Introducción
En el artículo dedicado a
las “pirámides desconocidas” ya traté brevemente de la existencia de un
importante conjunto de pirámides en la provincia china de Shaanxi.
Lamentablemente, hasta hace no mucho tiempo este tema estaba envuelto en un
halo de especulación y secretismo, y la información disponible al respecto era
más bien escasa. Lo que se sabía es que los chinos no estaban demasiado
interesados en la investigación de estas estructuras, pues no se había hecho
prácticamente nada en la zona hasta mediados de los años 70, con unas pocas
excavaciones. De hecho, en los años 90 todavía había bastantes restricciones
para acceder a este lugar. Así pues, sólo unos pocos investigadores
occidentales (todos ellos del ámbito alternativo) apenas habían podido acceder
a los yacimientos arqueológicos y a información de primera mano[1].
Como resultado, se lanzaron algunas hipótesis y afirmaciones sin demasiado
fundamento, que incluían en algún caso la intervención de seres extraterrestres.
No obstante, las cosas
empezaron a cambiar con la entrada del nuevo milenio, y hoy en día se puede
encontrar en la Red información básica sobre las pirámides chinas –incluso en
la famosa Wikipedia– aunque hay que reconocer que los trabajos arqueológicos no
han sido muy extensos y seguramente aún quedan muchas incógnitas por despejar.
Con todo, vale la pena destacar que al menos las autoridades chinas han abierto
la zona al turismo arqueológico y han montado una cierta infraestructura
museística. Gracias a esta apertura, el investigador bosnio-americano Sam
Osmanagic –el descubridor y promotor de las llamadas pirámides de Bosnia–
pudo visitar en 2008 el conjunto monumental y tuvo la oportunidad de
entrevistarse con varios arqueólogos profesionales chinos. Sus observaciones,
recogidas en un recientísimo libro sobre el fenómeno de las pirámides en todo
el mundo (Las
pirámides del mundo y las pirámides perdidas de Bosnia), aportan sin duda una nueva perspectiva para el conocimiento de las
estructuras de Shaanxi, que el autor cifra en más de 250.
Las primeras noticias e investigaciones
Lo primero que debemos
apuntar sobre el conocimiento de estos monumentos por los occidentales, es que
parece existir un poco de sensacionalismo y falta de comprobación en los
datos, sobre todo al consultar determinadas fuentes alternativas. Lo que sí
podría confirmarse es que en 1912 Fred Meyer Schroder y Oscar Maman,
comerciantes y exploradores americanos, visitaron la zona y quedaron
sorprendidos por la presencia de varias pirámides. Al preguntar por ellas al
monje budista que les acompañaba, éste contestó que había archivos monásticos
de 5.000 años de antigüedad sobre estas construcciones y que ya por entonces se
las consideraba muy antiguas. Un año más tarde, el antropólogo francés Victor
Segalen también vio las pirámides y pudo realizar algunos simples trabajos de
investigación sobre la pirámide del emperador Qin Shi Huang. Así, midió su altura (48 metros) y un lado de la
base (350 metros) y apreció que tenía cinco plataformas o terrazas. En 1914
apareció un artículo suyo sobre el
arte funerario chino (de la dinastía Han).
Así pues, parece ser que
los eruditos occidentales ya sabían de estas construcciones, si bien no fue
hasta mediados del siglo XX cuando –a raíz de unas observaciones aéreas por
parte de pilotos estadounidenses– el tema se popularizó gracias a la
publicación de una fotografía en el New York Times de una gran “pirámide
blanca”, a la que erróneamente se atribuyó una dimensión enorme, mayor que la
Gran Pirámide de Guiza[2].
A todo esto, no hubo reacción por parte de las autoridades científicas chinas,
que negaban que hubiera “pirámides” en su país. De hecho, aún en la actualidad,
para los científicos chinos las estructuras no son propiamente pirámides sino
túmulos o montículos artificiales que sirvieron de tumba para sus monarcas o
personajes notables, y oficialmente son llamados “mausoleos”.
Las pirámides de la dinastía Han
En lo que parece coincidir
casi todo el mundo es que la misteriosa pirámide blanca es en realidad el
llamado “mausoleo de Maoling”, cercano a la ciudad de Xi’an. Este mausoleo,
según la investigación llevada a cabo, habría sido la tumba del emperador Wudi
Liu Che, de la dinastía Han (a pesar de que no se ha encontrado físicamente la
tumba de este soberano). Según los libros de historia chinos, este emperador
inició el proyecto a los dos años de acceder al trono y los trabajos de
construcción duraron nada menos que 53 años. La estructura, de forma
troncopiramidal, tiene cuatro caras triangulares orientadas a los puntos
cardinales. Su altura es de 46,5 metros y la base ocupa una superficie de
54.540 m2.
Sin embargo, a partir de
la fotografía original de 1947, Sam Osmanagic cree que la pirámide blanca es en
realidad otro monumento. Para el investigador bosnio, la foto muestra una
pirámide relativamente aislada en un paraje desolado, lo que no coincide con el
entorno del mausoleo de Maoling. En cambio, el mausoleo del general Huo Qubinga
se parece mucho más a la fotografía aérea, si bien el paisaje circundante ha
cambiado sustancialmente en los últimos años, al haber sido cubierto de
“frondosos bosques y sobre todo arbustos.” Esta estructura no ha sido objeto de
investigación arqueológica ni se ha encontrado la tumba del general.
Por otra parte tenemos el
gran mausoleo de Qin Shi Huang, el primer emperador chino, unificador de las
antiguas provincias chinas en el siglo III a. C. Esta construcción es
doblemente famosa porque cerca de ésta se encontraron las admirables 8.000
estatuas de guerreros de terracota.
Cabe señalar, empero, que su cámara funeraria todavía no ha sido explorada. La
altura de esta pirámide, compuesta de tres terrazas escalonadas, se sitúa entre
los 50 y los 70 metros aproximadamente[3]
y los lados de la base miden 350 metros (y esta cifra sí coincide con las
mediciones de Segalen en 1913). Como en el caso anterior, la pirámide fue
levantada con arcilla compactada. Actualmente está completamente cubierta de
tierra y vegetación, con una gran cantidad de árboles.
Osmanagic quiso
profundizar un poco más sobre las particularidades de este monumento y se
encontró con informaciones dispares y no siempre coincidentes. Al parecer, la
información turística del complejo piramidal parece especular con hechos
que no han sido demostrados. Así, se afirma que la tumba de emperador Qin está
“a unos nueve metros de profundidad, donde fluyen ríos artificiales de
mercurio”. Sin embargo, los folletos del museo reconocen que ni la pirámide ni
la tumba han sido aún exploradas, como también corroboran los arqueólogos
chinos. Todo lo más, se han realizado sondeos o prospecciones que han topado
con una capa interior de ladrillo y granito, pero no hay ninguna certeza sobre
lo que hay en el interior de la estructura. Como ejemplo de esta
“interpretación libre”, hay que reseñar que en un panel informativo en la cima
de la pirámide se puede leer lo siguiente[4]:
“El
palacio subterráneo es el núcleo de todo el mausoleo. Aquí es donde se ubicaron
los sarcófagos, interior y exterior, del emperador Qin, así como los objetos
enterrados. Según los archivos históricos y la reciente prospección
arqueológica, el palacio –casi cuadrado– consiste de tres partes, la cámara
funeraria principal, la cámara funeraria lateral y los corredores entre éstas.
En el centro del palacio se halla la cámara funeraria principal, en la que se
depositó el sarcófago. Los objetos funerarios se dispusieron en los cuatro
lados de la cámara. Las últimas investigaciones muestran que el palacio
subterráneo está a unos 30 metros de profundidad y que existe una fuerte
contaminación de mercurio en un área de 1.200 metros cuadrados alrededor del
palacio. Por tanto, se puede concluir que lo que se describe en los archivos
históricos como ’ríos y mares de mercurio’ es de hecho verdadero y fiable. Esto indica que el
interior del mausoleo es un palacio grande y magnífico, lleno de tesoros y
protegido por ingeniosas medidas de seguridad.”
A este respecto, Osmanagic
interpeló directamente al profesor Jiao Nan Feng, director del Instituto
Arqueológico de Shaanxi, que negó categóricamente esta supuesta localización,
así como la existencia de antiguas trampas o que no se pudiera excavar la
pirámide debido a la presencia del mercurio.
Las pirámides de la dinastía Tang
Por otro lado, ya en otra
ubicación, también es muy destacable el conjunto de pirámides de la dinastía
Tang en la zona montañosa de Qinling al noroeste de Xi’an. Allí se puede
encontrar el mausoleo Qianling, del emperador Gao Zong y su esposa la
emperatriz Wu Zetian (siglo VII d. C.). Se trata de una colina natural de forma
cónica que está rodeada por 17 pirámides satélite de pequeño tamaño. El patrón
constructivo y geométrico es el habitual: pirámides de arcilla con una meseta
en la cima, de caras triangulares y orientadas a los cuatro puntos cardinales.
En este caso, una vez más, no se ha podido acceder a la tumba de los monarcas,
por “motivos tecnológicos”, según afirman los expertos chinos.
El mausoleo de Jindi
Otro enclave muy destacado
es el mausoleo del emperador Jindi (s II a. C.), al norte de Xi’an, que incluye
una pirámide principal y otras satélites en los alrededores. Este complejo
(llamado Han Yang Ling) viene siendo excavado desde 1994 y actualmente acoge un
destacado museo, con un gran número de visitas. Según el mayor experto en
pirámides chinas, el arqueólogo Cao Fa Zhan, se han estudiado las pirámides
satélites, todas ellas de barro, con su habitual geometría y orientación, pero
la pirámide principal –construida a base de piedra y ladrillo según los
sondeos realizados– todavía no ha sido explorada, a la espera de autorización
del gobierno chino. No obstante, lo más significativo es que se han localizado
y estudiado varios túneles subterráneos, sellados con ladrillo, que conducen a
la pirámide principal. Esta característica, todavía incierta en cuanto a sus
propósitos, la vemos presente en otras estructuras piramidales de todo el mundo
y, por supuesto, en las pirámides bosnias del Sr. Osmanagic.
Para finalizar este repaso
de pirámides chinas, y ya lejos de Shaanxi, es oportuno recordar que al noreste
de China y norte de la Península de Corea tenemos un grupo de unos 40
“mausoleos” o pirámides escalonadas del antiguo reino coreano de Koguryo, que
floreció entre el siglo III a. C. y el VII d. C.
A modo de conclusión,
podemos afirmar que pese a que la investigación de las pirámides chinas ha avanzado
bastante en los últimos años, aún queda mucho trabajo por hacer, empezando por
la excavación de las supuestas tumbas o mausoleos de los emperadores, pues se
sigue reincidiendo en la función funeraria de estos monumentos pero sin haber accedido a
ninguna cámara o recinto funerario, ya sea por causas técnicas, políticas o de otro tipo. Por otra parte, se hace del todo necesario obtener un marco cronológico seguro para todas estas construcciones y despejar posibles especulaciones sobre dataciones extremadamente antiguas (si es que hemos de conceder alguna fiabilidad al monje que a principios del siglo XX hablaba de una antigüedad mínima de 5.000 años).
© Xavier Bartlett 2014
Apéndice
Dado que las recientes
investigaciones, sobre todo en lo referente a la localización de las pirámides,
se han basado en observaciones cenitales a través del programa Google Earth,
adjunto los datos facilitados por el investigador austriaco Walter Hain sobre las
coordenadas de las pirámides de mayor tamaño (según las medidas de la base) para
una rápida consulta con dicho programa.
Mausoleo Maoling: tamaño 222 x 217 m, 34°20'17"N 108°34'11"E
Pirámide 6: tamaño 153 x 158 m, 34°21'47.16"N 108°37'49.80"E
Pirámide 7: tamaño 149 x 155 m, 34°21'42.48"N 108°38'24.36"E
Pirámide 11: tamaño 155 x 154 m, 34°22'29.64"N 108°41'51.36"E
Pirámide 15: tamaño 219 x 230 m, 34°23'52"N 108°42'43"E
Pirámide 31: tamaño 126 x 149 m, 34°14'09.00"N 109°07'05.00"E
Pirámides 33, 34, 35: la mayor 160 x 167 m, 34°10'45.00"N
109°01'41.00"E
Mausoleo Huang-ti 37: tamaño 354 x 357 m, 34°22'52"N
109°15'12"E
Referencias
COPPENS, P. “China’s great pyramids controversy.” Nexus New Times Magazine, 1995
HAIN, W. Pyramids in China. New evidences 2009. [documento Word]
OSMANAGICH, S. Las
pirámides del mundo y las pirámides perdidas de Bosnia. Ed. Obelisco.
Barcelona, 2013.
[1] En 1994 el
alemán Hartwig Hausdorf pudo obtener el permiso para visitar esta región y
llegó a fotografiar alrededor de un centenar de estructuras.
[2] Aunque en
algunas fuentes se asegura que el piloto militar norteamericano James Gaussman
fue el primero en ver y fotografiar una gran pirámide china en 1945, Wikipedia
no da crédito a esta historia y sí a la del coronel Maurice Sheahan, que vio la
pirámide en 1947, durante un vuelo comercial.
[3] Osmanagic
ofrece cifras un poco diferentes, entre 43 y 87 metros, si bien apunta que
fuentes oficiales chinas consideran que la altura original debió rondar los 120
metros.
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