(Artículo procedente del n.º 1 de la revista "Dogmacero")
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Pirámide de Khufu |
Durante prácticamente 200 años, las pirámides de Egipto han sido
consideradas por los egiptólogos como las tumbas de los reyes y reinas del
Antiguo Egipto y como instrumento de renacimiento —sólo para el rey— que permitiría la transfiguración del alma en un
Akh (un ser real de luz), con el cual pudiera pasar a través del Duat
(el Inframundo) con la esperanza de alcanzar el tranquilo y eterno más allá
entre los dioses. La idea de que tales estructuras se concibieron y
construyeron como tumbas está tan extendida en nuestra moderna mentalidad que
muchos han llegado a aceptar la idea no ya como una teoría sino como un hecho
real.
Así pues, ¿por qué se debería plantear la necesidad de cuestionar lo que
muchos consideran un hecho? Lo primero que hay que decir es que las pruebas que
apoyan la teoría de la tumba son en realidad circunstanciales; no hay ningún
tipo de evidencia directa que corrobore la teoría de la pirámide como tumba. Tampoco
hay ningún texto egipcio antiguo que nos diga por qué los antiguos egipcios
concibieron y construyeron sus pirámides. No obstante, incluso en ausencia de
pruebas directas, la Egiptología ha
elaborado una firme concepción basada en las pruebas circunstanciales que ha
descubierto en apoyo de la teoría de la pirámide-tumba. Pero, ¿hasta qué punto
es sólida esta concepción? ¿Qué podría arrojar dudas sobre la interpretación
que han hecho los egiptólogos de las pruebas que les han llevado a concluir que
todas las pirámides del Antiguo Egipto fueron ideadas y construidas como
tumbas?
Este artículo presentará diez hechos que, si bien no desaprueban de modo
concluyente la teoría de la tumba, plantean algunas cuestiones incisivas sobre
la veracidad de la teoría de la pirámide-tumba. Estos hechos, que no se
presentan en un orden particular, se derivan de diversas fuentes físicas,
logísticas, prácticas, funcionales y míticas. Algunos hechos pueden ajustarse a
más de una categoría, pero se han situado en la categoría más apropiada en
función del argumento específico expresado en cada caso. También se asume que
cada uno de ellos es coherente con la cultura y creencias de los antiguos
egipcios, de acuerdo con la información que tenemos disponible, aparte del recurso
a la simple lógica y al sentido común, que es la última comprobación de
cualquier teoría. Sin embargo, cabe señalar que de ninguna manera estos diez
hechos son exhaustivos y que existen otros muchos elementos que también arrojan
dudas o contradicen la teoría de la pirámide-tumba que no han sido presentados
aquí.
Los diez hechos
1) El tamaño de las pirámides
Las primeras pirámides construidas por los antiguos egipcios estaban
entre las mayores pirámides erigidas en los 3.000 años de su historia. De hecho,
la gran Pirámide de Khufu, cuya construcción se sitúa hacia el 2500 a. C., fue
la estructura artificial más alta hasta la construcción de la torre Eiffel en
1889. La cuestión que surge aquí es por qué los antiguos egipcios de repente
dejaron de construir las relativamente bajas tumbas de mastaba hechas
con ladrillo de adobe para levantar auténticas estructuras monumentales de
piedra.
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Restos de una mastaba en Saqqara |
Los egiptólogos apuntan a lo que se percibe como una evolución de la
mastaba a la pirámide, pero no consiguen explicar adecuadamente por qué tal
transición se consideró necesaria; esto es, ¿por qué recurrir de pronto a las
pirámides cuando el simple túmulo, la mastaba, la tumba de pozo y la tumba
excavada en la roca habían sido la tradición funeraria de los antiguos egipcios
durante cientos, sino miles, de años? ¿Por qué de repente el rey requirió una escalera
(una gran pirámide escalonada) sobre la cual ascender a los dioses? ¿Por
qué el rey quiso escalar una pirámide de lados suaves que supuestamente imitaba
los rayos del sol para alcanzar el cielo cuando tal artilugio no había
sido necesario antes de la llegada de las pirámides? Esta repentina necesidad
de una estructura tan alta para ayudar al alma del rey a ascender al cielo es
aun más incomprensible, puesto que el ba (una parte del alma) del rey
tenía alas y podía volar realmente hacia el cielo por sí misma.
Algunos comentaristas han argüido que la pirámide era imponente a fin de
reflejar la grandeza del faraón o incluso para satifacer su ego. Esto es algo
improbable, ya que no se ha hallado ni una sola inscripción oficial con el
nombre del rey dentro de las primeras enormes pirámides, ni una. Tampoco se han
encontrado estatuas de ningún rey dentro de las pirámides. Sería razonable
esperar que, de haber sido construidas para satisfacer la vanidad de los reyes,
encontrásemos sus nombres escritos por todas partes junto con una preponderante
presencia de grandes estatuas con la efigie del faraón, pero no es así. En lo
que se refiere al ego, estos monumentos permanecen frustrantemente silenciosos.
Otros comentaristas han sugerido que la pirámide evolucionó de la mastaba
para proporcionar una mayor seguridad frente a los ladrones. Pero dado que las
pirámides fueron construidas por personas que sabían cortar, mover y apilar enormes
bloques de piedra desde una cantera, no se le habría escapado al faraón que
esas mismas personas podrían hacer el proceso inverso. Ciertamente, las
pirámides —si fueron verdaderamente tumbas de reyes— habrían tenido guardianes
y un culto sacerdotal que las protegiese del saqueo, pero con frecuencia esa
misma gente era la que más temía el faraón.
Dada la importancia en la antigua religión egipcia de preservar los
restos del rey de profanadores y ladrones de tumbas, construir una tumba del
tamaño de una gigantesca pirámide solo habría servido para hacer de baliza a
muchos kilómetros a la redonda, exponiendo la precisa localización de la tumba.
Esta situación parece de lo más desconcertante puesto que sabemos que Khufu
entendía el principio básico para proteger una tumba de forma segura y
permanente: basta no señalar la localización de la tumba. Esto es lo que
hizo al enterrar a su propia madre, Hetepheres I, en una tumba de pozo no
marcada de unos 30 metros de profundidad. Esta tumba sólo pudo ser descubierta
a causa de un accidente fortuito en 1925, habiendo estado oculta durante casi
4.500 años. Esto aviva la pregunta de que si Khufu conocía los medios para
asegurar una tumba permanente con el uso de una tumba de pozo no señalada, ¿por
qué entonces construyó para él mismo la tumba más visible que el mundo había
visto?
2) La forma de las pirámides
Sin excepción, la superestructura de las tumbas de mastaba en el antiguo
Egipto fue siempre de forma rectagular, una tradición que se remontaba a
los tiempos más remotos de Egipto. Curiosamente, empero, casi sin excepción las
pirámides del antiguo Egipto eran cuadradas. Sólo hay dos excepciones:
la pirámide de Menkaure, que es ligeramente rectangular, así como la pirámide
escalonada de Djoser en Saqqara. No obstante, sabemos que la pirámide
escalonada se construyó inicialmente como un cuadrado y que luego fue
rectificada.
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Pirámide de Djoser en Saqqara |
¿Por qué los antiguos egipcios abandonaron súbitamente la tradición de
tumbas de estructura rectangular —mastabas— en favor de superestructuras
cuadradas —pirámides— y por qué luego volvieron a construir mastabas
rectangulares para sus enterramientos? ¿Es quizás porque el rectángulo
expresaba mejor el antiguo concepto egipcio de dualidad (dos cuadrados forman
un rectángulo), que a su vez se asocia con el ciclo de la muerte y el
renacimiento? En suma, la forma de la pirámide contradice la antigua tradición
egipcia de enterramiento rectangular. Esto sugiere que, si la forma se deriva
de la función, entonces la forma de la pirámide cumplía una función diferente
de la que tenía la mastaba.
3) Pirámides provinciales y cenotafios
Las llamadas “pirámides provinciales” son un conjunto de siete pequeñas
pirámides escalonadas situadas a lo largo de la orilla del Nilo, en la mayor
parte de su longitud. Estas pequeñas pirámides no tienen cámaras interiores ni
exteriores de ningún tipo, ni poseen estructuras anexas como capillas, templos
o calzadas. Las pirámides provinciales representan un completo misterio para
los egiptólogos, pero si una cosa es totalmente cierta —y los egiptólogos lo
admiten— es que no fueron construidas para la función funeraria. Similares a
estas pirámides tenemos las pirámides que los egiptólogos opinan que no fueron
erigidas como tumbas reales, sino como cenotafios o “falsas tumbas”. Estos
cenotafios se muestran idénticos en cualquier aspecto a las otras pirámides que
los egiptólogos sí califican de tumbas, excepto por el hecho de no se
destinaron a enterramiento, sino que se construyeron como meras tumbas
simbólicas. Al igual que en las
otras pirámides que los egiptólogos consideran tumbas, en ninguna falsa tumba
se ha encontrado nunca un cuerpo de faraón o un ajuar funerario.
4) Múltiples Pirámides
En relación con el tema de los cenotafios, tenemos las pirámides
construidas por Sneferu, cuatro en total (incluyendo la pequeña pirámide
provincial en Seila). ¿Por qué un rey precisaría de cuatro pirámides,
tres de las cuales eran auténticamente colosales? La visión convencional asume
que Sneferu deseaba construir una “verdadera pirámide”, esto es, una pirámide
de lados inclinados en contraste con las anteriores pirámides escalonadas. Esta
suposición se basa en el simple hecho de que Sneferu no realizó más pirámides
después de la primera pirámide verdadera, la Pirámide Roja de Dashur. Pero
nunca sabremos si Sneferu hubiera seguido construyendo pirámides puesto que
murió poco después de completarse la Pirámide Roja.
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Pirámide Roja de Sneferu, en Dashur |
Y luego está el hecho de que el primer fracaso de Sneferu, la
pirámide de Meidum, fue luego convertida en una auténtica pirámide. Por tanto,
¿por qué necesitó la Pirámide Roja, cuando pudo haber completado la pirámide de
Meidum como una verdadera pirámide desde el principio? De hecho, después de la
pirámide de Meidum, Sneferu abordó un segundo fracaso conocido como la Pirámide
Inclinada. Después de construir dos tercios de la pirámide, se hizo evidente
que su ángulo de inclinación era demasiado agudo y se tuvo que suavizar a fin
de poderla completar con seguridad. Esto resultó en la famosa carena en la
parte alta de la pirámide.
Pero he aquí la cuestión: si Sneferu hubiera deseado una verdadera
pirámide desde el inicio, como insisten los egiptólogos, entonces la Pirámide
Inclinada no iba a satisfacer sus deseos. ¿Por qué entonces continuar esta
pirámide imperfecta e indeseable, más allá de su fracaso? Sneferu simplemente
pudo haber parado la construcción, desmontado la pirámide y utilizado la piedra
para arrancar un nuevo intento de pirámide perfecta (suponiendo que ese fuera
su propósito), y pudo haber actuado así en la seguridad de que ya tenía una
pirámide-tumba en Meidum, en el caso de que muriese prematuramente y no pudiese
completar su misión.
Que Sneferu acabase la Pirámide Inclinada más allá de su punto de fracaso
sugiere que la construcción de una verdadera pirámide no era probablemente su
único objetivo, sino que también deseaba erigir tantas pirámides como fuera
posible durante su vida, aunque unas fueran mejores que otras. Todo ello
plantea la pregunta obvia: ¿por qué un rey del Antiguo Egipto necesitaba tres o
cuatro pirámides? Si asumimos que una de esas estructuras estaba destinada a
ser su tumba, ¿por qué el faraón requeriría dos o tres tumbas de reserva? ¿Hay
algo más fundamental que no estamos comprendiendo sobre la naturaleza y función
de estas estructuras, dado que tantas pirámides fueron construidas por un
solo rey egipcio?
5) Cámaras anónimas y sarcófagos sin nombre
Según la egiptología académica, relativamente pocas mastabas (o los
sarcófagos allí contenidos) del Imperio Antiguo estaban decoradas o inscritas.
Si bien esta observación es cierta en general, no parece haber sido el caso de
la familia de Khufu, donde encontramos inscripciones en los sarcófagos y
mastabas de varios de sus hijos. Esto plantea una interesante cuestión: ¿por
qué la pirámide-tumba de Khufu está exenta de tales inscripciones
oficiales
cuando está claro que era “tradición familiar” poner el nombre del
fallecido en la tumba o sobre el sarcófago?
El hijo mayor de Khufu, Kawab, murió bastante joven y ciertamente antes
de Khufu. Encontramos que tanto su tumba como su mastaba están inscritas. He
aquí una inscripción sobre su sarcófago:
“…sacerdote de Selket, Kawab… el hijo del rey de su cuerpo, Kawab… el
hijo mayor del rey, oficiante de Anubis, Kawab.”
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Sarcófago de Kawab, hijo de Khufu |
Del mismo modo, el sarcófago de la hija de Khufu, Meresankh II, también
incluye inscripciones con su nombre:
"La hija del rey de su cuerpo, Meresankh"
Igualmente, en el sarcófago y en cuatro nichos de la mastaba de Minkhaf
I, otro hijo de Khufu, hallamos inscripciones que incluyen su nombre y títulos.
Vemos aquí claramente un patrón de ritos funerarios en los hijos de Khufu, uno
de los cuales al menos murió antes que el propio Khufu. Parece que era
costumbre en aquella época realizar inscripciones jeroglíficas —que incluían el
nombre y título del fallecido— dentro de la mastaba y sobre el propio
sarcófago. A la luz de esa evidencia, parece algo peculiar que no se haya
encontrado ni una sola inscripción oficial de los fallecidos (nombres o
títulos) en las grandes pirámides de ese tiempo, incluyendo la de Khufu.
Los antiguos egipcios creían que el alma de una persona estaba compuesta
de nueve aspectos o componentes diferentes. Si bien todos los aspectos del alma
era importantes e interactuaban entre ellos, los más destacados eran el ka (la
fuerza vital), el ba (la personalidad del individuo) y el ren (el
nombre del individuo). Dado que la vida en el más allá en este periodo de la
historia egipcia estaba reservada sólo para el rey y que conocemos la
relación simbólica entre el ba y el ren, de algún modo parece extraño que —a
diferencia de algunas mastabas de aquel tiempo (incluyendo las de los hijos de
Khufu, como ya se ha mencionado antes)— no encontremos inscripciones
jeroglíficas oficiales de los nombres de los faraones reinantes o sus títulos
en ninguna de las primeras enormes pirámides que supuestamente fueron
construidas como tumbas eternas para esos faraones.
Mientras que el ka siempre permanecía con el cuerpo del fallecido en la
tumba, se creía que el ba volaba lejos cada día y retornaba a la tumba cada
noche, siempre que, naturalmente, pudiera encontrar su correcta tumba y momia.
Si el ba no conseguía volver al rey fallecido por cualquier razón, entonces su
alma sería condenada al eterno olvido y su dichoso más allá acabaría. Para
ayudar al ba a encontrar la tumba/momia correcta, y en consonancia con el
antiguo axioma egipcio “vive aquel cuyo nombre es dicho”, el nombre del muerto
se había de escribir sobre las paredes de su tumba y/o sobre el sarcófago, lo
que daba al nombre permanencia, lo convertía en palabras vivientes. De
hecho, se creía que borrar el nombre de una persona, incluso el del rey,
condenaría al alma del fallecido al eterno olvido.
Así pues, en completa ausencia de tales “identificadores” inscritos en
las cámaras funerarias de esas pirámides para ayudar al ba del faraón a
localizar su tumba y momia, es razonable preguntarnos si las primeras grandes
pirámides pudieron haber servido de tumbas eficaces para los reyes de aquel
periodo o bien si podrían haber sido ideadas y construidas para cumplir otra
función.
6) Plan unificado predeterminado
El saber convencional afirma que cada pirámide del antiguo Egipto fue
diseñada como una entidad singular; un complejo funerario real que tenía poca
consideración por lo que había antes y por lo que vendría después. O sea, no
había ningún gran plan preconcebido y unificado para ninguna de las principales
pirámides. De admitir que tal cosa existió, supondría un considerable golpe
para la teoría de la pirámide-tumba y por tanto se entiende perfectamente por
qué la Egiptología se resiste a estos conceptos. Sin embargo, la prueba de que
hubo planificación preconcebida y unificada de las pirámides es muy
convincente. Las tres grandes pirámides de Guiza son un ejemplo de esto. Se puede
demostrar que las proporciones relativas de estas pirámides provienen de la
posición de las estrellas del cinturón de Orión; puede observarse tal
disposición en:
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Alineaciones de las grandes pirámides, según S. Creighton |
Lo que resulta significativo sobre el método de diseño de las principales
pirámides de Guiza es que requiere que la menor de ellas (la atribuida a
Menkaure, también denominada G3) fuera diseñada en primer lugar de modo que
pudieran determinarse las proporciones de las otras dos pirámides. En otras
palabras, el diseño es inverso a la construcción y por tanto constituye un
diseño unificado y preconcebido que incluye los dos conjuntos de pequeñas
pirámides satélites conocidas como las pirámides de las reinas.
El hecho de que las proporciones relativas de las pirámides de Guiza se
deriven del sistema de estrellas de Orión ha sido calificado por algunos de
“mera coincidencia”. Esto es altamente improbable. La constelación de Orión,
que los egipcios conocían con el nombre de Sah, era la personificación
estelar del dios Osiris, dios del renacimiento y regeneración. En 1994, Robert
Bauval, en su libro “El misterio de Orión” demostró que las pirámides de Guiza
presentan en su disposición una correlación casi perfecta con las estrellas del
cinturón de Orión. Las probabilidades de que tal coincidencia ocurra por azar
son de 280 trillones contra una.
Aceptando este plan preconcebido, es razonable asumir que su creación
pudo haber sido plasmada muy rápidamente, en un día incluso, tal vez dibujado
sobre una hoja de papiro. Dado que los antiguos faraones egipcios no
planificaban las tumbas de sus hijos o nietos y ciertamente tampoco las
pirámides de las reinas de sus hijos o nietos, ello supone un notable obstáculo
a la visión convencional de que estas estructuras fueron construidas como
tumbas. Y puesto que este plan requería alrededor de 80 años para
implementarse, si hubiesen sido ideadas como tumbas, ¿de qué forma el creador
de ese plan unificado y preconcebido podría saber que en 80 años Menkaure sólo
precisaría de tres pirámides de reinas? ¿Cómo podría saber que Khafre no
necesitaría ninguna pirámide de reina a pesar de que tuvo cinco esposas
conocidas? La simple verdad de este asunto es que el creador del plan unificado
y preconcebido de Guiza no pudo haber conocido el futuro y no pudo haber
diseñado esas pirámides como tumbas de reyes y reinas. Así pues, las
estructuras tuvieron que haber servido a otra finalidad.
7) Seguridad de la pirámide
En el interior de la gran pirámide de Khufu observamos una serie de
hechos curiosos que nos permiten cuestionar hasta qué punto habría sido segura
tal estructura a la hora de desviar la atención no deseada. Como ya se ha
mencionado, el puro tamaño físico de las primeras pirámides habría atraído la
atención de personas mezquinas en kilómetros a la redonda. Cuando estos
indeseables llegasen hasta la misma pirámide, parece que los arquitectos, lejos
de hacer imposible su profanación, diseñaran la estructura de tal manera que
pudiese ser asaltada, cosa que no aprobaría precisamente un rey deseoso de
alcanzar el más allá entre los dioses.
a) Los “corredores de prueba”
Ligeramente al este de la Gran Pirámide de Guiza existe una serie de
corredores excavados en la roca que se adentran bajo el suelo. La disposición
de estos corredores de prueba replica casi exactamente (a pequeña escala) la
disposición interna del sistema de los corredores interiores de la Gran
Pirámide en el terreno, incluyendo el corredor ascendente. En efecto, los
corredores de prueba sirvieron de plano del interior de la Gran Pirámide,
mostrando el acceso a las más importantes cámaras superiores.
b) El corredor descendente
La entrada original a la Gran Pirámide era a través de un bloque de
piedra en un lado de la pirámide, que al pivotar abriría paso al largo corredor
descendente, sin bloquear. Para cualquiera que entrase, este estrecho pasadizo
le llevaría directamente a la cámara subterránea. A mitad de camino se
encuentra la intersección que conduce al corredor ascendente y seguidamente a
la Gran Galería, la Antecámara y luego la Cámara del Rey. Hemos de preguntarnos
por qué razón este corredor descendente debía estar desbloqueado. Cuando
consideramos que Khufu rellenó el pozo de la tumba subterránea de su madre con
roca y cemento, ¿por qué no se hizo esto con la tumba del faraón? Es simplemente inconcebible que Khufu
hubiera permitido un acceso tan fácil.
c) El corredor ascendente, los tapones de granito y la piedra prismática
La entrada al corredor ascendente estuvo bloqueada por una piedra
conocida como la “piedra prismática” (ahora ya desaparecida). Dado el peso
estimado de tal piedra, la manipulación de ésta dentro de los estrechos
confines del sistema de corredores hubiera sido virtualmente imposible. Esto ha llevado a algunos a argumentar que
esta piedra tuvo que ser colocada durante la construcción de la pirámide, al
igual que el bloque a la entrada del corredor descendente. Se ha calculado que
la apertura habría tenido unos 45 cm., haciendo así extremadamente difícil el
paso de ninguna momia ni cortejo funerario hacia las cámaras superiores.
También se cree que la piedra prismática fue colocada allí para camuflar
los bloques de granito que aparentemente fueron deslizados en el corredor
ascendente (desde su supuesta ubicación en la Gran Galería) después de que el
cortejo funerario hubiese salido a duras penas a través de la piedra
prismática. Tenemos que preguntarnos ahora por qué los constructores de la gran
pirámide simplemente no cerraron el pasaje ascendente con grandes bloques de
caliza, haciéndolas así menos visibles en un entorno de piedra caliza. Sobre
este asunto, uno de los primeros exploradores de la pirámide, Piazzi Smyth
escribe:
“Aquí, por tanto, en una específica
intención de situar algo oculto, había una señal secreta en el
pavimento de la entrada-pasadizo, sólo apreciable para un ojo atento.”
¿Por qué los constructores crearían tal “señal secreta” para indicar la
entrada al corredor ascendente? ¿Para qué dejarían tales pistas que ayudaban al
descubrimiento del sistema de corredores? Como tumba de Khufu, resulta
inconcebible que estas pistas se hubiesen dispuesto allí.
d) Los tapones de granito
Bloqueando el acceso inferior al corredor ascendente hay tres tapones de
granito, con un peso estimado de 5 toneladas. La opinión tradicional afirma que
estos bloques habrían estado guardados en la Gran Galería y luego desplazados
hacia el corredor ascendente después de que el cuerpo de Khufu hubiera sido
depositado en la Cámara del Rey. Los obreros que liberaron el mecanismo tenían
que haber ganado una salida a través de algún tipo de pasadizo secreto
(actualmente se cree que sería el llamado “canal del pozo”) que llevaría de la
Gran Galería al corredor descendente. Desde luego, tal acceso supera e
inutiliza los tapones de granito que se supone que aseguraban la tumba. Como ya
se ha mencionado, la entrada a la pirámide se pudo haber protegido simplemente bloqueando
el corredor descendente con rocas y mortero de la misma manera en que Khufu
selló la tumba de su madre en Guiza.
En palabras del Dr. Philip Femano:
“…no resulta claro por qué los constructores simplemente no sellaron la
pirámide en su entrada principal en la cara norte, deslizando tapones desde
fuera de la pirámide en el segmento inicial del corredor descendente, coronando
los tapones con una piedra de revestimiento y disuadiendo a cualquiera de
entrar en la pirámide ya desde el primer acceso.”
e) La Antecámara y el rastrillo
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Mecanismo de rastrillo en la antecámara |
Habiendo descubierto el sistema superior de corredores (si no por otros
medios, ciertamente sí por las pistas dejadas por los constructores), la labor
de los intrusos se centraría pues en los bloques de granito que bloqueaban el
corredor, suponiendo que no hubiesen descubierto la salida secreta usada por
los obreros. Aun siendo difícil, no hubiese un problema irresoluble para unas
personas que podían manejar bloques de entre 5 y 70 toneladas y luego
colocarlos en su lugar para construir una pirámide. Si podían hacer esto, es
razonable pensar que podían realizar el proceso inverso.
Una vez en la Gran Galería, la única “medida de seguridad” que protegía
la Cámara del Rey eran tres bloques de granito dispuestos a modo de rastrillo
en la Antecámara. Pero, una vez más, como si prestaran ayuda a los intrusos,
estas losas hubieran ofrecido poca resistencia dado que los constructores
habían dejado en el lugar un cuarto bloque de granito conocido como la “hoja de
granito”. Esta piedra podía haber sido empleada fácilmente como contrapeso para
elevar cada una de las tres losas de rastrillo, permitiendo el libre acceso a
la Cámara del Rey. Con la eliminación de esta hoja de granito se hubiese hecho
muy difícil (aunque no imposible) para cualquier intruso elevar las losas de
rastrillo. Y sin embargo, el contrapeso estaba allí, y hemos de preguntarnos el
porqué.
En suma, tenemos un mapa del sistema de corredores interiores de la gran
pirámide en el exterior de la pirámide. Tenemos un fácil acceso al corredor
descendente, que nunca fue bloqueado. Tenemos el empalme al pasaje ascendente
marcado en el suelo del corredor descendente. Y tenemos una hoja de granito que
facilita la elevación de las losas de rastrillo que eran la barrera final a la
Cámara del Rey. Visto todo esto, uno debe concluir que la Gran Pirámide y su
“cámara funeraria”, aunque era razonablemente segura, en modo alguno era tan
estrictamente segura como los constructores podían haberla hecho.
8) Enterramientos intrusivos
Los enterramientos intrusivos tuvieron una larga tradición en el antiguo
Egipto. Dos de estos enterramientos se descubrieron en Guiza, en la pirámide de
Menkaure y en la pirámide de una de sus reinas. Cabe preguntarse: ¿Por qué se
permitían tales enterramientos? Los enterramientos intrusivos implicaban que el
enterramiento original era retirado para permitir el nuevo enterramiento.
Si bien estos dos actos podían haber estado separados por un largo
periodo de tiempo, sin ninguna relación entre ambos, fue costumbre en el
antiguo Egipto colocar una estatua del ka dentro de la tumba para hacer las
funciones de la momia real en caso de que el cuerpo del Rey fuese profanado o
destruido por saquadores. De este modo, el más allá del faraón entre los dioses
estaría asegurado. Esta creencia religiosa, y el hecho de que no se encontró
ningún enterramiento original —y que tampoco hubo problema por parte de nadie
en utilizar la pirámide como tumba mucho más tarde— nos hace pensar que estas
pirámides nuna fueron usadas realmente como tumbas en primera instancia.
9) Reinas, barcos y conductos para el alma
Puesto que el más allá en el Egipto dinástico inicial estaba reservado
sólo al faraón y que la pirámide era su “instrumento de ascensión”, ¿por qué
motivo se iban a construir pirámides para las reinas de Khufu? Como
instrumentos o “máquinas” de transfiguración del alma en un Akh, las
reinas no necesitarían tales construcciones, ya que ellas no tenían acceso al
otro mundo. La misma cuestión se puede plantear sobre los fosos para los barcos
que rodean algunas de la pirámides de reinas en Guiza. El faraón podría viajar
a través del Duat (inframundo) con un barco solar para alcanzar el más allá,
pero no tendría sentido esto mismo para las reinas.
¿Y qué decir de los llamados “conductos del alma” de la Gran Pirámide? Si
el alma del rey iba a atravesar esos conductos para situar su destino estelar y
luego proyectarse en la dirección correcta hacia el cielo estrellado, entonces,
¿para qué iba a necesitar varios barcos desmontados, enterrados al pie de la
pirámide? ¿Hay que suponer que el alma del faraón descendería del cielo, tras
haber sido proyectada desde los conductos de la pirámide, para embarcar en el
barco solar y navegar de vuelta a los cielos? Estas ideas académicas, de algún
modo inconsistentes y con propósitos contradictorios, precisan sin duda de una
explicación más coherente.
10) El sarcófago
Una de las pruebas clave que la Egiptología enarbola como indicador de
que las primeras grandes pirámides fueron utilizadas como tumbas de los
antiguos reyes egipcios es la caja de piedra encontrada dentro de la cámara
interna de la pirámide; una caja que se asemeja notablemente a los sarcófagos
encontrados en las mastabas conocidas de ese periodo. Si no eran sarcófagos, ¿qué
otra explicación cultural podría haber para esas cajas de piedra?
Sin embargo, las apariencias pueden engañar. Sabemos, por las épocas
tardías del antiguo Egipto, que durante el “Festival de Khoiak” los
egipcios celebraban la “Pasión de
Osiris”, su nacimiento, muerte y resurrección. Como parte de este festival, la
gente creaba “ladrillos de Osiris” y “lechos de Osiris”. Generalmente, se
hacían vaciando bloques de piedra (a veces madera) con la forma del dios
Osiris. En el espacio vaciado, ponían un poco de sedimento del Nilo, repartían
algo de grano encima y finalmente añadían agua. Cuando el grano empezaba a
brotar (en la forma de Osiris), esto se interpretaba como la resurrección de
Osiris.
Los ladrillos y lechos de Osiris se enterraban luego en un pequeño
montículo, símbolo del montículo primigenio de la Creación y también símbolo de
la pirámide. Si, como los Textos de las Pirámides nos dicen: “...la pirámide es
Osiris…”, esto es, el cuerpo de Osiris, entonces la colocación de un lecho de
Osiris de tierra y grano simbolizaría el alma de Osiris, el ka o fuerza
invisble que hace que brote el grano dentro del lecho. Pero si la caja de
piedra de la Gran Pirámide representa el arquetipo del “lecho de Osiris” para
el ka del alma de Osiris, entonces sería razonable esperar que se encontrase
otro contenedor afín dentro del “cuerpo de Osiris”, esto es, las pirámides que
contendrían el ba del alma. El ba equivale aproximadamente a la personalidad
del individuo y el ba de Osiris era visto como un toro. Cuando Giovanni Belzoni
entró por primera vez en la segunda pirámide de Guiza encontró tierra y huesos
dentro de la caja pétrea. Cuando estos fueron enviados a Londres, se descubrió
que en realidad eran huesos de toro, el ba de Osiris. Los lechos de Osiris se han
encontrado en varias tumbas egipcias, destacando la de Tutankhamon.
Simbolizaban el renacimiento de la vida y es posible que su uso se remontase a
tiempos muy antiguos, antes incluso de la época de construcción de las
pirámides.
También deberíamos destacar que una leyenda árabe nos dice que cuando el
califa Al-Ma’mun y sus hombres alcanzaron las cámaras superiores de la Gran
Pirámide, todo lo que hallaron dentro del contenedor de piedra fue una
sustancia oscura, parecida a la brea. Esto es precisamente en lo que se
convierte la tierra y el grano después de miles de años: una sustancia oscura
similar a la brea.
Así pues, es un hecho que los antiguos egipcios vertían tierra y semillas
en los contenedores de piedra (de varios tamaños), que luego enterraban en
montículos. Aquí tenemos una explicación cultural de la cajas de piedra
“vacías” de las pirámides, y de por qué ninguna de ellas estaba inscrita con
los nombres de ningún faraón egipcio, como se podía haber esperado. En suma,
los contenedores de piedra encontrados en las primeras grandes pirámides puede
que de ningún modo fueran sarcófagos, sino más bien “lechos de Osiris”.
Conclusión
Durante prácticamente 200 años, la Egiptología académica ha insistido en
que las primeras grandes pirámides fueron concebidas y construidas como el
lugar de eterno descanso del faraón y su instrumento de ascensión al más allá.
Vistos los diez hechos expuestos, es extremadamente difícil reconciliarlos con
las nociones simplistas y algo “románticas” de los egiptólogos. Sencillamente,
hay demasiadas anomalías, demasiadas afrentas al sentido común, demasiados
hechos que no encajan en el paradigma de la tumba. Esto no niega que las
pirámides pudieran haber sido usadas como tumbas; desde luego, es posible. No
obstante, no parece —según los hechos presentados— que pudieran haberse
concebido y construido con tal intención en mente, al menos no en el inicio de
la era de construcción de pirámides. Esas colosales pirámides parece que fueron
erigidas con otro propósito —más grandioso— en mente.
[Scott Creighton es un investigador alternativo
británico, especialista en temas del Antiguo Egipto. Es co-autor (junto con
Gary Osborn) del libro “The Giza Prophecy”. Su sitio web es: www.scottcreighton.co.uk]
http://www.egyptological.com/2011/09/the-granite-plugs-of-the-greatpyramid-5415/comment-page-1#comment-965