Graham Hancock es un
periodista y autor escocés, de formación en Sociología, que a día de hoy es
todo un referente mundial en el terreno de la historia alternativa, e incluso,
valorando toda su obra, podríamos decir que es un pensador que desafía radicalmente
los valores científicos, políticos y económicos de la sociedad actual. En lo
que es propiamente el estudio del pasado, Hancock es un hombre que muestra un
apasionado interés por una Antigüedad misteriosa y perdida, que no se
corresponde con lo que presenta la arqueología convencional, “aburrida” según
él mismo ha confesado.
Graham Hancock se adentró
en la historia alternativa con una obra dedicada a la posible localización
actual de la mítica Arca de la Alianza (The Sign and the Seal, 1992), a
la que situó en una iglesia de Etiopía, pero la obra que lo consagró como autor
alternativo de éxito capaz de vender millones de libros, fue Fingerprints of the Gods (“Las huellas de los dioses”, 1995). En el prefacio de su libro, Hancock se
muestra deudor de Ignatius Donnelly, Charles Hapgood y Giorgio de Santillana,
entre otros. Además ha colaborado intensamente con otros investigadores, como
Robert Bauval, J.A. West, Colin Wilson o Rand Flem-Ath. El autor escocés es sin
duda un crisol de múltiples tendencias e ideas alternativas que ha sabido
elaborar un discurso elegante, cautivador y con un tono entre científico y
espiritual, con inspirados toques personales.
En cuanto a su
relación con el mundo ortodoxo, sus primeros trabajos ignoraban generalmente la
visión académica, evitando explícitamente un constraste de opiniones. De hecho,
él considera que la versión ortodoxa de la Historia ya goza de gran difusión y
publicidad (y medios para desprestigiar a los autores alternativos), y que por
ese motivo él no tiene por qué mostrarse objetivo. Posteriormente,
empero, fue introduciendo más elementos ortodoxos y menos propuestas que
forzasen los límites de las visiones convencionales. Así, por ejemplo, en su
obra Underworld añadió la opinión de
diversos especialistas ortodoxos que expresaron sus reservas acerca de los
postulados defendidos en el libro, mientras que en otros trabajos –como Talismán– Hancock se acerca decidamente
más a un modelo de obra erudita repleta de datos históricos; eso sí, con la
oportuna pincelada de misterio.
Con esta mezcla de
ingredientes ha captado la atención de millones de lectores y ha rejuvenecido
algunos temas que parecían haber sido superados tras la era Von Däniken. No obstante, los lectores no encontrarán en sus
obras referencias a hombrecillos
verdes ni a teorías intervencionistas. Su obsesión es poder probar que
existió hace muchos miles de años una civilización ignota de seres humanos avanzados
que es del todo desconocida para la arqueología. Por supuesto, detrás de esta
falta de rastros tendríamos una terrible catástrofe que habría borrado de la
faz de la tierra los restos más evidentes. Y luego el trauma de este cataclismo
habría oscurecido el recuerdo de esa gran civilización; la especie humana
habría sido víctima de una amnesia colectiva. Sin embargo, no todo se perdió.
El legado de esa civilización permaneció de algún modo entre las culturas más
antiguas. Se trataría de reconocer, en fin, las huellas de los dioses.
En el libro de este mismo título, Hancock expuso su teoría mediante la acumulación de diversos indicios, pruebas y conjeturas a través de un viaje personal por varios rincones del planeta donde habían florecido antiguas civilizaciones. En resumen, Hancock expone lo siguiente:
- Existió una Edad de Oro, protagonizada por una civilización más avanzada que la nuestra, en los tiempos de la última glaciación. Esta civilización habría sido la autora, por ejemplo, de los famosos mapas avanzados, que Hapgood investigó en su libro Maps of the ancient sea kings.
- Dicha civilización fue destruida por un gran cataclismo global, narrado en múltiples leyendas coincidentes, que –entre otras cosas– envió a la Antártida de una posición geográfica de clima templado a su actual posición polar.
- Los supervivientes de esa civilización colonizaron varios puntos del planeta y dieron lugar a un renacimiento de su cultura (lo que para nosotros son las primeras civilizaciones). Hancock recurre a diversas comparaciones que muestran ciertos rasgos comunes entre esas antiguas culturas, lo que sería una vuelta al clásico difusionismo que estuvo en boga hasta bien avanzado el siglo XX.
- La mitología y una serie de pruebas indirectas de tipo cultural-arqueológico constituyen el fundamento de la teoría sobre un origen común de la civilización.
- El catastrofismo tiene bases sólidas. Ocurrió una gran catástrofe que casi destruyó la Humanidad y, lo que es peor, es posible que vuelva a ocurrir.
El gran éxito de
esta obra puso los cimientos de la carrera de Hancock como escritor alternativo
y le permitió proseguir con la búsqueda de su civilización perdida en libros
posteriores (alguno en colaboración con Robert Bauval), poniendo un gran
énfasis en los misterios de la civilización egipcia, pero añadiendo pocas novedades a los principales argumentos ya
expuestos.
Underworld (2002), quizás marca un ligero cambio de tendencia, al focalizar su atención en el estudio de estructuras sumergidas bajo las aguas con un tono cada vez más cercano a la divulgación científica. El autor escocés nuevamente se embarcó en un itinerario personal, esta vez submarino, alrededor del mundo y exploró varias zonas concretas como la isla de Malta, las costas de la India —en especial, el golfo de Cambay— y las costas de China, Taiwan y Japón. Aquí debemos resaltar obviamente uno de sus grandes iconos, la isla de Yonaguni, donde ha estado realizando múltiples exploraciones submarinas en torno a los restos de una especie de ciudadela, que a ojos de la ciencia académica no es más que una formación natural.
En su investigación, el autor escocés destaca que todavía hay muchos restos de posibles asentamientos humanos sepultados bajo las aguas y que la arqueología subacuática ortodoxa apenas ha reconocido, estudiado o datado con precisión. Por supuesto, Hancock trata de demostrar que esos restos pertenecen a ciudades «de la gran civilización marítima» que, como en la actualidad, estaban situadas en la costa por las mismas razones estratégicas y que resultaron ser víctimas del gran diluvio (o deshielo) a finales de la última era glacial, al subir de forma espectacular el nivel de las aguas.
Y, en fin, Hancock, en su calidad de escritor que desea conectar con el público se ha diversificado en su temática alternativa y ha explorado otros terrenos como los misterios de Marte, con un libro bastante flojo en mi modesta opinión, o como las realidades multidimensionales y el mundo chamanístico en el interesante libro Supernatural (2005). Este libro tiene el mérito de proponer la tesis de que las visiones o representaciones de ciertos seres fantásticos a lo largo de la historia (desde las pinturas rupestres al fenómeno extraterrestre, pasando por el folclore sobre hadas y duendes) pueden ser fruto de experiencias en otras realidades o dimensiones cuando se entra en un estado de conciencia distinto al normal, básicamente por la acción de sustancias alucinógenas. A raíz de su interés por este tema, Hancock se ha embarcado en una cruzada en defensa de la conciencia y de la libre exploración de otras realidades fuera de nuestra percepción habitual del mundo a través de los cinco sentidos. Tal empeño le ha costado no pocas enemistades (principalmente por haberse opuesto a la guerra convencional contra las drogas), y algún episodio reciente de censura en Internet.
Por otra parte, y en colaboración con Robert Bauval, Hancock también se ha interesado por el fenómeno de la arquitectura y el urbanismo simbólico. Según Hancock y Bauval, en su obra Talismán (2004), la aplicación de determinados patrones astronómicos se ha perpetuado a lo largo de los siglos dejando claras huellas del antiguo saber de los constructores de épocas remotas (en particular, los egipcios). Esta sabiduría se habría podido transmitir gracias a las sociedades profesionales iniciáticas –como la masonería– que habrían mantenido esos patrones sagrados en sus obras. Esta obra es en un 90% pura divulgación histórica sobre la masonería, sus orígenes y su evolución, pero tiene la virtud literaria de trasladar el misterio de la antigua ciencia de los egipcios y de la tradición hermética a tiempos relativamente modernos. Así, los autores descubren al lector que el urbanismo occidental de los últimos siglos está marcado por claves astronómicas que se remontan a los tiempos faraónicos.
La página web oficial de Graham Hancock es:
www.grahamhancock.com
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