jueves, 12 de febrero de 2015

La arqueoastronomía de Tiahuanaco (Taypikala): el enigma del Kalasasaya y los cálculos de Arthur Posnansky


Me es grato presentar el siguiente artículo a cargo del investigador independiente y explorador italiano Yuri Leveratto, un apasionado de la historia, la antropología y la arqueología, especialmente de la zona de Sudamérica, donde reside (concretamente en Colombia) desde hace una década. En su página web  se pueden encontrar numerosos documentos en forma de noticias, artículos y vídeos, relacionados con las temáticas ya mencionadas. Ha publicado diversos libros, como "En busca de El Dorado",  "1542 Los primeros navegantes del Río Amazonas", "Crónicas indígenas del Nuevo Mundo" y "Exploraciones en América del Sur 2006-2011".

Por el interés de determinados materiales relacionados con la arqueología precolombina, que son prácticamente inéditos o poco comunes, he incluido su sitio web en la sección de enlaces, como recomendación para todos los visitantes de este blog.

Sólo a modo de ejemplo me he permitido reproducir aquí su artículo sobre la polémica datación arqueoastronómica que hizo Arthur Posnanky del palacio o patio del Kalasasaya, en Tiwanaku o Tiahuanaco (Bolivia) hace más de medio siglo y que supuso -y aún supone- todo un reto a la la arqueología convencional, que no está dispuesta a aceptar una datación de 15000 a. C. para este impresionante conjunto monumental. 

 

Los arquitectos-sacerdotes que edificaron el Kalasasaya conocían los conceptos de afelio y perihelio por lo menos 2.000 años antes de Kepler

 

Kalasasaya (Tiwanaku)

El arqueólogo austríaco Arthur Posnansky (1873-1946) fue duramente criticado por la comunidad científico-académica porque, según sus cálculos, la ciudad de piedra que hoy denominamos Tiahuanaco (antigua Taypikala), fue fundada nada menos que en el 15.000 a.C.

Este dato altera todas las nociones universalmente aceptadas por los arqueólogos académicos, los cuales, por el contrario, basándose en los resultados de algunos restos orgánicos analizados con la técnica del carbono 14, afirman que la fundación de Tiahuanaco se remonta a pocos siglos antes de Cristo.

Recientemente he tenido la posibilidad de profundizar en el estudio de la teoría arqueoastronómica de Posnansky, ya que adquirí un ejemplar de su famoso libro “Tiahuanaco, la cuna del hombre americano”, editado por J.J.Agustín de Nueva York en 1945.

El libro es muy complicado y específico ya que es el resultado de unos 50 años de estudios avanzados. En la primera parte del libro, Posnansky describió desde un punto de vista geológico e iconográfico su teoría sobre la fundación de Tiahuanaco. Según él, hubo tres períodos en Tiahuanaco, de los cuales al menos los primeros dos fueron antediluvianos.

Posnansky no planteó hipótesis sobre la fecha de construcción de las tres estructuras más antiguas, o bien, la Pirámide de Akapana, el Templete Semisubterráneo y la Puerta del Puma (Puma Punku). Estas estructuras, según su visión, pertenecen a la Tiahuanaco antediluviana del primer período.
 
También según Posnansky, en el primer y el segundo período, Tiahuanaco se encontraba en un altiplano situado a una menor altura respecto a los 3.843 msnm de hoy, al menos 300 metros más abajo. Además, Posnansky sostuvo que Tiahuanaco estaba ubicada en las orillas del lago, tratándose así de una ciudad portuaria.

En la primera parte del libro hay también un minucioso estudio de la compleja iconografía de los símbolos de Tiahuanaco, especialmente los esculpidos en las Puerta del Sol. Con el estudio iconográfico de estos signos, Posnansky interpretó, en la segunda parte de su libro, el calendario de 12 meses que, según él, estaba representado en la Puerta del Sol.

Sin embargo, es el estudio arqueoastronómico del templo Kalasasaya (piedras y rectas) el que resulta ser el más importante para datar la fundación del segundo período. El Kalasasaya es una construcción rectangular de 128,74 metros de largo por 118,26 metros de ancho. La orientación de las 4 paredes del Kalasasaya es la siguiente:


Pared Este: 358º 58’30’’
Pared Oeste: 358º 53’30’’
Pared Norte: 89º 20’
Pared Sur: 89º 18’


Como puede verse, por tanto, la estructura pétrea non está perfectamente alineada con el meridiano. Posnansky sostenía que, cuando fue construido, el Kalasasaya estaba orientado a la perfeccióncon el meridiano y por tanto con el norte. Sólo después de los trastornos cruciales del diluvio (opinión de Posnansky) la estructura se habría desplazado ligeramente de su eje.

La función astronómica del Kalasasaya es bien conocida. Durante el solsticio de invierno (21 de junio, pues Tiahuanaco está en el hemisferio Sur) el Sol nace (para un observador situado en la mitad de la pared oeste, dando la espalda al muro, de ahora en adelante Punto A) en el ángulo noreste del templo.

Durante el solsticio de verano (21 de diciembre) el Sol nace por el ángulo sureste. Durante los dos equinoccios (otoño, 21 de marzo y primavera, 21 de septiembre) el Sol nace en el centro del portal central de acceso al templo, el cual está movido, respecto al centro, 1,116 metros hacia el norte por el motivo que explicaré más adelante.

Según Posnansky, el Kalasasaya era en realidad un calendario pétreo que transmitiría a las futuras generaciones valiosos conocimientos, como por ejemplo la fecha de los solsticios y de los equinoccios, tan importantes para conocer el momento propicio para la siembra de los cereales (maíz, quinua, etc.) y para los ciclos de la ganadería de camélidos andinos. La casta alta de Tiahuanaco, constituida por sacerdotes astrónomos cuyo nivel de conocimiento matemático era muy profundo, podía así no sólo controlar las masas de campesinos y ganaderos sino también dirigir el reino más poderoso del Nuevo Mundo en la época antediluviana.

Volviendo a la orientación de los muros del Kalasasaya, Posnansky sostenía que la diferencia entre la orientación actual (358º) y la orientación original sobre el meridiano (0º) había sido causada por trastornos de extraordinario poder que sucedieron durante el diluvio universal. Según él, el Kalasasaya había sido construido como un almanaque pétreo auténtico y perfecto, el cual, además de indicar los solsticios y equinoccios, mostraba también la diferencia entre el semestre invernal y el de verano.

Se sabe bien, además, que como el Sol no se encuentra exactamente en el centro de la órbita terrestre sino en un “foco” de la elipse (la órbita terrestre es elíptica), la Tierra toma más tiempo (186 días) en recorrer el trayecto del equinoccio de otoño (21 de marzo en el hemisferio sur) al equinoccio de primavera (21 de septiembre) respecto al trayecto del equinoccio de primavera al equinoccio de otoño (178 días).
 
Hay, por tanto, una diferencia de 7 días y 16 horas entre el semestre invernal y el de verano. Para hacer que el Sol (al nacer) aparezca, durante los equinoccios, exactamente en el centro de la escalinata que da al este, debieron construir la puerta del Kalasasaya 1,116 metros movida hacia el norte, justamente porque se dieron cuenta de que el Sol tomaba más tiempo en recorrer el espacio del ángulo noreste al centro del edificio que del centro al ángulo sureste. Es la prueba de que los antiguos constructores de Taypikala (Tiahuanaco) conocían los conceptos de perihelio y de afelio, o bien, la excentricidad de la órbita.
 
También en la segunda parte del libro hay una explicación matemática de por qué el autor atribuía a la fundación de Tiahuanaco una antigüedad de 15.000 años antes de Cristo.

Posnansky, en 1930, verificó que durante el solsticio de invierno (21 de junio) y durante el solsticio de verano (21 de diciembre), el Sol no salía exactamente en el ángulo noreste y sureste del Kalasasaya, sino que había una pequeña diferencia. Posnansky partía de la hipótesis de que, el Kalasasaya, cuando fue construido, estaba perfectamente alineado con el meridiano y, por consiguiente, el Sol nacía exactamente en el ángulo noreste y sureste en los respectivos solsticios. Entonces calculó la amplitud del Sol en el templo de esta manera: trazó un triángulo que tenía como base el muro este del templo y como lados dos rectas que se bifurcaban respectivamente del ángulo noreste y del ángulo sureste y que convergían en un punto situado exactamente a mitad del muro oeste del templo.

El ángulo situado en el muro oeste era la amplitud del Sol, como había sido concebido por los arquitectos-sacerdotes, y correspondía a 49º22’6’’.

En cambio, verificó que la amplitud del Sol en 1930 era igual a 49º59’6’. Posnansky sabía que la oblicuidad de la eclíptica en 1930 era de 23º27’8.26’’.

Calculó entonces la oblicuidad de la eclíptica basándose en el dato de la amplitud del Sol tal como había sido construido el Kalasasaya, probablemente con esta fórmula:


Cos (z)=sen (e)/sen (phi)

Donde

z= amplitud
e= oblicuidad de la eclíptica
phi= latitud


y obtuvo como valor de la oblicuidad de la eclíptica 23º8’48’’. Sabemos que la oblicuidad de la eclíptica varía con un ciclo de 41.000 años. Según los cálculos formulados durante la conferencia en París de 1911, aquel valor de la oblicuidad de la eclíptica corresponde al 15000 a.C.

Como era de esperarse, las críticas a esta datación, que si fuera confirmada alteraría toda la historia del hombre en la Tierra, no faltaron. Primero que todo hay que considerar que Posnansky parte de un axioma para él intocable: que el Kalasasaya fue construido en modo perfecto sobre el meridiano. Es un dato que nosotros no podemos comprobar. Además, atribuye la imperfección actual del templo a trastornos colosales como el “diluvio universal”.

Cierto es, sin embargo, que en Tiahuanaco se excavaron y estudiaron sólo 50 de las 450 hectáreas de superficie total. Por tanto, hay todavía numerosos interrogantes, y muchas de las respuestas que se les han dado no convencen del todo.


(c) YURI LEVERATTO 2012

Fuente: www.yurileveratto.com

Crédito imágenes: 1. Jimmy Gilles (Wikimedia Commons)   2. Web del autor

3 comentarios:

Piedra dijo...

Hay por ahí un vídeo que pretende desmentir la "datación imposible" de forma muy infantil, como si solo se tratase de algo que dijo un iluminado para ganar popularidad con la controversia.
Está claro que es más complicado que eso, como sucede con casi todo.


Saludos.

Anónimo dijo...


hola por primera vez, animo en tu intencion de polemizar||||
parece obvio que las explicaciones oficiales de como y cuando se construyeron estas y otras ruinas del pasado no son en absolutas satisfactorias, es tambien obvio que la historia es la ciencia mas manipulada por la oficialidad, para estas obviedades solo hace falta usar el sentido comun normalmente pero tambien podemos apoyarnos en tecnicas cientificas para crear problemas a las explicaciones oficiales, casi nunca es necesario para ver lo obvio, suelen ser ellos quienes necesitan de muchas explicaciones para aseverar que todo encaja correctamente, desde ese punto de vista, considero obvio que la premisa del arqueologo en cuestion sea cierta, el error posible es el vector que señala la obviedad, pero posiblemente se pueda calcular el desplazamiento del norte terraqueo temporalmente y encontrar pruevas de que ocurre y ha ocurrido siempre, si es posible calcular ese cambio no seria necesario siquiera todo el resto de calculos de este señor para saber que la oficialidad de nuevo miente y seria satisfactorio rememorar con honores a alguien que trabajo tanto por encontrar la verdad, pues me parece obvio que tanto trabajo no se hace por no trabajar y ademas quedar ridiculizado por las altas esferas luciferinas.

un saludazo!!!

to+

Xavier Bartlett dijo...

Amigo To+

Bueno, lo cierto es que ya desde hace timepo desde el bando alternatiov se están poniendo en duda las dataciones radiométricas, por dos motivos: por su falta de fiabilidad (muy en especial el C-14) y porque a veces no datan lo que se pretende datar (el momento fundacional) sino una determianda fase de ocupación. Por ejemplo, Graham Hancock cree que gran parte del megalitismo está mal datado y está buscando pruebas que corroboren su tesis (lo que será tema central en su próximo libro). De todas formas yo soy cauto con las dataciones arqueoastronómicas, pues pueden estar sujetas a interpretación o sesgo, y es muy complicado acertar con el sentido último del megalitismo, que es un tema complejo no sólo en lo arquitectónico-técnico sino también en lo simbólico.

Saludos,
Xavier