Uno de ellos ha sido la famosísima leyenda
negra sobre la España imperial y católica del tiempo de los Austrias, que
fue construida hábilmente como una auténtica maniobra de propaganda política
por parte de los países anglosajones y protestantes en general, si bien otras
potencias, como Francia, se subieron a este carro por puro interés, dado el
conflicto de intereses con España. Y como siempre suele ocurrir en estos casos,
para que la mentira sea más creíble e impactante, debe contener una parte de
verdad. Esto hace más perversa la maniobra, dándole un aire de credibilidad al
explicar sólo un parte de los hechos o retorciendo y exagerando otros para
consolidar un relato devastador.
Sólo para recordar los elementos básicos,
diremos que según esta leyenda negra, tejida en Europa (particularmente en
Holanda e Inglaterra) a partir del siglo XVI, los españoles –imbuidos en el
oscurantismo y fanatismo de su fe católica– se habían dedicado a matar y
esclavizar a los indígenas americanos y habían perseguido con saña a brujas,
herejes y librepensadores, llevando a muchos de estos a la cárcel, la tortura y
el patíbulo. Y desde luego, existe una parte de verdad en ello, pues en América
existieron los asesinatos, brutalidades, abusos y explotaciones. Y por otro
lado, la actuación implacable de los tribunales contra los herejes y sobre todo
contra las brujas durante varios siglos es bien conocida. No obstante, aquí
subyacen dos factores que distorsionan todo el relato. En primer lugar, los
demás –las naciones civilizadas cristianas (también las protestantes)– no
fueron mejores en su relación con indígenas, herejes y brujas. Y en segundo
lugar, los abusos y crímenes supuestamente cometidos contra los “inocentes” no
fueron tantos, o fueron convenientemente exagerados o falseados[1].
En el presente artículo me centraré en la
desmitificación de una parte de esa leyenda negra, que fue el controvertido
papel de la Inquisición, principalmente en España, pero también en otros
países. Lo cierto es que nada más citar la palabra “Inquisición” a muchas personas
les viene a la memoria un escenario de severos autos de fe, tétricos calabozos,
instrumentos de tortura, hogueras donde se quemaban a las brujas, etc. Y esta
imagen de crimen y brutalidad en nombre de la religión católica ha permanecido
en la mente de generaciones como muestra de la intolerancia y la prepotencia de
la Iglesia frente a cualquiera que osara retarla. Sin embargo, ¿realmente
fueron así las cosas? Ya a finales del siglo XX algunos historiadores como
Peters y Kamen habían profundizado en la cuestión y habían empezado a derribar
algunos clichés y tópicos populares que no se ajustaban a los hechos
contrastados. Pero hay más. Poca gente sabe que hacia la misma época, en los
últimos años del papado de Juan Pablo II, el Vaticano –por deseo expreso del
Papa Wojtyla– facilitó el acceso a los archivos del Santo Oficio[2]
a un equipo de 30 investigadores para que dilucidaran qué había de verdad en
esa visión tópica de una Inquisición que funcionaba como una máquina de
ejecutar herejes.
El Papa Lucio III |
El propósito de esta institución era pues la de
marcar claramente la línea de la doctrina ortodoxa católica frente las herejías
y evitar que los juicios contra los herejes fueran del todo arbitrarios. Como
se puede ver en la película “El nombre de la rosa”, el fraile Guillermo de
Baskerville incidía en que la Inquisición se había creado para orientar y hacer
que los desviados volviesen al redil del catolicismo, no para castigar y
destruir enemigos político-religiosos. Para entender esto, hay que señalar que
el poder político se había fusionado con el poder religioso como si fuesen una
misma cosa, nada nuevo en la historia, por otra parte. De hecho, esta unión de
intereses entre cristianismo y autoridad política se remontaba al primer concilio
de Nicea (en el 325), convocado oportunamente por el emperador Constantino. En
efecto, el emperador tuvo un papel muy destacado en la sombra, al fomentar una
religión cristiana unificada –la que en adelante sería católica– como
religión imperial, impuesta a todos los súbditos. De este modo, la autoridad
del soberano derivaba directamente de la autoridad divina y no estaba sujeta a
crítica ni oposición, al haber una equiparación entre ambos conceptos[3]. Por otra parte, apelar a Dios ya era suficiente
para montar y justificar cualquier maniobra política, así como guerras y
conquistas.
Ahora empezamos a tener un contexto histórico
adecuado. En realidad, la herejía era perseguida por el estado, ya que religión
y política eran inseparables. Así pues, la herejía –que a menudo iba más allá de la crítica
religiosa y se adentraba en la denuncia social, política y económica– era un
crimen contra la autoridad estatal y debía ser perseguida y castigada con
dureza. Recordemos al respecto que ya en el código legal del emperador Justiniano (siglo VI) la herejía era considerada un delito capital contra el estado. Esto provocó que mucha gente desafecta, levantisca, conflictiva o con
ideas propias fuera a parar ante un noble o señor local que impartía un
simulacro de justicia que solía acabar muy mal para el acusado. Y cabe suponer
que muchas personas fueron acusadas de herejía por motivos espurios o interesados, y que
los señores no estaban por labor de enzarzarse en discusiones teológicas –para
las cuales no estaba preparados– sino más bien de dictar sentencias
condenatorias hacia la gente presuntamente hostil para la comunidad (y el
poder).
Escarnio público de condenados por la Inquisición |
Aquí, la información desplegada en el informe nos muestra que, en efecto, se produjeron muchas condenas a diversas penas o penitencias, pero que la tortura para obtener confesiones fue esporádicamente aplicada y que las ejecuciones (penas de muerte llevadas a cabo por el brazo secular), por lo menos en el caso español, rondaron apenas el 1% de los casos tratados, que se han cifrado en unos 125.000. Y, aparte, muchos acusados salieron del tribunal libres de culpa o con sus sentencias suspendidas. De aquí que podamos decir que la acción de la Inquisición salvó a muchos acusados de acabar linchados por las turbas o sentenciados por la autoridad secular.
Ahora bien, en los casos en que no había
remedio (los herejes que no se retractaban), la Inquisición no se quedaba de
brazos cruzados. Así, aunque no quemaba a nadie directamente, excomulgaba al
reo y acto seguido lo entregaba a la autoridad secular para que ella procediera
a aplicar la pena máxima. Lo que ocurrió es que según avanzaba la Edad Media,
sobre todo a partir del siglo XIV, se consolidaron los poderes absolutos reales
y el papado fue perdiendo autoridad y control sobre el Santo Oficio. De este
modo, la Inquisición cayó en la órbita de las realezas de cada país y en cada
reino se aplicó de forma distinta con más o menos dureza. En el caso de España,
los documentos apuntan a que la Inquisición procedió con rigor pero con
justicia y benevolencia.
Precisamente a partir del siglo XVI, cuando se
desató en Europa una histeria colectiva por los casos de brujería, la Inquisición
–en España e Italia– se mostró ecuánime y desestimó muchos casos que no tenían fundamento.
Sin embargo, el tópico mantenido a lo largo de siglos es que la Inquisición española
mató a miles de brujas, hecho que sucedió realmente en países protestantes, ya
fuera por la acción de los tribunales civiles o los religiosos. En lo referente
a la persecución de herejes y científicos audaces, bien es cierto que la
Iglesia católica quemó a Giordano Bruno, pero los calvinistas habían quemado décadas
antes a Miguel Servet. E incluso los puritanos protestantes ingleses que
colonizaron América no dudaron en mantener la caza de brujas y los juicios a
mujeres sospechosas, como sucedió en el conocido episodio de las brujas de
Salem a finales del siglo XVII, en que la histeria religiosa desatada llevó
a la horca a 19 personas. En suma, el llamado mundo civilizado de
aquella época fue intolerante y justiciero en cualquier forma de religión, y la
labor de la Inquisición no fue peor a lo que se hizo en muchas otras partes.
Batalla naval entre la Armada y la flota inglesa |
Con todo, es innegable que la intolerancia y las
persecuciones existieron, y que la Iglesia ya acumulaba un largo historial de ejecuciones
de paganos o de herejes desde la época de Constantino, si bien sería más exacto
decir que fue el poder secular el que llevó a cabo las peores purgas y matanzas
con excusas teológicas o doctrinales. Lo que está claro es que en aquellos
tiempos, al estar unidos el poder religioso y el político, se podía justificar
todo tipo de maniobras para obtener los fines deseados, y más aún teniendo en
cuenta que los disidentes religiosos eran considerados a la vez disidentes políticos.
Esto se pudo ver en la tristemente célebre cruzada contra los albigenses (los cátaros)
en el siglo XIII, que en realidad fue la toma de Occitania por parte del poder
real francés. De igual modo, las diversas cruzadas en Tierra Santa, bajo la
excusa de retomar los Santos Lugares, tenían como meta la conquista de
territorios estratégicos en Oriente. Y en ambos casos la Iglesia, que actuaba
como una gran potencia más, promovió, apoyó y bendijo las operaciones militares
y todos los excesos cometidos, que no fueron pocos.
En conclusión, es posible que la Inquisición no
fuera tan terrible como nos han pintado habitualmente, por lo menos a la vista
de las pruebas recuperadas, y que buena parte de su pésima imagen –en especial
en España– se debiera a la ya mencionada propaganda en forma de leyenda
negra. Ahora bien, es evidente que la alta jerarquía eclesiástica estuvo
metida de lleno en asuntos terrenales, en luchas por el poder y en influencias
de todo tipo, por lo menos hasta el siglo XIX. Lo que la historia nos muestra
es que la Iglesia institucionalizada surgió como un aliado del poder político y
que incluso todos los cismas y separaciones fueron provocados por cuestiones
meramente políticas. Ello no obsta a que la Iglesia tuviera su propia opinión o
sus propios métodos, lo que llevó a no pocos choques con el poder secular o
incluso entre los clérigos “de base” y la jerarquía católica, algo que se ha
venido repitiendo prácticamente hasta la actualidad.
© Xavier Bartlett 2018
Fuente imágenes: Wikimedia Commons
[1] Sólo por
ejemplificar este doble rasero, cabe citar que en América los anglosajones
mataron indígenas a mansalva, los llevaron al borde de la extinción y apenas se
mezclaron con ellos. Aparte, hicieron buen negocio con los esclavos en sus
grandes plantaciones, donde no eran precisamente muy bien tratados. Frente a
esto, las misiones españolas se mostraron más integradoras y humanitarias, y la
propia Iglesia defendió los derechos de los indios. Y si bien es cierto que los
españoles acabaron con muchos indígenas, la mayoría de muertes se debió a las
enfermedades. Por lo demás, no hubo genocidio y sí bastante mestizaje. Y aunque
es poco sabido, en las guerras de independencia de las colonias americanas a
inicios del siglo XIX, la gran mayoría de indígenas tomó partido por los realistas,
no por los criollos terratenientes americanos.
[2] Nombre dado
al organismo continuador de la Inquisición desde 1904. En 1965 pasó a denominarse
Congregación para la doctrina de la fe.
[3] Aún hoy,
existe el formulismo de considerar a un rey o emperador como puesto en el cargo
“por la gracia de Dios”, como si fuera una legitimación indiscutible. Véanse,
por ejemplo, las monedas británicas en que junto a la efigie de la reina
aparece la fórmula “D.G.” (Dei Gratia, por la gracia de Dios).
7 comentarios:
Yo leí hace tiempo algo al respecto y efectivamente presentaban pruebas como súplicas de reos que pedían ser juzgados por la inquisición y llevados a cárceles que estuvieran bajo su custodia.
En la actualidad se intenta destruir el pasado de Europa y la religión católica que fuera mayoritaria, como paso previo a la instauración del nuevo orden secular, así que toda la propaganda contra todo lo relacionado con el pasado de Europa, su religión, su espiritualidad, su grandeza... son atacados subvencionada y concienzudamente.
Un saludo,
Interesantisimo articulo,efectivamente la Inquisicion,no fue lo que nos han contado,investigada y estudiada en profundidad y con seriedad,supone dejar en la verguenza academica mas absoluta,a los promotores del horror,la tirania y los disparates inquisitoriales y si solo fuera el tema de la inquisicion el unico manipulado,aun,aun,pero desde la mas remota antiguedad hasta nuestros dias,no hay un solo episodio historico,al menos de los que tenemos constancia escrita y documentada,que se ajuste totalmente a la verdad.
El peor enemigo de una verdad,no es una mentira evidente,es lo que mas se parece a una verdad y aquellos que tienen el privilegio de saber,deben de tener la obligacion etica y moral de actuar en consecuencia.
Y si,si hay historiadores que saben lo que realmente fue la inquisicion,como tambien saben quienes fueron los traidores que fueron en busca de Almanzor para sus razias,como tambien saben que ocurrio realmente en la colonizacion de America,como tambien saben quienes comenzaron en realidad la revoluccion Francesa y que ocurrio en la Vendee,como tambien saben que paso realmente con las desarmortizaciones de Mendizabal,como tambien saben que paso en realidad con los magnicidios ocurridos en este Pais,etc.etc.etc.y asi podiamos seguir horas y horas desmitificando pasajes de la historia que se enseñan en la vida academica y que son totalmente falsos.
Algunos historiadores,( no todos,por fortuna ),han depositado su honra en las manos mas oscuras y sucias que germinan en nuestra sociedad,y son complices de tanto idiota,y-o cobardes responsables de la educacion,con la connivencia y el asentimiento de los analfabetos que legislan desde sus despachos.
A partir de aqui,buscar causas,efectos y soluciones,nos llevaria a adentrarnos en un terreno que seguramente ud.no desea leer por repetitivo y yo la verdad no tengo ganas de exponer,por la misma razon,pero ud. y yo sabemos muy bien a lo que me refiero.
Gracias por el articulo y por su paciencia.
Un saludo.
Gracias Piedra y Alarico por vuestros comentarios
Pues sí, he llegado a leer, aunque no lo he incluido en el artículo, que muchos reos de la justicia ordinaria blasfemaban gravemente para ser trasladados a la jurisdicción de la Inquisición para ser mejor tratados. Me parece muy evidente que se hizo una propaganda en su momento para rescribir la historia y que se está haciendo actualmente para destruir el cristianismo y cualquier clase de religión, por extensión.
Comparto lo que menciona, Alarico, sobre los otros episodios históricos pero todo eso precisaría de otro largo artículo que no sé si escribiré en este blog o en el otro. No sólo es la Vendée (tema poco conocido sobre el terror revolucionario) sino otros muchos hechos lamentables de persecución y auténtico genocidio de cristianos y de otros credos a manos de desalmados. En fin, dejésmolo ahí, de momento...
saludos,
X.
Me ha gustado mucho el artículo, como tantos otros, pues visito periódicamente este blog aunque no suelo dejar comentarios.
Tengo entendido que en América la Inquisición no tuvo jurisdicción sobre la poblción indígena (que era la gran mayoría), por considerarlos cristianos nuevos o neocatecúmenos. Sólo actuaba contra españoles, criollos y mestizos (más algún desgraciado pirata o corsario extranjero que cayera en sus manos). Quienes se encargaron de atender y controlar a los indios (y "extirpar su idolatría") fueron los misioneros y doctrineros, que dependían de los obispos ordinarios y no de la Inquisición. Para estos, a su vez, parece que resultaba más efectivo castigar a sacerdotes, chamanes y hechiceros indígenas como simples charlatanes con penas más bien humillantes e infamantes antes que con otras más severas, con la intención de no atribuirles verdaderos "poderes diabólicos" frente a los indios.
Gracias santivanez
Sí, es cierto, el papel de la inquisición en América fue mucho menor y en realidad fueron los propios religiosos misioneros los que ejercieron una tutela sobre los indígenas. Hay que tener en cuenta, como ya expuse en el texto, que la Inquisición tenía un trasfondo político y que estaba más atenta a la herejía protestante que a otra cosa, lo que no sucedía en las nuevas colonias. Por lo demás, es sabido que en América hubo represión y persecución de la cultura y las crencias de los pueblos precolombinos por parte de la Iglesia, pero también hubo muchos religiosos que se esforzaron en proteger y conservar dicha cultura.
Saludos
Buen articulo, le falto un poquito de equilibrio, no mucho, pero le faltó...:
"...
En conclusión, es posible que la Inquisición no fuera tan terrible como nos han pintado habitualmente, por lo menos a la vista de las pruebas recuperadas, y que buena parte de su pésima imagen –en especial en España– se debiera a la ya mencionada propaganda en forma de leyenda negra. Ahora bien, LA INQUISICIÓN (Y OTRAS EMPRESAS RELIGIOSAS) FUE TERRIBLE. Es evidente que la alta jerarquía eclesiástica estuvo metida de lleno en asuntos terrenales...
..."
Y es que cuando se intenta ser centrado toca "RECORDARLO" explícitamente.
Gracias por el comentario
En fin, precisamente el artículo trataba de mostrar una cara que no se ha visto durante siglos, porque hubo una evidente tergiversación de la verdad. En la práctica, no todo es blanco o negro, sino que navega en una escala de grises. Ya he dejado claro, empero, los abusos de la Iglesia como institución y su alianza con los poderes políticos, lo cual no es ninguna novedad. La religión ha sido siempre manipulada y pervertida en favor de intereses sociales, políticos y económicos, pero hay que tratar de explicar las cosas en justa medida, lo cual no suele ser fácil.
Saludos
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