Lamentablemente, el 2 de Julio fue un día fatídico para
la ciencia alternativa. En el mismo día en que nos dejaba el doctor Hamer, también fallecía
víctima del cáncer el investigador norteamericano John Major Jenkins, un arqueólogo amateur que se introdujo en el ámbito
alternativo en su profundo estudio de la civilización maya, a la que dedicó muchos
años de investigación. Fruto de sus trabajos, nació la Teoría del Alineamiento Galáctico,
por la cual vino a proponer que los mayas –gracias a las observaciones astronómicas
acumuladas durante siglos– fueron capaces de seguir los movimientos del sol con
una enorme precisión y calcularon el momento en que estaría perfectamente alineado
con el núcleo central de nuestra galaxia, la Vía Láctea, la famosa fecha del 21
de diciembre de 2012.
Y precisamente su aportación vino
a coincidir en el tiempo con el llamado fenómeno 2012, en que se escribieron
montañas de libros y artículos, se realizaron incontables documentales y se expandió
por todo el planeta una histeria social ante la posibilidad un cierto fin del
mundo, que muchos ya daban por hecho. Jenkins, desde su sólido conocimiento de
los mayas y de su complejo calendario de la Cuenta Larga (que abarca más de
5.000 años), se mantuvo bien al margen de esta tendencia y se desmarcó tanto
del sensacionalismo como del catastrofismo e incluso criticó con datos y argumentos
bien razonados las propuestas de algunos escritores más o menos oportunistas. Esta
reflexión sobre el 2012 la plasmó en su libro The 2012 Story: The Myths,
Fallacies, and Truth Behind the Most Intriguing Date in History (“La
historia del 2012: Los mitos, las falacias y la verdad detrás de la fecha más
intrigante de la historia”). A pesar de ello, y quizá también por el hecho de “ir
por libre”, Jenkins fue criticado por los académicos especializados en la
cultura maya, que no aceptaron su visión, a la que metieron en el mismo saco
que otros “visionarios del 2012”.
En fin, sé que Jenkins es un
personaje relativamente secundario y desconocido para muchos, pero creo que valía
la pena rescatarlo de su olvido, aunque sea en tan luctuoso momento, y
reincidir en que la exploración de las vías alternativas combinando el
conocimiento ortodoxo con nuevos enfoques teóricos es un camino bien válido
para seguir avanzando en el reconocimiento científico de la arqueología
alternativa, al menos cuando ésta se atiene al rigor, al método y a las pruebas.
© Xavier Bartlett 2017
3 comentarios:
Con lo marginados que suelen estar y el volumen de datos tan enorme que nos rodea, siempre es de agradecer el descubrimiento de autores interesantes.
Por supuesto para un pseudo-escéptico es igual quien estudia astrología como quien lee los horóscopos de las revistas en la peluquería.
Un saludo.
Gracias por el comentario
Pues sí, el caso de Jenkins es el de un autor alternativo que toma una buena parte del conocimiento ortodoxo y luego va más allá, rompiendo los márgenes del paradigma. No obstante, tuvo la visión, la prudencia y la coherencia de no meterse en el "berenjenal del 2012", en que muchos se instalaron por el misterio, otros por el negocio y otros por oportunismo. Pero como bien dices, para el el mundo académico todos son lo mismo. A veces no hay peor pecado que nadar entre dos aguas.
Saludos,
X.
Como Hamer y la biodescodificacion......jeje.Gracias Xavier.
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