros judíos y al finalizar la Segunda Guerra Mundial, no
quedaba ni la cuarta parte.
Quema de libros en Perú |
Chile, 1973. A partir del golpe de
Estado de 1973, que dio comienzo al régimen militar de Augusto Pinochet, y con
ello al período histórico conocido como el Régimen Militar, la nueva Junta
Militar de Gobierno comenzó un proceso sistemático de censura de cualquier obra
y pensamiento de corte izquierdista. Los militares iniciaron una quema masiva
de libros de bibliotecas públicas y privadas, cuyos contenidos en varias
ocasiones no estaban relacionados con política. Se inició una fuerte censura en
la literatura que desató un decaimiento en el mercado editorial.
Argentina, 1976. El 29 de abril de
1976, Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército con asiento en
Córdoba, ordenó una quema colectiva de libros, entre los que se hallaban obras de
Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint- Exupéry,
Galeano… Dijo que lo hacía “a fin de que no quede ninguna parte de estos
libros, folletos, revistas… para que con este material no se siga engañando a
nuestros hijos”. Y agregó: “De la misma manera que destruimos por el
fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de
ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina”. (Diario La
Opinión, 30 de abril de 1976).
Argentina, 1980. El 30 de agosto de
1980, los terrenos vacíos de Sarandí se convirtieron en un lugar macabro.
Varios camiones depositaron, bien temprano, un millón y medio de libros y
folletos, todos publicados por el Centro Editor de América Latina. Minutos más
tarde, la euforia policial, legitimada por la orden de un juez federal de la
Plata llamado Héctor Gustavo de la Serna, animó a varios agentes a rociar con
nafta los ejemplares y a prenderles fuego.
El músico Evstafiev en la Biblioteca de Sarajevo |
Bagdad (Irak), 2003. En 2003, durante la
Invasión de Irak por parte de tropas estadounidenses y británicas, se
quemaron alrededor de un millón de libros de la Biblioteca Nacional de Irak. Tras
la caída de Sadam Hussein en 2003 Irak sufrió a saqueadores que se llevaron
miles de tabillas cuneiformes de incalculable valor, esculturas, placas de
bronces, libros y otros artículos tanto del Museo Nacional de Bagdad como del
Museo Arqueológico de Mosul.
Cuba, 2007. Miles de libros son
convertidos en pulpa. Si un denominador común tienen estas obras es que
pertenecen a la memoria histórica de la nación cubana y que, con su ocultamiento,
se pretende obliterar cualquier suceso del pasado que no es conveniente o
incomoda a la cúpula gobernante.
Egipto, 2011. El 18 de diciembre
pasará a ser una fecha catastrófica de Egipto por el incendio del edificio de
la Academia de Ciencias, que albergaba 200.000 materiales desde el siglo XVIII
y obras como Description de l’Égypte, reproducido por todos los amantes
de Egipto desde su aparición en 1809. Todos los archivos que sustentaban las
fuentes del siglo XIX se perdieron, miles de informes de investigación que ni
siquiera estaban copiados perecieron haciendo retroceder los estudios
egiptológicos durante décadas.
Mosul (Irak), 2014. Militantes del
autoproclamado Estado Islámico, o Daesh, publicaron un vídeo enseñando cómo
queman centenares libros cristianos en Irak, informó el diario The Christian
Post, según ha publicado la agencia de noticias Sputnik Mundo: “La semana
pasada los yihadistas hicieron una hoguera con centenares de libros cristianos
en la ciudad iraquí de Mosul alegando que son textos de infieles”, escribe el periódico al recordar que Daesh se
apoderó de Mosul y una amplia parte de la llanura de Nínive en junio de 2014.
No es la primera acción de este tipo. En 2015, los yihadistas destruyeron más
de 100.000 libros y manuscritos en la biblioteca de Mosul.
Mein Kampf, de A. Hitler |
La acusación legal para tal ensañamiento librero es difusión y venta de libros que incitan al odio, que niegan el holocausto y en los que se hace apología del nazismo. Pero lo que hace pensar en una posible persecución política del librero es que libros como Mi Lucha de Adolf Hitler pueden comprarse en Amazon, Casa del Libro, Iberlibro… etc. sin ningún problema legal hacia estas librerías.
- ¿Por qué no se ha escrito ni divulgado lo malos que fueron los ganadores de la II Guerra Mundial, y cómo se repartieron el botín?
- Toda persona tiene la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas “que las autoridades les permitan conocer”. ¡Menos mal que estamos en democracia!
- Farenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel...
- Para saber qué está bien y qué está mal hay que tener derecho a toda la información.
- ¿Y los libros que fomentan el comunismo, que carga con más de 100 millones de muertes probadas? ¿La vida de unos vale más que la de otros? ¿La vida de un judío vale más que la de cualquier otro? Nos hemos convertido en un estado de Israel.
- Un libro es un libro, un documento para el estudio y análisis. Algunos lo utilizarán para reforzar sus ideas discriminatorias (que no cambiarían aunque no hubieran leído el libro), y otros para analizar e incluso rebatir los argumentos. Nadie se hace nazi por leer un libro. ¡Qué ganas de gastar recursos en vano y ocupar el tiempo de agentes y funcionarios! Increíble lo rápido que actuó la ley, mientras que en otros casos de corrupción tardan años en ponerlos presos. ¿Por qué se piensa que prohibiendo la venta de un libro disminuirá la discriminación?
- Hacer callar a los que piensan diferente, aun cuando sea horrorosa su prédica, es un error que ya cometieron los países socialistas y que los llevó finalmente al fracaso. Las ideas no se matan, decía Sarmiento, se combaten con otras ideas, y con acciones que demuestren la superioridad de nuestro pensamiento. Seguimos sin entender de qué trata eso de “respetar al otro aunque no estemos de acuerdo con su pensamiento”.
- Es que la ley antidiscriminatoria es justamente eso, un aval para discriminar la discriminación. Es lo único que se permite discriminar, y es lógico que así sea.
- Los que predican la tolerancia son lo más cínico que hay, porque son intolerantes con quienes no comparten su punto de vista.
Por lo visto, la democracia cuece habas en todos sitios.
© Ser y Actuar 2017
Fuente imágenes: Wikimedia Commons / artículo original
4 comentarios:
Estimado Javier,tristeza,pena,dolor y rabia,es el grito del alma despues de leer el articulo.
Esto viene a confirmar mi sospecha,sobre el raquitismo mental,que planea sobre muchas,muchas,muchas,muchas,mentes "cuasi" humanas,tantos años de historia,de experiencias,de vida humana,que no han servido ni sirven para nada.
Afortunadamente,unos pocos,muy pocos,son conscientes,saben,conocen,distinguen y sobre todo aprenden y entorno al conocimiento de estos pocos,girara el Mundo y cambiara la vida de los muchos que no quieren,ni saben,o no pueden discernir,lo negro de lo blanco,el bien del mal,la verdad de la mentira.
El Ser Humano,nunca a lo largo de toda su historia,tuvo al alcance de la mano,tanta informacion,sobre tanto,como en la epoca actual,paradojicamente,a mas informacion,mas idiotismo y mas ignorancia,factores claves de este imbecilismo son,la falta de voluntad por conocer y la falta de filtro para descartar la mentira,la manipulacion o la falsedad.
Confio en que la robotizacion y la lobotomizacion a la que esta sometida,la Humanidad,principalmenta la juventud,acabe hastiando por desbordamiento,tanta desidia y se vuelva a encerder la chispa en los cerebros apagados y la caricia amable en las almas dormidas.
Un afectuoso saludo.
Gracias Alarico
Absolutamente de acuerdo con tus palabras. En efecto, ha habido mucha destrucción del saber a lo largo de la historia, pero no es menos cierto que se ha inundado a la gente con dogmas y mentiras. En otras palabras, el conocimiento profundo (esotérico) sigue reservado a unos pocos mientras que se vuelca una enorme cantidad de conocimiento superficial (exotérico) que sólo sirve para atontar y distraer a las masas, como podemos ver en la actualidad. El conocimiento (o información) es poder, y así han funcionado las cosas durante siglos.
Saludos,
X.
Hoy día no se queman... tantos pero hay métodos igual de efectivos, desde los recursos legales hasta el simple silencio en los medios de difusión o la adicción de tal cantidad de basura que lo importante queda oculto en una inmensidad de información imposible de abarcar.
Pienso en libros como los de Félix Rodrigo Mora, del que busqué una pequeña obra; Borracheras no, y me fue imposible encontrarla en toda España. También lo han vetado en varias editoriales y prohibido en varias librerías.
Un saludo.
Estimado piedra
Totalmente de acuerdo. En efecto, hoy ya no se lleva la estética de la quema (sería muy políticamente incorrecta), porque hay otros métodos más sutiles y discretos para hacer desaparecer la información incómoda. Se quiere dar una imagen de libertad y tolerancia, cuando es todo lo contrario. Tener mucha información-basura no puede ocultar el hecho evidente de que la cantidad no tiene que ver nada con la calidad. Como comentas, todo lo incómodo desaparece de las librerías y no está disponible en ningún sitio. Fíjate que en los 80 el libro de G. Greunke sobre la verdad del caso de la colza desapareció de las librerías nada más salir editado. "Alguien" lo compró en masa o lo retuvo en almacenes. Sin comentarios.
Saludos
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