Hablar de este yacimiento prehistórico situado al sureste de
Turquía no supone realmente ninguna incursión en la arqueología alternativa ni
tampoco ninguna novedad sensacional. De hecho, la excavación sistemática de este
enclave por parte de arqueólogos profesionales empezó hace unos 20 años. Sin
embargo, Göbekli Tepe (en adelante, GT) es sin duda un yacimiento excepcional por
cuanto de alguna manera rompe esquemas y traza nuevos horizontes para la
arqueología convencional, y de rebote proporciona argumentos a algunas teorías
alternativas.
Pero entremos en materia, ¿Qué tiene de especial este lugar?
y ¿por qué desafía algunos conceptos consolidados de la arqueología académica? Lo
primero que hay que decir es que desde el principio de la arqueología como
ciencia (nos tendríamos que remontar al siglo XIX) los estudiosos han estado
preocupados por establecer una cierta clasificación de la evolución cultural humana
–dejando a un lado el tema de la evolución biológica– en etapas, estadios o “edades”,
lo que dio lugar en su día al famoso esquema de las edades de piedra (vieja y
nueva), de los metales (cobre, bronce y hierro), etc. Así pues, las
excavaciones fueron revelando las características y cronologías de estas edades,
prácticamente en todos los rincones del planeta. Asimismo, el periodo que
consideramos como los inicios de la “civilización” quedó acotado a finales del
periodo neolítico y comienzo de la edad de los metales, entre el 4º y el 3º
milenio antes de Cristo.
Frente a este panorama que poco había cambiado en las últimas
décadas, el yacimiento de GT nos propone un cierto desafío a las reglas. Se trata de un gran santuario datado en una
asombrosa fecha de entre 9.500 y 8.000 a. C. (según muestras analizadas por
radiocarbono), y que ya ha sido catalogado como el templo más antiguo del
mundo. En las excavaciones realizadas hasta la fecha no se han encontrado
restos que demuestren que tal construcción fuese llevada a cabo por una
sociedad neolítica; todo apunta a que Göbekli Tepe fue en su fase inicial la
obra de una comunidad de cazadores-recolectores. No obstante, también hay
referencias a este yacimiento como perteneciente al PPN, o neolítico
pre-cerámico (según las siglas en inglés), un estadio incipiente de
neolitización en que todavía no se habría desarrollado la técnica para fabricar
cerámica, que en muchos casos es un claro identificador de las comunidades
neolíticas.
El conjunto, que
apenas ha sido investigado en un pequeño porcentaje de su extensión, se compone
de diversos recintos de forma ovoide o circular construidos en piedra; hasta el
momento se han excavado cuatro de ellos, pero se han localizado otros 16 mediante prospección de geo-radar. En opinión del arqueólogo Klaus Schmidt (según una conversación reciente con Graham Hancock), estas estructuras aún por excavar podrían ser mucho más antiguas. Estos
recintos contienen unas típicas estructuras megalíticas en forma de «T»,
estando algunas de ellas decoradas con relieves geométricos, antropomórficos
(figuras humanas muy estilizadas) y zoomórficos, entre lo cuales encontramos serpientes
(el animal más representado), toros, gacelas, jabalíes, zorros, asnos
salvajes... que podrían tener una función simbólica, totémica o chamánica.
También
existen algunas esculturas exentas de gran tamaño, como es el caso de jabalíes
o de una cabeza humana, y otras más pequeñas, de buitres. No hay rastro, sin
embargo, de que el lugar hubiese sido habitado regularmente o que hubiese
servido como centro funerario. Lo que sí sabemos es que el lugar fue volutariamente
abandonado y cubierto hacia el 8º milenio a. C. hasta su descubrimiento a
mediados de los años 90.
En todo caso, los
arqueólogos reconocen que este lugar precisó del trabajo coordinado y
especializado de muchas personas durante cierto tiempo. Tengamos en cuenta que
estos bloques monolíticos, de unos 3 a 5 metros de altura, tenían un peso
considerable; el más grande, localizado en una cantera próxima, se ha estimado
que podría pesar unas 50 toneladas. No encontramos nada parecido en otros
yacimientos neolíticos clásicos como Çatal Huyuk (un poblado relativamente
grande, también en Turquía) hasta dos o tres mil años después. Por poner otros
referentes, las primeras ciudades sumerias no surgieron hasta cinco mil años
más tarde, y el famoso círculo de Stonehenge, aún en su primera fase, llegaría
entre seis y siete mil años después que GT.
Parece ser que la
comunidad que levantó este fabuloso lugar vivía de una caza y pesca abundante y
que el cambio de las condiciones climáticas les empujó a una economía
productiva, que en sus primeros tiempos resultaría extremadamente dura y poco
satisfactoria, afectando incluso a su calidad y esperanza de vida. De ahí que
algunos autores hayan calificado a Göbekli Tepe de “Jardín del Edén”, por
asemejarse al paraje mítico en que el hombre vivía feliz con todo lo que tenía
a su alrededor, sin necesidad de cultivar la tierra y ganarse el pan “con el
sudor de la frente”. Por otro lado, frente a la idea convencional de que el
cambio económico al Neolítico provocó una creciente organización y complejidad
social, el arqueólogo alemán Karl Schmidt considera que tal vez el razonamiento
sea inverso; esto es, que fue la cooperación y organización necesaria para
levantar un santuario como GT lo que facilitó el desarrollo posterior de las
comunidades neolíticas.
Sea como fuere, GT
no encaja en los parámetros hasta ahora definidos en terminos culturales para
una sociedad de cazadores-recolectores, o en el mejor de los casos, de
primitivos agricultores. GT representa sin duda un estadio que podríamos
calificar de “pre-civilización”, que queda del todo desubicado cronológicamente
de los referentes hasta ahora conocidos. No obstante algunos investigadores han
apuntado que en tiempos remotos de la Prehistoria (inequívocamente paleolíticos),
ya se podían apreciar unas incipientes muestras de civilización, lo que podría
dar un cierto contexto a este hallazgo tan aislado hasta el momento.
Concretamente, el
investigador británico Richard Rudgley, en su libro de 1998 The lost civilizations of Stone Age (“Los
pasos lejanos”, en edición española), defendió la idea de que el supuesto mundo
primitivo de aquella época no lo era tanto, sino que ya se percibían algunos
evidentes signos de civilización a través de ciertos indicios materiales. Así,
Rudgley nos habla de sofisticadas formas artísticas, de operaciones
matemáticas, de observaciones astronómicas, de instrumentos musicales, de
prácticas de cirugía, o de unos rudimentarios sistemas de escritura. Por su
parte, el investigador norteamericano Alexander Marshack también coincidió en
afirmar que la civilización no pudo surgir de forma tan súbita y que de alguna
manera el hombre del Paleolítico ya tenía una serie de conocimientos avanzados.
En 1972 se publicó su obra The roots of
civilization (“Las raíces de la civilización”) en la que exponía la teoría
de que los hombres de aquella época ya tenían unos inequívocos conocimientos
astronómicos, orientados al cómputo del tiempo. Sin embargo, sus estudios
–fundamentados en el estudio de diversos objetos grabados– no obtuvieron el
reconocimiento académico.
Veremos si el
tiempo nos descubre otros Göbekli Tepe que quizás nos pongan sobre la pista de una
Prehistoria diferente.
Actualización
Según las más recientes investigaciones, existe al menos un yacimiento muy similar a GT, llamado Karahan Tepe (también en la zona sudeste de Turquía, en las montañas Tektek), con el mismo horizonte cronólogico, es decir, el neolítico pre-cerámico (PPN, en siglas inglesas). Los restos fueron descubiertos en 1997, pero sólo se han llevado dos intervenciones arqueológicas preliminares, en 2000 y 2011. Aunque el yacimiento está aún por excavar, se han podido identificar estructuras megalíticas en forma de "T" (que incluyen relieves con formas humanas y animales, sobre todo de serpientes) y abundantes artefactos de piedra. También se ha constatado que -al igual que GT- el poblado sólo fue ocupado durante la etapa PPN. Asimismo, se han localizado otros asentamientos de este mismo periodo en Hamzam Tepe, Sefer Tepe y Sanhurfa Yeni Mahalle, sobre los cuales apenas hay una mínima información.
(c) Xavier Bartlett 2013
Fotos: DAI
Actualización
Según las más recientes investigaciones, existe al menos un yacimiento muy similar a GT, llamado Karahan Tepe (también en la zona sudeste de Turquía, en las montañas Tektek), con el mismo horizonte cronólogico, es decir, el neolítico pre-cerámico (PPN, en siglas inglesas). Los restos fueron descubiertos en 1997, pero sólo se han llevado dos intervenciones arqueológicas preliminares, en 2000 y 2011. Aunque el yacimiento está aún por excavar, se han podido identificar estructuras megalíticas en forma de "T" (que incluyen relieves con formas humanas y animales, sobre todo de serpientes) y abundantes artefactos de piedra. También se ha constatado que -al igual que GT- el poblado sólo fue ocupado durante la etapa PPN. Asimismo, se han localizado otros asentamientos de este mismo periodo en Hamzam Tepe, Sefer Tepe y Sanhurfa Yeni Mahalle, sobre los cuales apenas hay una mínima información.
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